La Policía antimotines arrojó gases lacrimógenos para dispersar a los manifestantes, en el marco de las protestas antigubernamentales que iniciaron en octubre pasado.
Una nueva jornada de protestas en Irak dejó al menos siete muertos y otras 76 personas heridas tras los enfrentamientos registrados este viernes entre los manifestantes y agentes de las fuerzas de seguridad en la ciudad de Nasiriyah, provincia de Dhi Qar (sur).
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Según medios locales, la Policía antimotines arrojó gases lacrimógenos, usó cañones de humo y agua para dispersar la concentración, en el marco de la crisis que vive la nación desde octubre pasado, cuando iniciaron las protestas antigubernamentales.
Los asistentes a las jornadas reiteran su demanda por una lucha verdadera contra la corrupción, el desempleo y exigen que sean garantizados los servicios básicos para las poblaciones.
Al respecto, la Policía provincial de Dhi Qar anunció que, ante los decesos registrados en los últimos días, el comandante del organismo, Mohammed al Quraishi decidió renunciar a su cargo.
“La renuncia tuvo lugar en condena por lo ocurrido en Dhi Qar: La muerte de decenas de manifestantes por parte de fuerzas del exterior de la provincia”, refiere el comunicado oficial de la policía. Por la misma razón, el gobernador provincial, Adel al-Dukhaili, también dimitió.
Por su parte, el integrante del comité central del Partido Comunista de Irak, Salam Ali, destacó que los muertos han ascendido a más de 400. “La cifra de 350 es la información publicada por las agencias de noticias, la referencia a la información del Ministerio de Salud y los informes policiales, pero la cifra real es mucho mayor”, subrayó.