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    Es necesaria la realización de análisis de sangre para determinar si existe presencia de metales pesados, en caso de sospecha de intoxicación por estos, ya que depende del tipo de metal y la exposición que se ha tenido.

Los efectos de los metales pesados en la salud no siempre se relacionan fácilmente, ya que estos no son inmediatos, sino acumulativos.

La contaminación por metales pesados va en aumento, principalmente, debido a la actividad humana. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha alertado en varias oportunidades sobre el impacto que esto puede generar.

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Una particularidad de los metales pesados es que poseen una densidad por lo menos cinco veces mayor que la del agua. Además, no son biodegradables.

En el suelo hay elementos que se encuentran en bajas concentraciones, pero cuando las concentraciones son más altas pueden resultar tóxicas para los organismos. Entre estos elementos se encuentran los metales pesados.

Dentro de los metales pesados se encuentran los oligoelementos, que en cantidades determinadas, son necesarios para el buen funcionamiento del organismo; mientras que los metales pesados no esenciales o sin función biológica conocida, en ciertas cantidades, pueden generar disfunciones en los organismos.

¿Dónde se encuentran los metales pesados?

Ciertos metales pesados pueden hallarse más cerca de lo que se piensa. Por ejemplo, el antimonio en retardantes de llama; el arsénico en protectores de madera, matarratas; el cobalto en pinturas y barnices; el cromo en protectores de madera y muebles de cuero; el cobre en protectores de madera; el mercurio en insecticidas, fluorescentes, baterías, termómetros viejos, bombillas de bajo consumo; níquel en monedas; plomo en vidrio, espejos, barnices, pinturas viejas, tuberías viejas; entre otros.

Tal como se observa, estos elementos pueden estar presentes en los hogares, sin que las personas tengan conciencia de ello.

¿Cuáles son los efectos en la salud?

Los efectos de los metales pesados en la salud no siempre se relacionan fácilmente, ya que estos no son inmediatos, sino acumulativos.

Pueden provocar diversos síntomas como daños renales y hepáticos, trastornos del sistema nervioso, infecciones, anemia, alergias, deformaciones óseas y cáncer.

Cada metal genera síntomas de una forma particular y afecta funciones en específico.

De acuerdo con la OMS, por ejemplo, en el caso de las embarazadas, “la exposición a concentraciones elevadas de plomo puede ser causa de aborto natural, muerte fetal, parto prematuro y bajo peso al nacer”.

“Los niños pequeños son particularmente vulnerables a la intoxicación por plomo porque, según la fuente de contaminación de que se trate, llegan a absorber una cantidad de plomo entre cuatro y cinco veces mayor que los adultos”, también advierte la OMS.

¿Qué medidas se deben tomar?

Es necesaria la realización de análisis de sangre para determinar si existe presencia de metales pesados, en caso de sospecha de intoxicación por estos, ya que depende del tipo de metal y la exposición que se ha tenido.

Entre los síntomas que se presentan están las náuseas y vómitos, dolor abdominal, diarrea, dificultad para respirar, escalofríos, arritmia, hormigueo en manos y pies, así como debilidad muscular.

Cada metal tiene su forma o proceso particular de eliminarse, que de no cumplirse correctamente puede provocar un mayor daño.

Por ejemplo, si un termómetro se rompe y se derrama el mercurio, este puede ser tóxico, por ello se debe depositar en una bolsa de plástico sellada y trasladarla a un punto de recogida de residuos especiales.


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