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En más del 75 por ciento de los hogares sirios los niños se ven obligados a trabajar para paliar la situación de pobreza.

En más del 75 por ciento de los hogares sirios los niños se ven obligados a trabajar para paliar la situación de pobreza. | Foto: EFE

Publicado 30 noviembre 2017



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Los niños sirios llevan más de seis años sumidos en un conflicto que mantiene a 1,75 millones de infantes si escolaridad, en un país que antes de la guerra tenía una taza de escolarización superior al 95 por ciento.

El jefe de operaciones del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) en Siria, Gianluca Buono, explicó este jueves que en el país árabe la educación es "una necesidad básica" aun cuando sus ciudadanos viven en medio de la destrucción.

"La importancia del aprendizaje es muy relevante. Cuando visitas Siria, los niños y los padres te piden enseguida que abras una escuela. Vamos, te piden agua, comida y escuelas", resaltó Buono.

Foto: Unicef

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En Siria más de 2.4 millones de niños (1.7 millones en Siria y más de 730.000 en países vecinos) no asisten a la escuela, debido a que uno de cada tres centros educativos ha sido destruido, está dañado o es utilizado como refugio.

Antes del conflicto, que lleva poco más de seis años y que ha dejado solo dentro del país unos 2.4 millones de niños desplazados, Siria tenía una tasa de escolarización mayor al 95 por ciento.

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Los niños siguen siendo los más perjudicados por el conflicto y requieren una solución inmediata después de tantos años. 

En el país árabe al menos 226.000 niños vive en 11 áreas que se encuentran bajo asedio, es decir, 1,68 millones de niños está en zonas cuyo acceso a la ayuda humanitaria es limitado.

Además, de buscar mecanismo que permitan reactivar la escolaridad, la Unicef se esfuerza en recuperar sectores básicos como el agua y la salud.

Los grupos armados, auspiciados por Estados Unidos (EE.UU), han utilizado el agua como arma de guerra dañando las infraestructuras para el consumo y suministro de agua, evitando así que la población pueda acceder al producto vital.

A la situación se suma el hecho de que solo un 41 por ciento de los niños tiene acceso a la inmunización, lo que pone en riesgo la salud de millones de los niños.


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