El espacio era un mundo totalmente inexplorado por las mujeres hasta el 16 de junio de 1963.
“Aquí Gaviota, aquí Gaviota. Veo en el horizonte una raya azul: es la Tierra. ¡Qué hermosa! Todo marcha espléndidamente”. Con estas palabras la rusa Valentina Vladimírovna Tereshkova se convirtió en la primera mujer en conquistar el espacio a bordo del Vostok 6.
La valiente cosmonauta Tereshkova fue incluida junto a Tatiana Kuznetsova, Irina Soloviova, Zhanna Yérkina y Valentina Ponomariova en las fuerzas aéreas de manera oficial el 3 abril de 1962, con rango de soldado. Tras meses de intensas pruebas físicas y entrenamientos técnicos e intelectuales (formación en matemáticas, meteorología, astronomía, física, computación y navegación espacial).
Cuando el Gobierno ruso decidió poner en órbita a la primera mujer (1961) tenía claro qué debían buscar en el terreno militar, sin embargo, para la época no había mujeres pilotos en la Fuerza Aérea Soviética, por lo que se recurrió a la Sociedad de Voluntarios para la Colaboración con el Ejército, la Aviación y la Flota (Dosaaf).
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Las 400 voluntarias debían cumplir con los siguientes requisitos: tener entre 18 y 30 años, medir menos de 1.70 de estatura, pesar menos de 70 kilos, ser solteras y ser ideológicamente puras.
Tereshkova participó entre las postulaciones a cosmonauta. Buscaban a una talentosa paracaidista porque las naves Vostok no tenían dispositivo para aterrizar.
Una vez que estas naves atravesaran las capas más altas y menos densas de la atmósfera, el cosmonauta era eyectado por un dispositivo de la cápsula junto con su asiento cerca de los 10 kilómetros del suelo completado en paracaídas.
Las grandes habilidades de Tereshkova se forjaron desde niña porque deseaba volar. Este anhelo la hizo parte de un aeroclub de paracaidismo, una organización auxiliar de la Fuerza Aérea Soviética y se destacó en la actividad.
Los grandes esfuerzos de Valentina fueron clave para la historia de ese 16 de junio de 1963, una dura travesía que duró tres días y que a pesar de algunos contratiempos, fue suficiente para orbitar la Tierra 48 veces y así superar en un 50 por ciento el tiempo general sumado de todos los astronautas norteamericanos que habían circunvolado el planeta.
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La joven rusa mantuvo el cuaderno de bitácora y tomó fotografías del horizonte que luego ayudaron a descubrir los aerosoles atmosféricos.
Un logro audaz para una mujer de aquella época, sin embargo, a pesar del éxito de Valentina Tereshkova, solamente dos mujeres rusas siguieron sus pasos después de 19 años, Svetlana Savítskaya, la primera mujer cosmonauta en realizar una caminata espacial; y Elena Kondakova, que estuvo trabajando en órbita durante 169 días.
Después de regresar de su misión especial estudió en la Academia de la Fuerza Aérea de Zhukovski, donde se graduó como ingeniera espacial en 1969; ocho años después recibió el doctorado. También ha sido una fiel defensora de los derechos de la mujer, labor que la hizo merecedora del premio Simba en 1982.
Tereshkova confesó en su última aparición pública que todavía sueña con un vuelo cósmico. “¡Volaría con mucho gusto a Marte! Durante muchos años estuve interesada en todo lo que tiene relación con Marte. ¡Si pudiera llevarlo a cabo, volaría allí e incluso no regresaría!”.