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Una de las principales consecuencias de la desertificación y la sequía es la hambruna, que afecta a más de 828 millones de personas en el planeta.

Una de las principales consecuencias de la desertificación y la sequía es la hambruna, que afecta a más de 828 millones de personas en el planeta. | Foto: EFE

Publicado 17 junio 2023



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Un 80 por ciento del suelo degradado en el mundo es resultado del exceso de actividad humana.

La sequía y la desertificación son dos de los problemas que más daños ocasionan a millones de seres humanos en todo el mundo, según datos ofrecidos por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

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Una de las principales consecuencias de la desertificación para el hombre es la hambruna, conflicto global que afecta a más de 828 millones de personas en el planeta y se estima que, con el paso de los años, si no hacemos nada para frenar el cambio climático, esa fatídica cifra podría multiplicarse.

Con la sequía y desertización que ataca a más de 100 países, se estima según Naciones Unidas que anualmente se pierden seis millones de hectáreas de tierra productiva.

Paradójicamente, el principal causante del cambio climático y, por consecuencia, de la desertificación y la sequía es el hombre.

El ser humano está viendo el resultado de la sobreexplotación de las tierras, el derroche de agua; el incremento de la temperatura del planeta, sumado a la alteración de los ciclos del agua consecuencia de las grandes emisiones de dióxido de carbono y gases de efecto invernadero, la tala indiscriminada, entre otras acciones. Los pronósticos no son alentadores.

La propia ONU reconoce que un 80 por ciento del suelo degradado en el mundo es resultado del exceso de actividad humana.

Aunque a nivel global, los Estados necesitan modificar sus políticas para mitigar los efectos del cambio climático, el cambio debe empezar por uno.

Por ello, a continuación, teleSUR les presenta algunas acciones que podemos llevar a cabo para contribuir a frenar el problema de la sequía y sus consecuencias justo cuando se conmemora el Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía.

Ahorrar agua

Lo más básico y quizá lo que menos se hace. Mientras 2.200 millones de personas viven sin acceso seguro a agua potable, otras consumen hasta 150 litros de agua diarios y como promedio, cada casa pierde más de 100 litros por fugas.

Para ahorrar ese vital líquido puede empezar por reparar grifos rotos, realizar baños y lavados más cortos, usar las lavadoras o lavavajillas con cargas completas.

 Reforestación  

Sembrar árboles es una de las formas más efectivas de recuperar suelos degradados, así como de disminuir el dióxido de carbono en la atmósfera.

Igualmente, no solo sembrar ayuda, también hay que evitar y ayudar a combatir la tala indiscriminada.

Cultivos de kilómetro cero

Apostar por alimentos procedentes de economías locales y de temporada, que no requieren ser desplazados en grandes distancias, ayuda a reducir la contaminación y combatir así el cambio climático.

Reciclar y reutilizar

El consumismo trae, entre otras graves consecuencias, la sobreexplotación. Reciclar productos en desuso reduce la explotación de los terrenos en busca de materias primas para construir nuevos productos.


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