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    Recordar a Alejandrina, a Ricardo y a Juan Ramón por sus sueños y sus ideales es el mejor homenaje antes que recordarlos por su desaparición.

“Honrando el legado de sus antecesores representados por el Grupo “Los Gaitétricos”, “Los Supercrema” y el Grupo “Pan”, portadores de un especial linaje musical, el Grupo Folklórico y Experimental Madera (GFEM) se remite a una agrupación colmada de deseos, aspiraciones y esperanzas acumuladas en el corazón del barrio.

Cofundadora de la legendaria agrupación venezolana surgida en San Agustín, Caracas, Nelly Ramos Tovar, psicóloga, investigadora, coreógrafa y música hace una valoración del tránsito vital del Folklórico y Experimental Madera, con elementos incluso inéditos muy valiosos en la historia del grupo y de sus aportes a la cultura venezolana, en crónica y reflexiones plenas de gratitud.

El comienzo

“Honrando el legado de sus antecesores representados por el Grupo “Los Gaitétricos”, “Los Supercrema” y el Grupo “Pan”, portadores de un especial linaje musical, el Grupo Folklórico y Experimental Madera (GFEM) se remite a una agrupación colmada de deseos, aspiraciones y esperanzas acumuladas en el corazón del barrio, como así lo dijo Alejandrina Ramos, fraguadas “…en el sentir de la gente, en lo que hace y lo que siente”, ingredientes, para hacer del canto, la música y el baile un medio concientizador, acompasado con una década como la de los 70, culturalmente revestida de un torbellino de aconteceres, planteamientos, expresiones e inquietudes, y una consabida realidad política y socioeconómica.

“El canto debe llevar/ las tristezas y alegrías /con sus tonos de armonía / su texto has de matizar/ haciendo vibrar el alma/ produciéndonos la calma/ haciéndonos despertar”. (Alejandrina Ramos: Mi cantar)

Para Ricardo Quintero y Juan Ramón Castro ese conglomerado referido por Alejandrina, fue asumido como los “Compañeros de cantos y labores”, Compañeros de la libertad. “En el campo donde dejan su vida, su presente y su futuro está.

No abandones la tierra compañero/ que la historia te lo agradecerá/ tu machete y tu dignidad bajo el yugo nunca estarán/ si tú luchas por pan, trabajo y tierra”.

Compañeros, Madera en vivo

 

Recordar a Alejandrina, a Ricardo y a Juan Ramón por sus sueños y sus ideales es el mejor homenaje antes que recordarlos por su desaparición.

Las iniciativas

Al consultarle acerca precisamente de la génesis, de los primeros pasos, Nelly Ramos expone el mundo de las iniciativas. “Estas fueron un elemento constante en la dinámica del GFEM. Juan Ramón Castro, bongosero de la Orquesta “La Crítica” fue de la idea de demostrar que la parroquia San Agustín sí tenía con qué y mejor la manera de demostrarlo fue apelando al calificativo

“Madera”, adjudicándolo al naciente grupo.

Filiberto “Fili” Guzmán, artista plástico y escritor, sugirió a dicho nombre la adhesión de “Folklórico y Experimental” por aquello de cómo surgían y se construían las expresiones que conformaban el repertorio. Ricardo Quintero, experimentado cantante, guitarrista y compositor, e integrante del Trabuco Venezolano, no tocaba el Tres cubano pero su interés por acompañar los sones interpretados por el grupo, lo condujo a aprender en tiempo récord su ejecución. Felipe Rengifo, percusionista, bajista y cantante integrante de “Ofrenda” de Vitas Brenner y el Trabuco Venezolano no paraba de producir ideas y preparar temas para el repertorio. Su casa fue aposento para montar voces, ensayar temas y principalmente el lugar de donde surgió el mayor repertorio del grupo. Jesús”Chú” Quintero, músico polifacético ejecutante del bajo, guitarra, cuatro, conga, bongó e integrante de “Ofrenda” de Vitas Brenner y el Trabuco Venezolano, conjuntamente con el Pavo Frank Hernández, se fue a Cuba a investigar sobre el complejo de los tambores Batá. Allí recibieron las orientaciones en cuanto a formas y medidas, utilizadas posteriormente por el artesano Carlos Gutiérrez para construir los tambores Batá utilizados por el grupo. Valga decir que a esta iniciativa se le abrogó el mérito de haber sido la primera agrupación que introdujo los tambores Batá en el ambiente musical venezolano. En otro orden de ideas, Diego Silva Silva, músico de reconocida trayectoria, Ricardo Quintero y Juan Ramón Castro, echaban lápiz para dar los toques finales a “Compañeros”. Los bailarines por su parte, apoyándose en sus habilidades personales, hacían de las suyas para acordar las coreografías y analizar las posibilidades de vestuarios cuyas compras o elaboración eran gestionadas por Juan Ramón”.

Canto al Mañana

 

El despegue

Continúa Nelly Ramos describiendo lo que sería el despegue del “Madera”. “Después de formalizar los diversos avatares, devenidos en ideas, formas de pensar, habilidades y capacidades, a finales del año 1977 surge el primer formato del grupo integrado por Felipe Rengifo, Jesús Chú Quintero y Juan Ramón Castro en la percusión, Carlos Daniel Palacios y Ricardo Quintero en las voces, Nelly Ramos, Alejandrina Ramos, Tibisay Ramos, Angel Silvera, José Rivero y Alfredo Sanoja en la sesión de bailes. El trabajo artístico estuvo estructurado con base en un repertorio limitado en el que se destacó la interpretación de cantos y bailes de Barlovento y el Guaguancó callejero. No obstante, al calor de lo exhibido en las apariciones públicas, comentó el periodista Angel Méndez a través de la Revista Swing Latino “El pasado mes de noviembre surgió en Marín (populosa barriada de San Agustín del Sur) un grupo con todos los hierros, bravo de verdad, pura Madera. Hasta los momentos no ha sonado, pero, según lo observado por nosotros, va a causar furor entre los amantes de la música latina” (Revista Swing Latino. Un grupo con “Madera” Enero 1978. Año 1,Nª 4, p.13).

En el año 1978, avanzando en la rutina del grupo se van sumando nuevos integrantes, pero también de breve permanencia por razones personales, tales fueron los casos de Aleida Hernández, Eva Martínez, Manuel Rodríguez “Vicentico” y en otro momento Felipe Blanco. El repertorio se fue enriqueciendo con otras puestas en escena, sin dejar de reconocer que el carácter incipiente del grupo exigía hurgar y profundizar sobre aspectos conceptuales en favor de nutrir la actividad práctica, entendida la necesidad de madurar el trabajo.

Esta opinión fue una tónica en la que se avanzó con la incorporación de otros integrantes, entre ellos: Cecilia Becerrit, Marcela González, Miriam Orta, Faride Mijares, Mirna Isturiz, Héctor Romero “Pichón”, Luis Orta, Ricardo Orta, Lesvy Hernández, y adicionando nuevas ideas al repertorio.

Parte importante de la actividad del GFEM, transcurrió al calor de hechos y acontecimientos socio políticos persistentes en la esfera nacional e internacional acompañando con el canto las diversas luchas y actividades promovidas por distintos sectores de la sociedad venezolana. Al calor de esos cantos, esas luchas y actividades, despegamos”.

Las aspiraciones

Necesario era el mundo del disco para poder llegar a la radio, fundamentalmente. Nelly lo refleja así: “Trabajar sobre la idea de una producción musical se convirtió en un firme propósito necesario de ser materializado. Juan Ramón Castro se colocó al frente de las gestiones ante la disquera Top Hits, (TH). Los obstáculos y limitaciones hicieron parte del proceso. Para la disquera, la música del grupo no era comercial, el repertorio no era convincente, eso no vendía, había que modificar letras y hasta recortar algunos temas debido a su extensión. Pero se hizo el disco. También en el segundo período del año 1978, el cineasta ya fallecido Jacobo Penzo, inició los primeros contactos para abordar una aproximación a la dimensión cultural del barrio “Marín” de la parroquia San Agustín y su cualidad como cantera de músicos. Tal propósito lo concreta en el año 1979 a través del documental “El barrio de la salsa”. El GFEM contribuyó como apoyo conceptual para el trabajo cinematográfico, al margen del trabajo que pacientemente llevó a cabo con su equipo. Penzo realizó visitas cada vez más frecuentes, preguntó, entrevistó y estableció unas relaciones cada vez más estrechas. Como resultado, lo que pareció ser un film sobre la música popular caraqueña, terminó siendo un documental sobre un barrio que se expresa a través de su música. “A ver como los muchachos se afincan” expresión utilizada por quien continua siendo una importante e inolvidable referencia en el barrió Marín: Jesús “Totoño” Blanco, para invitar a los hermanos Orta (Neni, Cron cron y Alexander) a mostrar sus habilidades en la ejecución de la tumbadora, le dio luces a Jacobo Penzo para sustituir el título “El barrio de la Salsa” por el de “El Afinque de Marín”, nombre que después adquirió el naciente movimiento cultural para identificarse de la misma manera e igualmente el espacio físico ubicado detrás del Teatro Alameda convertido a través de los años, en receptor de múltiples encuentros culturales y musicales”.

Son de Madera. Tania

 

Los medios

“A medida que el trabajo del GFEM se fue dando a conocer, el apoyo y proyección mediática fue un soporte que contribuyó decisivamente en la difusión del trabajo con periodistas como Efraín Corona, Jessie Caballero, Ángel Méndez, Alfonso Molina y Gregorio Montiel Cupello, entre otros. Y justo es decir que Lil Rodríguez también.

Los que nunca faltaron son los responsables de que el grupo conservara una importante memoria visual. Gracias a su acompañamiento y al trabajo realizado ha sido posible narrar hechos y mostrar a los personajes que integraron esta historia. Estos no son otros más que los fotógrafos como Juan José González, Oswaldo Silva, Víctor Levisón, Orlando Ugueto, Iván Muñoz, Víctor Díaz Mireles, Manuel Reina Leal, Antonio el Pelón Marrero y quien realizó las últimas tomas en el mes de julio de 1980, Raúl González. Algunos ya no están entre nosotros”.

Los incondicionales

Nelly Ramos también se refirió a “Los incondicionales”. “Son todas esas personas que pese a la distancia marcada por el largo tiempo transcurrido, la fidelidad de su afecto y sentimientos de amor y solidaridad se han mantenido apegados a la esencia

del GFEM o como lo describió Antonio Machuca al “Madera de raíz”. Mención especial a Orlando Castillo “Watussi” amigo de todos, recurrente afectivo y sentimental a una historia y su siempre recordado homenaje a través de “Ahí estaré (1982).

Canto al Madera. Mauricio Silvia

 

Mauricio Silva, quien año tras año (independientemente del lugar donde se encuentre) ha cumplido con rendir su tributo, como inmediatamente lo materializó con la Orquesta Anabacoa con “Canto al Madera” (1980) así como también el estupendo trabajo realizado en el año 2020 “A 40 años de la tragedia, el Grupo Madera original sigue vivo”.

“Hoy emana el regocijo de lo vivido a través de un recorrido corto pero muy extenso, enriquecido de pensamientos, ideas, historias, satisfacciones, aprendizajes, pero sobre todo con el valor de haber llegado al corazón de la gente con humildad y transparencia. En fin, un legado conductor que vivirá eternamente en nuestro ser porque el río no se lo llevó: Ricardo Orta, Lesvy Hernández, Luis Orta, Alfredo Sanoja, Nilda, Tibisay y Alejandrina Ramos, Juan Ramón Castro, Ricardo y Jesús “Chú” Quintero, cómo hacemos? Ustedes vivirán por siempre”.

Que así sea.

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