¿Seguimos siendo crudodependientes? | Blog | teleSUR
17 agosto 2023
¿Seguimos siendo crudodependientes?

La economía mundial seguirá gravitando sobre la dependencia del petróleo en la próxima década dado que las energías alternativas todavía necesitan enormes subsidios como para ser viables en los países en vías de desarrollo, la práctica del fracking suscita recelos medioambientales y la inercia de los activos petroleros no permitirá que las grandes compañías abandone sus equipos e infraestructura actuales. 

¿Seguimos siendo crudodependientes?

Los principales países desarrollados cuentan con reservas estratégicas de petróleo que destinan exclusivamente para uso en situaciones críticas para garantizar el consumo interno durante un par de meses, inventarios que habrían sufrido una caída por debajo de la media de los últimos cinco años.

Según la Asociación para el Estudio del Petróleo y el Gas, (ASPO), la producción mundial de crudo convencional habría iniciado ya su declive, fenómeno que se explica por medio de los métodos de análisis del geólogo King Hubbert sobre la producción de petróleo de los Estados Unidos, método conocido como la "curva de Hubbert".

Así, la producción actual de petróleo proviene en más de un 60 por ciento de campos maduros,(que tienen más de 25 años de ser explotados de manera intensiva) por lo que las nuevas prospecciones se realizan en regiones más remotas (Ártico, Amazonas) con mayor coste productivo (120 dólares) y menor rentabilidad, amenazando en muchas ocasiones a reservas y parques naturales (Ártico, Alaska, Amazonas) y siendo el desfase entre el consumo mundial y los descubrimientos de nuevas explotaciones abismal (en una proporción de 4 a 1).

Por su parte, la Agencia Internacional de la Energía (AIE), en un informe titulado "Perspectivas mundiales de inversión en energía", advierte que será necesario invertir 48 billones de dólares hasta 2035 para cubrir las crecientes necesidades energéticas mundiales, pero el abrupto desplome del precio del crudo hasta los 50 dólares, imposibilitó a los países productores conseguir precios competitivos (rondando los 80 dólares) que permitirían la necesaria inversión en infraestructuras energéticas y búsqueda de nuevas explotaciones teniendo como efecto colateral la entrada en bancarrota de incontables empresas del shale oil de EE. UU.

El aumento de la demanda energética mundial aunado con el recorte de producción pactado entre Rusia y la OPEP y la falta de resolución del contencioso iraní han provocado un déficit diario de 1,6 millones de barriles al día en 2023 y una peligrosa "ansiedad de oferta" para incrementar los inventarios de los países, originando la escalada del crudo hasta los 90 dólares el barril y tasas de inflación desbocadas en EE. UU. y la UE que tendrán como efecto colateral el incrementos del precio del dinero por parte de los Bancos Centrales y la asfixia económica de incontables países con una Deuda Pública estratosférica.

Todo ello, podría originar una psicosis de desabastecimiento y el incremento espectacular del precio del crudo hasta los 100 dólares que tendrá su reflejo en un salvaje encarecimiento de los fletes de transporte y de los fertilizantes agrícolas, lo que aunado con inusuales sequías e inundaciones en los tradicionales graneros mundiales y la consecuente aplicación de restricciones a la exportación de commodities de dichos países para asegurar su autoabastecimiento, terminará por producir el desabastecimiento de los mercados mundiales, el incremento de los precios hasta niveles estratosféricos y la consecuente crisis alimentaria mundial.


teleSUR no se hace responsable de las opiniones emitidas en esta sección




Perfil del Bloguero
Analista económico y geopolítico, colabora habitualmente en varias publicaciones digitales e impresas españolas y latinoamericanas.
Más artículos de este bloguero



Comentarios
0
Comentarios
Nota sin comentarios.