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Milei no es libertario, ni lo será nunca. Aquí reside su gran engaño a toda la sociedad, su estafa forma parte, claramente, de una larga historia de fabricación de una verdad alternativa a partir del uso del recurso de la mentira que utiliza el pos fascismo para distorsionar toda lógica.

Milei no es libertario, ni lo será nunca. Aquí reside su gran engaño a toda la sociedad, su estafa forma parte, claramente, de una larga historia de fabricación de una verdad alternativa a partir del uso del recurso de la mentira que utiliza el pos fascismo para distorsionar toda lógica. | Foto: EFE/Archivo

Publicado 13 enero 2024



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El libertarismo es antes que nada un producto made in USA y tiene dos principios articuladores, utopía y mercado, la mismas que profesa Javier Milei en una tierra cultural, política e institucional muy distinta.

Libertad, expresión soñada, anhelada, batallada, conquistada, perdida y vuelta a conquistar. Son experiencias que narran historias de pueblos, en las que hombres y mujeres, aun hoy, con errores y aciertos, con más o menos claridad sobre ella, siguen siendo capaces de ir detrás de las promesas de la libertad, sueños siempre colectivos que han permitido ampliar las libertades.

¿Se acuerdan del tríptico de “Libertad, Igualdad y Fraternidad” de la Revolución Francesa? El entusiasmo por ¡viva la libertad! de campesinos y negros en pos de alcanzar la  igualdad social en tensa confrontación con el monarca déspota que ejercía el poder sin límites legales, no tuvo su concreción inmediata en la histórica revolución. El espíritu de aquellos que montaron la ilusión libertaria ya tenía la firme decisión de marginar a la fraternidad, de no incorporarla como ideal político, el proyecto en mente consistía en que tanto la libertad como la igualdad no fuesen para todos. 

Desde entonces, el antecedente de ilusionar y manipular desde el grito de ¡viva la libertad! comenzó a ser la gran estrategia seductora para las estafas electorales ¿cómo se explica? anulando la fraternidad política dentro de los programas políticos y sociales se garantiza que los derechos y los beneficios no sean universales, sino tan solo para unos pocos, sin fraternidad política no hay un sentido ético político de alteridad ¿Cómo se convence a una sociedad? Simple y sencillo: de cara a la sociedad hay que evocar enérgicamente al liberalismo, posicionarse desde ahí y construir todos los enemigos míticos, reales y ficticios necesarios en el imaginario social.

Una vez realizada esa primera etapa pedagógica política, el camino queda allanado para inocular la gran estafa ¿de qué estamos hablando? En sus laboratorios experimentales recogieron de la antropología moral del liberalismo el eje que se centra en el individuo, para fusionarla con la matriz más pura del conservadurismo, es decir con la concepción de vivir en una sociedad jerárquica y desigual, a la que paradójicamente combatió el verdadero liberalismo. De esa combinación se creó la fórmula ilusoria del devenir de un nuevo sujeto, “estéticamente mejor”, “individualista”, “gente de bien” que debía aprender a odiar o potenciar su odio a sus enemigos bajo el grito sagrado ¡viva la libertad carajo!

Milei no es libertario, ni lo será nunca. Aquí reside su gran engaño a toda la sociedad, su estafa forma parte, claramente, de una larga historia de fabricación de una verdad alternativa a partir del uso del recurso de la mentira que utiliza el pos fascismo para distorsionar toda lógica ¿entonces, qué es Javier Milei? El periódico británico The Guardian señaló recientemente en su editorial que dentro de su gobierno “hay elementos del fascismo” “y elementos que reflejan la historia de la dictadura argentina”. 

La experiencia de la filosofía política libertaria como movimiento tuvo en sus orígenes que competir con el anarquismo, ambos se encontraron en una lucha abierta para ver quién de los dos se quedaba con el sentido de libertario, es decir de libertad absoluta ¿se acuerdan del anarquismo puro de “incendiar el Banco Central”? Fue tan precario y anti estético el libreto del seudo libertario Javier Milei en plena campaña electoral que ni siquiera superó el puro anarquismo, naufraga en un anarco capitalismo, para dejar a la vista lo único claro y evidente que quien gobierna es Mauricio Macri, he aquí la mayor y cruel estafa a su electorado.

Milei sigue tosca y agresivamente en campaña, un solitario anárquico que no condice ni en lo más mínimo con los orígenes de esta filosofía libertaria política que estaba alejada de toda violencia ¿qué es entonces real en el gobierno del actual presidente? Dos cosas: por un lado su vestuario, su cotillón, sus fantasías de sueño americano y eslóganes de la Casa Blanca, y por otro lado la economía del país en manos de Federico Sturzenegger, el ex titular del Banco Central de la era Macri y exintegrante del equipo de Domingo Cavallo en el gobierno de Fernando de la Rúa, ambos gobiernos marcados por el fracaso, descontento y estallido social. 

El libertarismo es antes que nada un producto made in USA y tiene dos principios articuladores, utopía y mercado, la mismas que profesa Javier Milei en una tierra cultural, política e institucional muy distinta. El espíritu anti estatista de esta filosofía política fue consustancial a la configuración política de los Estados Unidos con la premisa clave que una nación se construye de abajo hacia arriba, es decir desde un individuo soberano que ejerce la sospecha sistemática sobre el Estado, algo que constantemente Milei balbuceó en toda la campaña electoral intentando desterrar por completo la realidad cultural argentina, absolutamente opuesta a la importación que él pretende, pues hablamos de una sociedad local que se concibe como un sujeto colectivo, marcada por las organizaciones y movimientos sociales, culturales, políticos y religiosos en su larga historia política ¿hay que revisarlos, reconfigurarlos?- por supuesto que sí- ¿desterrarlos? una empresa casi imposible, lo está viviendo el cogobierno (Milei-Macri) en carne propia con cacerolazo, marchas y movilizaciones en todo el territorio nacional.

Esta idea de “gobierno pequeño” que solamente debe ocuparse de cuidar la soberanía individual, protegiendo la vida, la libertad y la propiedad de los ciudadanos, es la experiencia made in USA libertaria que Milei intenta instalar, entusiasmar y emocionar desde un sueño americano, que al menos nos llevaría más de 100 años para su implementación, mientras tanto el desencanto social se acelera. Esta importación sostenida desde su seudo filosofía libertaria es el gran distractivo para que el ex presidente Mauricio Macri ponga en marcha su “segundo tiempo” de ajuste, devaluación y desregulación de la economía, lo único objetivo y real hasta el momento, tan real como el cargo de Gerente General de esta empresa que ostenta Milei, condición que no le ofende porque condice con su idea de “gobierno pequeño”. 

Si el libertarismo made in USA condenaba los privilegios, nada de ello ocurrió con la exterminación de la “casta política” y de todo privilegio proclamado a los cuatro vientos por el hoy presidente argentino. Entonces ¿Qué es Javier Milei? Representa al nuevo populismo que con astucia pudo hablar con eficacia en nombre del pueblo, al menos para recoger sus emociones. La crisis financiera que continúa en el mundo, como la crisis de fe en la democracia, con las ciudadanías cada vez más desilusionadas con los políticos convencionales, deja el claro escenario del populismo que ya no es una expresión aislada o exclusiva de algún sector, es un pilar de la política contemporánea, y más allá de sus diferentes manifestaciones, su base es siempre la división clásica entre el pueblo y la élite (casta); de ahí en adelante, si hay o no voluntad por un nuevo contrato social, intención en dónde poner la balanza de prioridades y a favor de quiénes están, es otra cuestión que se dilucidará entre ¡Viva la libertad carajo, o la libertad al carajo!


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