Boletines
Opacidad
Opacidad
Señal en Vivo
Solo Audio
Pese a que tanto Rusia como Siria esperan que las tropas extranjeras no autorizadas se retiren del país árabe, luego de que culmine la guerra con Daesh, EE.UU. pretende mantener su contingente militar, con el objetivo establecer un nuevo Gobierno.
Rusia espera que todas las fuerzas militares extranjeras que permanecen en Siria sin la aprobación del Gobierno, abandonen el territorio luego de que termine la lucha contra el autodenominado Estado Islámico (Daesh en árabe), declaró este viernes el ministro ruso de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov.
"Esperamos que se retiren todas las unidades extranjeras no invitadas por las autoridades sirias o las que no tienen el mandato correspondiente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, ya que este no existe, después de que termine la guerra con Daesh", sostuvo Lavrov, durante la Conferencia Internacional Diálogos sobre el Mediterráneo, que se celebra del 30 de noviembre al 2 de diciembre en Roma.
Desde 2014, la coalición internacional liderada por Estados Unidos (EE.UU.), lleva a cabo operaciones contra Daesh en el país árabe, sin la aprobación del presidente de Siria, Bashar Al-Assad.
Rusia, por su parte, lanza bombardeos aéreos contra los terroristas en Siria a partir de 2015, tras recibir una solicitud de ayuda militar del Gobierno sirio.
Damasco ha condenado en varias ocasiones el despliegue de tropas extranjeras sin su autorización y lo ha calificado de violación de la Carta de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
La coalición internacional antiterrorista reconoció mediante un informe que sus ataques en Siria e Irak contra Daesh han provocado la muerte de al menos 801 civiles.
De acuerdo a una publicación del periódico The Washington Post, EE.UU. pretende mantener su contingente militar en Siria tras derrotar a Daesh, con el objetivo establecer un nuevo Gobierno en el norte del país árabe.
Siria vive un conflicto armado desde marzo de 2011 donde tropas gubernamentales se han enfrentado a grupos armados de la oposición y a organizaciones terroristas, dejando más de 400.000 muertos, según estimaciones del enviado especial de la ONU, Staffan de Mistura.
