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    Chile se encuentra atravesando un proceso histórico en el que debe enfrentarse a ciertos aspectos sobre su modelo económico, su gobernanza y su contrato social.

El marco político en el que se halla inmerso el país no es suficiente para que siga creciendo la productividad y dar forma a un mejor mercado laboral.

Respecto a la situación económica de Chile, mucho se ha dicho que el país conforma una de las economías de más rápido crecimiento en América Latina, lo cual le ha permitido reducir la pobreza. Sin embargo, según datos del Banco Mundial, más de 30 por ciento de la población se encuentra económicamente vulnerable y con una notoria desigualdad de ingresos.

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Muchos fueron testigos de cómo, en medio de la pandemia, las monedas de muchos países latinoamericanos se depreciaron con relación al dólar, pero, Chile, gracias a las exportaciones de cobre, logró impulsar el valor del peso chileno.

No obstante, en las vísceras del país muchos relatan la cruenta realidad que viven, debido a que la precariedad y la desigualdad ha ido creciendo paulatinamente, tanto que a finales de 2019 esta situación llevó a que millones de ciudadanos chilenos estallaran en protestas y marcaran un futuro que luce incierto.

Chile ante un proceso histórico

Ahora, Chile se encuentra atravesando un proceso histórico en el que debe enfrentarse a ciertos aspectos sobre su modelo económico, su gobernanza y su contrato social.

Pues, a pesar de haber logrado reducir la pobreza por un tiempo y haber alcanzado un progreso económico, el marco político en el que se halla inmerso el país no es suficiente para que siga creciendo la productividad y dar forma a un mejor mercado laboral.

Al contrario, la desigualdad se agudiza y si algo quedó en evidencia con las protestas de 2019 y 2020 fue que el sistema socioeconómico era bastante vulnerable, motivo por el cual los manifestantes exigieron un cambio en la dirección social y política del país.

Al día de hoy, la productividad y el crecimiento de Chile se encuentra estancado, y esto ha sido un hecho que ha despertado la inquietud de muchos, ya que su abordaje implica el análisis sobre el tipo de reformas que la nación necesita.

Economía en desplome

En el contexto de la pandemia, la economía de Chile se ha desplomado hasta el extremo de vivir la peor recesión en décadas.

Para el 2020, el PIB se contrajo en un 6, 0 por ciento, debido a un relajamiento de las medidas de confinamiento, lo cual permitió una recuperación parcial. Sin embargo, la situación económica de Chile previa a las elecciones es que millones de empleos se han perdido y dicha situación ha afectado en mayor porcentaje a los trabajadores del comercio y a las mujeres.

Respecto a la hotelería y la agricultura, esta también experimentó su declive y con ello la clase media se debilitó más. Aunado a ello, el déficit fiscal aumentó a un 7,5 por ciento del PIB en el 2020, el más grande en las últimas décadas.

La deuda pública en aumento

A pesar de que las autoridades recurrieron a las reservas fiscales, esto no ayudó a la deuda pública, la cual subió de un 18 por ciento en el 2019 a un 33 por ciento en el 2020.

Esto lleva a pronosticar que la pobreza aumentará desde un 8,1 por ciento a un 12,2 por ciento, llevando a tal situación a casi 800.000 personas.   

Por otro lado, se prevé que ese escenario de incertidumbre frene la inversión privada y que aumente la demanda doméstica.

Aunque algunos sectores se mantienen optimistas, los pronósticos del Banco Mundial también indican que “es poco probable que Chile llegue a los niveles anteriores a la pandemia”.

Chile, el país con más desigualdad

De acuerdo con el economista de la firma S&P Global Ratings, Elihan Oliveros-Rosen: “Una cosa es el crecimiento económico en Chile, que viene mejorando rápidamente, y otra es la composición del crecimiento económico (…) Estamos viendo una recuperación económica en Chile, pero con más desigualdad”.

De acuerdo con los expertos, muchos ciudadanos pudieron hacer frente a la pandemia con trabajos que podían hacer desde su casa, pero, los que no estaban en condiciones, perdieron su empleo.

En el caso de Chile, solo se han recuperado la mitad de los 2 millones de empleos que se habían perdido. Además, no todos tienen el beneficio de poder retirar dinero de su fondo de pensiones, ya que esto solo aplica para quienes tienen un trabajo formal.

Siguiendo los datos de la WorldInequalityDatabase, dirigida por el economista francés Thomas Piketty, Chile se encuentra entre los países más desiguales del mundo.

El economista de la Fundación Sol, Marco Kremerman, asegura que la mitad de los trabajadores en Chile tiene un salario que es menor al promedio de los 400. 000 pesos, lo cual equivale a 550 dólares, cuando el costo de vida del país es mucho más alto en comparación con otros países de la región.

Según Kremerman, “lo que ha pasado en esta pandemia es que, a pesar de que algunos sectores productivos han, incluso, generado más utilidad que un año antes de la pandemia, los hogares se han empobrecido”.

Para Kremerman, de cara a los comicios, no hay una visión optimista, pues, afirma: “Es interesante hacer una lectura y un análisis desde el poder. Para los mercados financieros, ya sea Wall Street u otros mercados, la pregunta es si se mantiene o no se mantiene el modelo chileno que ha generado tanta riqueza para los más ricos, el mismo que nos tiene dentro de los países más desiguales del mundo”, por lo que, para este economista, si la Convención no trae el cambio que exige el 78 por ciento de los chilenos que votaron para reemplazar la Constitución por una nueva, lo que sobrevendría es “el riesgo –nuevamente- de estallido social, de crisis política”.

Para el exministro de Hacienda y profesor de economía en la Pontificia Universidad Católica de Chile, Rodrigo Valdés, su mayor duda es “¿cuánto será el crecimiento? (...) Lo que no sabemos es dónde está el crecimiento potencial de la economía, a lo cual agrega: “No lo sabemos aún. Eso se conecta también con que podemos caer en una espiral negativa de bajo crecimiento, desempleo, descontento social, más desorden, más protestas. O una espiral positiva, en la que la economía se recupere y el proceso de escribir un nuevo contrato social, que siempre es tensionante, resulta bien”.


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