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La idea se le ocurrió durante su estancia en Europa

La idea se le ocurrió durante su estancia en Europa | Foto: Tomada de Facebook-Taller Funeraria Castillo

Publicado 22 abril 2016



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Son elaborados con elementos naturales como cascarrilla de arroz, bagazo de caña de azúcar, una planta llamada fique y hasta cáscara de papa o mandioca.

Un heredero de una fábrica de féretros al Oeste de la ciudad de Cali en Colombia está diseñando “ataúdes ecológicos” que han salvado centenares de árboles y se concibe ya como un negocio de proyección internacional.

Guillermo Castillo, el emprendedor de este proyecto, explicó al portal de noticias AFP "Vienen de la tierra y en la tierra se quedan". Los féretros elaborados con cascarrilla de arroz, bagazo de caña de azúcar, una planta llamada fique y hasta cáscara de papa o mandioca.

Son biodegradables ya que solo tienen entre sus elementos una resina que no proviene directamente de la naturaleza.

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"Se innovó para bien del planeta, porque para hacer un ataúd se necesitan dos árboles y con esto no se le quita ni un árbol a la naturaleza, más bien se le beneficia", señala Castillo de 57 años, quien está al mando del Taller Funeraria Castillo, que ha pertenecido por décadas a su familia.

Esta idea de los cofres biodegradables se le ocurrió a Castillo durante su estadía en Europa, hace poco más de cuatro años, donde tuvo la oportunidad de observar como cómo los españoles hacían láminas "con residuos de olivo, sin utilizar árboles".

Al volver a Cali,inició su proyecto y se dió cuenta de que era más fácil crear moldes para verter la mezcla natural y dejarlos secar para obtener féretros de una sola pieza y fabricó los 10 primeros.

El producto que consiguió al mismo tiempo de biodegradable (pues se estima que la tierra reabsorba un ataúd en unos seis años) es hermético y resistente, expresó.

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Castillo señaló que son muchas las ventajas de elaborar estos ataúdes en contraposición a los de madera. Su empresa solo consume el 10 por ciento de energía pues el proceso es natural y además  "como no hay máquinas, no se produce ruido y tampoco hay trabajadores heridos", como ocurría al fabricar los cofres convencionales.


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