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    La canción en Cuba a cinco voces, exalta la cancionística trovadoresca desde sus comienzos hasta nuestros días.

Declarada de manera oficial el 2 de diciembre del 2022, la Trova es Patrimonio de la Cultura Cubana.

“El talento viene hecho, y trae consigo la obligación de servir con él al mundo, y no a nosotros, que no nos lo dimos”. José Martí.

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Declarada de manera oficial el 2 de diciembre del 2022, la Trova es Patrimonio de la Cultura Cubana. Sucedió en Manzanillo, una ciudad musical del Oriente antillano, donde hace cinco décadas se fundara el Movimiento de la Nueva Trova (MNT). 

Cuando a fines del siglo XIX los trovadores Pepe Sánchez, Sindo Garay, entre tantos músicos cubanos, llenaban de boleros las noches santiagueras, también en la zona de Bayamo y Manzanillo, era costumbre escuchar al bardo con guitarra a cuestas, para cantar a la novia.

Desde entonces, surgió La Bayamesa. ¿No te acuerdas gentil bayamesa que tú fuiste mi sol refulgente, y risueño en tu lánguida frente, blando beso imprimí con ardor?  La joven Luz María Vázquez llegó conmovida a la ventana al escuchar las notas de la bella canción. Génesis e identidad de lo criollo, la apasionada melodía, todavía hoy conmueve. 

Era la medianoche del 27 de marzo de 1851, el día en que Luz María Vazquez cumplía 20 años, cuando concurrieron todos a la casa en la calle El Salvador. Allí entonaron por primera vez los versos de La Bayamesa, que comenzó a considerarse la primera canción romántica y trovadoresca cubana.

No te acuerdas, gentil bayamesa,
que tú fuiste mi sol refulgente,
y risueño, en tu lánguida frente,
blando beso imprimí con ardor.

No recuerdas que un tiempo dichoso
me extasié con tu pura belleza
y en tus senos doblé la cabeza
moribundo de dicha y amor.

Ven y asoma a tu reja sonriendo,
ven y escucha amorosa mi canto,
ven, no duermas, acude a mi llanto.
Pon alivio a mi negro dolor.

Recordando las glorias pasadas
disipemos, mi bien, la tristeza
y doblemos los dos la cabeza
moribundos de dicha y amor.

La joven contrajo matrimonio con el abogado y músico Francisco del Castillo Moreno, quien junto a José Fornaris fueron los creadores de la música y la letra de La Bayamesa, la obra lírica y primera pieza musical documentada en Cuba. Carlos Manuel de Céspedes, reconocido como “el Padre de la Patria”, participó en la realización de tan bella página musical.

“Lo femenino, la visión de la mujer oriunda de la región, como impulso y consuelo, contribuyen a delinear el sentido del texto. Lo cierto es que, en los años previos al estallido insurreccional de 1868, estas estrofas expresan un sentimiento de identidad, con el cual comulgan los más diversos sectores sociales, a los cuales su letra y música pertenecían. Era tan profundo y a la vez tan natural y propio de los creadores cubanos de la época, que pronto se extendió por el modo en que expresaba la belleza espiritual de los criollos, al identificarse con su melodía”, señala en un estudio el Doctor Torres Cuevas.

Esta pieza musical es la expresión inicial y auténtica de la trova cubana. Así destaca el musicólogo Jesús Gómez Cairo, cuando ve a los jóvenes, acompañados por la guitarra, que componen y cantan en lugares populares o de cierta intimidad.

La Bayamesa de Fornaris, Castillo y Céspedes sería la más popular de las primeras obras de los trovadores cubanos.

Iniciada la guerra por la independencia en octubre de 1868, la composición de Fornaris, Castillo y Céspedes adquirió una mayor popularidad y se relaciona con la expresión del sentimiento patriótico. También en los hogares de las mujeres mambisas, en Cuba y en el exilio, siguieron entonando La Bayamesa. Fue también la canción de cuna de las madres cubanas expatriadas.

Como la emblemática canción La Tarde, Mujer bayamesa, Perla Marina y Guarina, centenares de canciones se recuerdan, como insigne es La Bayamesa, que fuera interpretada tan solo con el acompañamiento de una guitarra, por el tenor y patriota Carlos Pérez.

De esta tierra oriental, también trascendieron Eduardo Saborit Pérez (Campechuela 1911) y Carlos Manuel Puebla Concha (Manzanillo 1917), a quien se le dedicara la jornada del vigésimo séptimo Festival de la Trova Carlos Puebla In Memoriam, en diciembre del 2022. 

Tierra de trovadores y compositores de la talla de Pablo Milanés, nacido en Bayamo en febrero de 1943 y fundador del MNT, recientemente fallecido, llorado y cantado por los cubanos y admiradores de todo el mundo. 

La canción en Cuba a cinco voces

El fabuloso libro editado por el sello Ojalá, de la Oficina del insigne trovador cubano Silvio Rodríguez, quien tuvo la iniciativa de dejar impresa estas investigaciones, dio a conocer así sus primeras entregas en el ámbito editorial, donde se demuestra que la canción cubana trata también sobre poesía.

La canción en Cuba a cinco voces, exalta la cancionística trovadoresca desde sus comienzos hasta nuestros días.

Es la obra más completa e importante que se haya escrito sobre el tema, en Cuba, afirmó Radames Giró Almenares, destacado musicólogo recientemente fallecido.

“Estas cinco voces solistas, las de Dulcila Cañizares, Marta Valdés, Guillermo Rodríguez Rivera, Margarita (Maggie) Mateo y Joaquín Borges-Triana, sin embargo, lograron un acople digno del mejor de nuestros quintetos, pues trazaron con sus sellos personalísimos al ser reunidos en este hermoso libro, el panorama que ya nos resultaba imprescindible, con el que pudiéramos contar para obtener una visión abarcadora bien completa de un género variado y característico de la musicalidad cubana, pues lograron entre sus textos una secuencia lógica, apegada a la verdad histórica”, sentenció el especialista.

El libro aborda con propiedad, las políticas culturales en la Revolución Cubana, con luces, sombras y rectificaciones de las dos primeras décadas.

El volumen fue presentado en la Feria Internacional del Libro de La Habana de 2018, con 686 páginas, con la presencia de sus coautores.

Sobre este libro, destacan un ensayo que tuvo como punto de partida la publicación de las versiones primarias del texto en el blog Segunda Cita, de Guillermo Rodríguez Rivera.

Participan Dulzina Cañizares, notable investigadora y ensayista de la música cubana, Margarita Mateo Palmer, Premio Nacional de Literatura en 2016, y Joaquín Borges-Triana, ganador del premio literario Alejo Carpentier 2022, con el libro de ensayos “Socorro, no soy subversivo”.

Silvio Rodríguez hizo un verdadero regalo y aporte a nuestra cultura latinoamericana. Lograr este producto editorial, singular en Cuba y en América Latina, es ofrecer a los lectores y estudiosos de la música cubana, un clásico literario que merece una edición popular al alcance de todos.

Se sabe que es un tesoro para los estudiosos del devenir identitario cubano, por el contenido que encierra. Bellamente ilustrado, son tres siglos de canción de alta sensibilidad lírica.

Mucho hay que decir respecto a las canciones de Sindo Garay, Sánchez de Fuentes, María Teresa Vera… de Marta Valdés. Mucho hay que decir de las letras de Sánchez Galarraga, Martí, Guillén, desde la voz de cantautores como Pablo Milanés, estelar, o Teresita Fernández, Liuba María Hevia, Amaury Pérez, señala el crítico literario y de arte, Virgilio López Lemus, quien saluda los ensayos de las tres mujeres que escriben en este libro.

Sobre Maggi Mateo -dijo- no tenía que hacer esfuerzo para que su prosa, elegante y de finezas de expresión, mostrara su sabiduría en la materia que trata, la nueva trova, que ella ha vivido desde su surgimiento.

Destaca el conocimiento de fondo y la belleza de escritura, de Marta Valdés, quien resulta capaz de crear un ensayo hondo que comienza por la cuarta década del siglo XX, hasta el advenimiento de la Revolución.

López Lemus, enfatiza en que Dulcila Cañizares denota no sólo saber, sino una sensibilidad refinada, al grado de donar un estudio ejemplar y de larga trascendencia desde los orígenes de nuestra canción en el siglo XIX hasta las tercera (1920) y cuarta décadas (1930) del siglo XX.

La trovada

Algunas fueron musas y sus nombres no pasan de moda. Otras pusieron su talento para interpretar o componer.

Recordamos las canciones de corte trovadoresco de María Teresa Vera. Su voz y estilo, marcaron lo sucesivo a interpretaciones de las hermanas Martí y las hermanas Lago.

Con la llegada del filin, en relación simbiótica con el jazz en el siglo pasado, desde el be bop y el bolero, llegaron Elena Burque, Omara Portuondo y Moraima Secada. La compositora Tania Castellanos, Marta Valdés y Ela O´farrill. Marta Justiniani, Ela Calvo y muchas otras.

Justo cuando en la década del 60 mueren los padres fundadores de la trova cubana, como Sindo Garay, se hizo más fuerte la voz de mujeres y hombres que hicieron que la Nueva Trova, y entre todos, crearon el Patrimonio Cultural de la Nación cubana.


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