“Hemos pasado de la era del calentamiento global a la de la ebullición global”, la cruda verdad que la ONU ha pronunciado sobre las últimas temperaturas.
El secretario general de la Organización de Naciones Unidas (ONU), Antonio Guterres, ante la prensa de Nueva York, emitió un discurso aterrador en el que aprovechó para hacer un llamado y tomar acciones climáticas inmediatas, definiendo la era actual como la de ebullición global.
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En principio, quizá muchos creyeron que las declaraciones del secretario eran optimistas y alentadoras, pues afirmó: “La era del calentamiento global ha terminado”, pero las ilusiones decayeron cuando seguidamente afirmó: “Ha llegado la era de la ebullición global”.
Unos días más tarde, la Organización Meteorológica Mundial y el Servicio de Cambio Climático Copernicus, de la Unión Europea, ratificaron que julio fue el mes más caliente, desde que se tienen registros de temperatura.
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Lo más angustiante es que las declaraciones de los entes no se refieren a predicciones sobre el futuro, sino a las verdades que acaecen en un presente que luce desolador para toda la humanidad.
Si la ebullición no es frenada, o revertida, el impacto será cada vez más devastador, irreversible y caótico, pero, inclusive, si se pudiese contener, pasarían muchos años para que sus peores efectos se dejen de sentir.
Los datos que aportó Copernicus señalan que la temperatura promedio mundial del pasado mes de julio fue de 16,94 grados Celsius (°C), 0,33, sobre el récord anterior registrado en el año 2019.
A esto, se suma que la capa de hielo de la Antártida ha alcanzado su nivel más bajo desde que comenzaron las observaciones a nivel satelital en 1979. De igual modo, la del Ártico está en su menor nivel, en toda la historia.
Aunque los datos parecen simples números, la verdad es que las consecuencias son dramáticas y reales. A consecuencia del calor y la sequía, más de 900 incendios forestales acabaron con decenas de miles de hectáreas en Canadá, en el mes de julio, generando una terrible contaminación atmosférica, especialmente en Estados Unidos.
La #CrisisClimática es también una crisis del agua ������.
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Si mejoramos la gestión, conservación y protección de este recurso, podemos mejorar la vida de la mitad de la población mundial, que sufre una grave escasez de agua al menos un mes al año.
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Recientemente, países como España, Portugal, Francia, el sur de Italia, Argelia y Grecia han sufrido fenómenos parecidos, con temperaturas abrasadoras. De hecho, en Grecia, las evacuaciones han sido urgentes y masivas.
Aunado a ello, Guterres indicó que los efectos de las temperaturas récords tienen un impacto negativo en la salud de las personas, el medioambiente y, por supuesto, en las economías.
Guterres aseveró: “La única sorpresa es la velocidad del cambio. El cambio climático está aquí. Es aterrador. Y apenas es el comienzo. La era del calentamiento global ha terminado. La era de la ebullición global ha llegado”.
Es responsabilidad de los humanos contribuir para que las temperaturas no sigan en aumento. Los expertos sostienen que los impulsores principales de estas temperaturas son las emisiones antropogénicas, es decir, las que generan los seres humanos.
Guterres también añadió que: “El aire es irrespirable. El calor es insoportable. Y el nivel de ganancia de los combustibles fósiles y la inacción climática es inaceptable”, añadiendo que “las consecuencias son claras y trágicas: niños arrastrados por las lluvias monzónicas, familias que huyen de las llamadas, trabajadores que se desploman bajo el calor abrasador… Y es solo el comienzo”.
Por ende, Guterres pidió el cumplimiento de planes creíbles para salir del carbón, en el 2030. Además, aconsejó la construcción de barreras contra las inundaciones o el diseño de ciudades que puedan hacer frente a los calores extremos.