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Sesionó en La Habana la XIV Convención Internacional sobre Medioambiente y Desarrollo del Grupo de los 77 más China. Instan a redoblar esfuerzos para proteger la casa común de la humanidad.
El debate sobre desarrollo sostenible, inclusivo y resiliente, fue el verdadero protagonista de la XIV Convención Internacional sobre Medioambiente y Desarrollo del Grupo de los 77 más China (G-77+China) que tuvo lugar en La Habana, Cuba.
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El evento fue respaldado con la presencia de unos 200 delegados de 24 países, 1.200 especialistas cubanos y la presentación de un número superior a las 800 ponencias, colmadas de experiencias científicas y prácticas, en el marco de la presidencia cubana del G-77+China, organismo de concertación política internacional.
Los debates acerca de los problemas que comprometen la existencia en el planeta, desde la óptica del cuidado y la protección del medioambiente, siguieron a la inauguración en la sede del Acuario Nacional de La Habana, encabezada por Elba Rosa Pérez, titular del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medioambiente (Citma) de Cuba, quien se refirió de forma enfática a la incidencia decisiva de la actividad humana sobre los territorios insulares por el incremento del nivel de mar y la contaminación ambiental.
Enfocada en un mayor uso de la ciencia y la innovación de manera inclusiva y equitativa, como alternativa viable para el planeta, la XIV Convención Internacional sobre Medioambiente y Desarrollo tuvo lugar en diferentes sedes habaneras, desde el 3 al 7 de julio del 2023. Desde el comienzo, se realizó con la presencia de jefes de delegaciones internacionales, ministras, ministros, relevantes autoridades de Medioambiente, la Ciencia; así como del Comandante de la Revolución cubana, Guillermo García Frías, primer campesino que se unió al Ejército Rebelde y Luis Velázquez Pérez, presidente de la Academia de Ciencias de Cuba, entre otras personalidades cubanas.
Paralelamente sesionaron en la capital cubana el XIV Congreso de Educación Ambiental para el Desarrollo Sostenible y el XIII Congreso de Áreas Protegidas, entre otros eventos programados con el concurso de investigadores, educadores, especialistas, autoridades, gestores y empresarios interesados en la sostenibilidad del planeta.
Todo lo que se haga por promover el intercambio sobre prácticas sostenibles, es una siembra de conciencia. Entre investigadores y decisores tuvo lugar esa transferencia participativa de conocimientos para el desarrollo social, lo que suscita el crecimiento económico sostenido, alienta la inclusión, la protección del medioambiente y la elevación de la calidad de vida del ser humano.
La XIV Convención Internacional sobre Medio Ambiente y Desarrollo del G-77+China, estuvo integrada por un número considerable de ministras, ministros y altas autoridades de Medioambiente, Ciencia e Innovación. Fueron de forma presencial a los múltiples eventos o accedieron vía internet.
Resalta la participación de G-77 + China surgido en 1963, cuando en Nueva York se unieron 75 países en desarrollo para negociar previamente a la Primera Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad). La declaración oficial, apareció firmada por 77 países subdesarrollados, como Declaración Conjunta de la mayor coalición del Tercer Mundo en la ONU y la más extensa de naciones del sur, el 15 de junio de 1964 en Ginebra.
Organizado por la Agencia de Medio Ambiente (AMA) del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medioambiente de Cuba (Citma), la agenda de la Convención incluyó la celebración del XIII Congreso de Áreas Protegidas, XI Congreso de Gestión Ambiental, IX Congreso sobre Manejo de Ecosistemas y Biodiversidad, VIII Congreso sobre Cambio Climático, VI Congreso de Política, Justicia y Derecho Ambiental, y II Congreso de Ciencias Geoespaciales y Riesgo de Desastres, además del V Coloquio sobre Transporte y Medioambiente.
También se realizó un Simposio dedicado a “Jóvenes con-ciencia ambiental”, con el ánimo de estimular un desarrollo sostenible. Igualmente valiosa fue la conferencia desde y para los directores de los servicios meteorológicos e hidrológicos de Iberoamérica.
El panel “Fundación Antonio Núñez Jiménez. Un siglo al servicio de la Naturaleza desde la innovación social”, expuso sobre el amplio recorrido por la vida de este investigador cubano, por más de 50 años en diferentes campos del saber. La FANJ -fundación que lleva su nombre- fue creada en 1994 por el geógrafo, escritor, explorador y político cubano, considerado el cuarto descubridor de Cuba, y está dedicada a sostener proyectos para la protección medioambiental, en relación con la cultura y la sociedad.
Muchachas y muchachos de diferentes provincias e instituciones de Cuba matizaron el Simposio de jóvenes del mundo por el desarrollo de un medioambiente sano e inclusivo. Las Brigadas Técnicas Juveniles, de la nación anfitriona, participaron con su grupo Red juvenil Ambiental de Cuba, quienes cada dos años exponen en el evento Ecojoven su trabajo a favor de la cultura medioambiental. Dígase cuidado del entorno, reforestación, saneamiento. Todos los investigadores jóvenes hacen ciencia y participan en la solución de los problemas de diferentes sectores.
Una sesión sumamente trascendente dio lugar a la disertación en varios paneles bajo el tema “Mujeres de Ciencia y Mediombiente”. Aquí tuvieron lugar las disertaciones sobre “Género, Ciencia y Medioambiente” y “Liderazgo de las mujeres en la ciencia y mujer rural, por un desarrollo próspero y sostenible”. Todas, con importantes experiencias sobre su contribución a la sociedad.
Estos eventos se realizaron al cumplirse un año de la aprobación en Cuba de La Ley del Sistema de los Recursos Naturales y el Medioambiente en la V sesión extraordinaria de la Asamblea Nacional del Poder Popular (Parlamento), en su IX legislatura.
Acordada tras un amplio proceso de consulta con la población y de los diputados a la Asamblea Nacional, la normativa actualiza conceptos para la educación ambiental y el enfoque interdisciplinario. Incluye los tratados internacionales y los principios fundamentales del derecho ambiental, a través de los cuales Cuba asume sus compromisos.
Contempla ambientes diversos como el tratamiento residual, la calidad del aire, la gestión de los sistemas boscosos, el freno a la pérdida de la diversidad biológica, la lucha contra la desertificación y la degradación de las tierras.
Como novedades, implementa la activa participación de la sociedad en la adaptación al cambio climático, la gestión de riesgos y la reducción de desastres para alcanzar el desarrollo sostenible. Una ley que busca ordenar el marco jurídico, la sostenibilidad económica-financiera, así como el estímulo a la educación y la cultura ambiental.
Al concluir la XIV Convención Internacional sobre Medioambiente y Desarrollo del Grupo del G-77+China, Maritza García García, presidenta ejecutiva del evento y de la Agencia de Medioambiente, dijo que es urgente realizar cambios en la interacción del ser humano hacia la Tierra y que la única alternativa es la construcción de sociedades más justas. Debemos basarnos en el respeto al derecho colectivo y poner los avances de la ciencia en la salvación del planeta.
El secretario ejecutivo del Corredor Biológico en el Caribe, Nicasio Viña Dávila, precisó en exclusiva a la Agencia Cubana de Noticias que se aproxima el momento de tomar acciones de manera conjunta y de crear conciencia de cuántos tesoros se pueden preservar de la destrucción inminente gracias al esfuerzo de todos. Viña Dávila apreció que en asuntos concernientes a la naturaleza, el clima y el medioambiente solo existe un camino posible: la integración.
A propósito, el vicepresidente ejecutivo del Consejo Nacional de Cambio Climático y Mecanismos de Desarrollo Limpio de República Dominicana, Maximiliano Puig, valoró que esta experiencia sitúa a Cuba como la capital mundial del debate ecológico y medioambiental.
Según British Petroleum -poderosa compañía energética del Reino Unido-, en 2019 se produjo una reducción de emisiones de dióxido de carbono (CO2), por el agotamiento de la energía fósil a partir del pico de su producción y del elevado consumo energético planetario.
Dada la actual situación, nos quedarían unas cinco décadas de disponibilidad del combustible y nos enfrentaremos a un mundo sin ello. Así, podríamos imaginar a 12.000 millones de habitantes sin transporte motorizado para sus actividades más elementales.
Mientras tanto, sin importar el perjuicio para la mayoría de la población excluida, vivimos en un universo donde los países hegemónicos libran un conflicto mundial para repartirse los restos de energía fósil. La otra alternativa podría ser preservar y distribuir las energías renovables, que hasta ahora aportan el 21,6 por ciento del consumo energético total, pero para ello deben tomar el poder las grandes mayorías de personas que producen lo necesario para la existencia.
Entonces, solamente con la agricultura sostenible la humanidad podría sobrevivir. Necesitaría un cambio radical para revertir el negocio de los cinco monopolios que hoy dominan la producción de alimentos. El sector primario agrícola de producción de alimentos debería ocupar el papel protagónico. Hasta ahora el 70 por ciento del PIB global es aportado por el sector mediador de finanzas, investigación científica, comunicaciones, entretenimiento, educación y servicios.
El difícil camino hacia la supervivencia nos plantea austeridad. Quizá la base de la alimentación humana será básicamente vegetal, porque para producir un kilo de carne son necesarios 15.000 litros de agua y 6.5 kilos de forraje.
O se podrían utilizar -según datos de 2022- los 2.113 billones de dólares que se malgastan en la carrera armamentista, a favor de salvar al planeta y a la humanidad.
La Declaración de la XIV Convención Internacional sobre Medioambiente y Desarrollo del G-77+China contiene 23 puntos. Desde aquí se exigió el cumplimiento del aporte del 0,7 por ciento del Producto Interno Bruto de los países desarrollados como Ayuda Oficial al Desarrollo.
También se demandó que la Organización de las Naciones Unidas amplíe su papel en la transferencia de ciencia, tecnología e innovación relevante para el mundo en desarrollo, dada las acuciantes disparidades existentes entre países desarrollados y en vías de desarrollo.
El texto final alerta sobre el desafío de los crecientes y devastadores efectos del cambio climático, “que pone en peligro la supervivencia de la especie humana, la biodiversidad y los ecosistemas”.
El primer ministro cubano, Manuel Marrero, instó desde el encuentro a las naciones desarrolladas a proporcionar recursos para ciencia y tecnología, “nuevos, adicionales, adecuados y predecibles en concordancia con las necesidades y prioridades de los países en desarrollo”.
El texto llamó la atención sobre los crecientes y devastadores efectos del cambio climático como uno de los desafíos globales más acuciantes, “que pone en peligro la supervivencia de la especie humana, la biodiversidad y los ecosistemas”.
Pensar en la supervivencia, la sostenibilidad y el desarrollo fue la esencia este encuentro de ambientalistas, científicos y ministros de Medioambiente, Ciencia, Tecnología e Innovación del Grupo de los 77+China, para soñar en cinco días desde La Habana un mundo mejor y posible para todos.
