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    La combinación de las legumbres con alimentos que contienen vitamina C potencia su contenido de hierro, convirtiéndolas en un alimento poderoso para mejorar los depósitos de este mineral, especialmente beneficioso para niños y mujeres embarazadas y/o lactantes.

Es necesario realizar investigaciones que impulsen mayores rendimientos y mejoren las condiciones de vida de los productores de legumbres a nivel mundial.

El Día Mundial de las Legumbres, celebrado en febrero de este año, brindó la oportunidad de generar conciencia sobre los beneficios nutricionales de las legumbres y su papel fundamental en los sistemas alimentarios sostenibles, contribuyendo así a la construcción de un mundo libre de hambre.

En esta edición, la campaña #WorldPulsesDay se enfocó en destacar la importancia de los beneficios que las legumbres aportan a los sistemas agroalimentarios y al medio ambiente, promoviendo el lema "Legumbres para un futuro sostenible".

Las legumbres no solo son valiosas desde el punto de vista nutricional, sino que también representan oportunidades económicas, sociales y ambientales para los sistemas agroalimentarios sostenibles. Según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, entre 1998 y 2018, la producción mundial de legumbres experimentó un impresionante aumento del 63 por ciento, alcanzando un incremento de 36 millones de toneladas métricas.

A pesar de estos avances, es necesario realizar investigaciones que impulsen mayores rendimientos y mejoren las condiciones de vida de los productores de legumbres a nivel mundial. Asimismo, es esencial fomentar el consumo de estos valiosos granos en las dietas cotidianas para aprovechar al máximo sus beneficios.

Beneficios nutricionales de las legumbres

Desde el punto de vista nutricional, las legumbres, en conjunto con las frutas y las verduras, constituyen las principales fuentes de diversidad en la mayoría de las dietas. Estas diminutas semillas son notables por su riqueza en vitaminas del complejo B, hierro y ácido fólico. La combinación de las legumbres con alimentos que contienen vitamina C potencia su contenido de hierro, convirtiéndolas en un alimento poderoso para mejorar los depósitos de este mineral, especialmente beneficioso para niños y mujeres embarazadas y/o lactantes.

La elevada cantidad de fibra presente en las legumbres las hace idóneas para prevenir y tratar enfermedades no transmisibles como la diabetes, el sobrepeso y la obesidad. Además, las legumbres son una valiosa fuente de proteínas, las cuales, cuando se combinan con las presentes en los cereales, como el arroz con frijol bayo, resultan en proteínas de alto valor nutricional. Estas combinaciones también se utilizan en tratamientos para la rehabilitación de niños desnutridos.

Las legumbres, al contener múltiples nutrientes y ser ricas en proteínas, se perfilan como una fuente ideal de este componente, especialmente en regiones donde el acceso a carne y lácteos puede ser limitado, ya sea por razones físicas o económicas. Además, las legumbres son bajas en grasa y ricas en fibra, lo que contribuye a reducir el colesterol y mantener el control del azúcar en la sangre. Dadas estas propiedades, las organizaciones de salud recomiendan su consumo como medida preventiva contra enfermedades no transmisibles como la diabetes y las enfermedades cardíacas, y se ha demostrado que también son beneficiosas en la lucha contra la obesidad.

En términos de seguridad alimentaria, las legumbres se destacan como un cultivo altamente beneficioso para los agricultores, ya que pueden venderse y consumirse, contribuyendo así a mantener la seguridad alimentaria en sus hogares y proporcionando estabilidad económica.

Las legumbres, en conjunto con las frutas y las verduras, desempeñan un papel fundamental como fuentes primarias de diversidad en la mayoría de las dietas. Estas diminutas semillas son abundantes en vitaminas del complejo B, hierro y ácido fólico. Su elevado contenido de hierro se potencia cuando se combinan con alimentos ricos en vitamina C, convirtiendo a las legumbres en un alimento potente para mejorar los niveles de hierro, especialmente en niños y mujeres embarazadas y/o lactantes.

Debido a su alto contenido en fibra, las legumbres son adecuadas para prevenir y tratar enfermedades no transmisibles, como la diabetes, el sobrepeso y la obesidad. Además, las legumbres desempeñan un papel crucial como proveedoras de proteínas, las cuales, al combinarse con las presentes en los cereales, como en el caso del frijol bayo con arroz, resultan en proteínas de alto valor nutricional. Estas combinaciones se utilizan incluso en tratamientos destinados a la rehabilitación de niños desnutridos.

Las legumbres, al contener una abundancia de nutrientes y ser ricas en proteínas, se presentan como una fuente ideal de este componente, especialmente en regiones donde el acceso a carne y lácteos puede ser limitado, ya sea por cuestiones físicas o económicas. Además, las legumbres son bajas en grasa y ricas en fibra, lo que contribuye a reducir el colesterol y a mantener controlado el nivel de azúcar en la sangre. Debido a estas cualidades, las organizaciones de salud recomiendan su consumo para combatir enfermedades no transmisibles, como la diabetes y las enfermedades cardíacas, y se ha comprobado que las legumbres también son beneficiosas en la lucha contra la obesidad.

Desde el punto de vista de la seguridad alimentaria, las legumbres se destacan como un cultivo sumamente beneficioso para los agricultores, ya que pueden venderlas y consumirlas, contribuyendo así a mantener la seguridad alimentaria en sus hogares y proporcionando estabilidad económica.

Contribución en la lucha contra el cambio climático

Las legumbres se presentan como aliadas fundamentales en la lucha contra el cambio climático, estableciendo una conexión intrínseca entre la producción de alimentos, la seguridad alimentaria y este fenómeno global. La introducción de legumbres en los cultivos podría ser la clave para fortalecer la resiliencia ante el cambio climático, ya que poseen la capacidad única de fijar el nitrógeno atmosférico y transferirlo al suelo, reduciendo así la necesidad de utilizar fertilizantes sintéticos.

La expresión popular "comemos petróleo" refleja la esencial dependencia de este recurso en la producción de fertilizantes sintéticos utilizados en el cultivo de alimentos. Estos fertilizantes no solo liberan gases de efecto invernadero durante su fabricación y aplicación, sino que su uso excesivo resulta perjudicial para el medio ambiente. En este contexto, las legumbres emergen como agentes de cambio al fijar nitrógeno atmosférico en el suelo, mejorando la fertilidad de la tierra y, por ende, incrementando la productividad de los cultivos.

El cultivo intercalado y de cobertura con legumbres ofrece a los agricultores una estrategia para fomentar la biodiversidad agrícola y del suelo, al mismo tiempo que actúa como un mecanismo natural para controlar plagas y enfermedades perjudiciales. Además de estos beneficios, las legumbres contribuyen directamente a la mitigación del cambio climático al reducir la dependencia de los fertilizantes sintéticos, disminuyendo así las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas con su producción y uso excesivo.

Conservación de los suelos y la biodiversidad

En una relación simbiótica con ciertos tipos de bacterias, las leguminosas exhiben la notable capacidad de transformar el nitrógeno atmosférico en compuestos nitrogenados, los cuales son esenciales para el crecimiento de las plantas y mejoran la fertilidad del suelo. Algunas variedades de legumbres poseen la facultad adicional de liberar fósforo en el suelo, un elemento crucial para la nutrición de las plantas.

La calidad del suelo desempeña un papel fundamental en la seguridad alimentaria y nutricional, y las legumbres desempeñan un papel clave en el mantenimiento o aumento tanto de la biomasa como de la actividad microbiana en los suelos. Estas contribuciones son vitales para promover y preservar la salud de los suelos, lo que, a su vez, sustenta la base de la seguridad alimentaria y nutricional.

Impacto en la economía

Las legumbres no solo demuestran que es posible seguir dietas saludables, sino que también evidencian su accesibilidad. Estos granos comestibles no solo aportan beneficios nutricionales, sino que también fortalecen las economías locales al generar empleo, especialmente para mujeres y jóvenes en comunidades rurales agrícolas. Esta contribución no solo crea oportunidades de subsistencia, sino que también fomenta la equidad, aspecto esencial para la sostenibilidad de los sistemas agroalimentarios debido a la elevada demanda de estos productos.

Además, las leguminosas desempeñan un papel clave en la mejora del costo de los alimentos al enriquecer el suelo con nitrógeno orgánico. Este proceso reduce la dependencia de fertilizantes sintéticos, los cuales son costosos y están vinculados al precio del petróleo y a la volatilidad del mercado. La contribución de las leguminosas no solo se traduce en dietas más saludables y sostenibles, sino que también influye positivamente en la economía y en la estabilidad de los sistemas agroalimentarios.

Legumbres en Venezuela

Las legumbres ocupan un lugar destacado en la identidad cultural y gastronómica de los venezolanos. Variedades como las caraotas negras, frijol y quinchoncho son protagonistas en platos nacionales irresistibles, como el pabellón y el palo a pique.

Las familias campesinas de Venezuela que siguen cultivando estas legumbres lo hacen no solo por su potencial para mejorar los ingresos, sino también porque representan una fuente económica y esencial de proteínas. Las legumbres, caracterizadas por un rápido crecimiento y una alta resistencia a la sequía, desempeñan un papel crucial en la preservación de la salud del suelo y en el bienestar de las personas.

En colaboración con el Ministerio del Poder Popular para la Agricultura Productiva y Tierras y con el respaldo financiero de la Unión Europea, la FAO en Venezuela está comprometida en proyectos que fortalecen las capacidades técnicas y productivas relacionadas con leguminosas como la caraota y el frijol en nueve estados del país. Estos proyectos incluyen la obtención y multiplicación de semillas locales y autóctonas de calidad, la creación de bancos locales de semillas y escuelas de campo que desarrollan parcelas demostrativas para evaluar, seleccionar y mejorar genéticamente la caraota y el frijol.

El objetivo es proporcionar a los agricultores y agricultoras los conocimientos técnicos necesarios para la producción sostenible de estos cultivos, contribuyendo así a los requerimientos del consumo nacional. Este esfuerzo se lleva a cabo mediante alianzas estratégicas con instituciones públicas, académicas y organizaciones de productores.

Las legumbres desempeñan un papel transformador en los sistemas agroalimentarios, fomentando su resiliencia, sostenibilidad y eficacia. Además, su consumo promueve dietas saludables y mejora la seguridad alimentaria de la población. En resumen, las legumbres son beneficiosas tanto para la salud como para el planeta.


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