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La firma del armisticio no fue suficiente para terminar el estado de guerra, se desarrollaron seis meses de negociaciones en la Conferencia de Paz de Paris.

La firma del armisticio no fue suficiente para terminar el estado de guerra, se desarrollaron seis meses de negociaciones en la Conferencia de Paz de Paris. | Foto: Memorable

Publicado 13 noviembre 2018



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A Alemania le tomó 20 años levantarse de las ruinas, recuperarse totalmente y sentirse tan fuerte como para emprender un nuevo proyecto expansionista.

El 11 de noviembre representa la firma del armisticio que marcó el fin de la Primera Guerra Mundial, una guerra que se extendió desde 1914 a 1918. Este acuerdo de paz, también conocido como Armisticio de Compiègne, fue suscrito entre el Imperio Alemán y los Aliados, mientras se encontraban en un vagón de un tren en el bosque de Compiègne, con la finalidad de poner fin a las hostilidades.

La celebración de los primeros cien años de este armisticio, se ha extendido a diferentes ciudades del mundo, especialmente en aquellas de países que fueron parte esencial en este proceso histórico del siglo XX.

Esta paz que se firmó y luego se fortaleció con la subscripción del Tratado de Versalles, firmado en Versalles por más de 50 países, el cual terminó de forma oficial la guerra entre la Alemania del segundo Reich y los países aliados de la Primera Guerra Mundial. La firma del armisticio no fue suficiente para terminar el estado de guerra, pues a raíz de este acuerdo se desarrollaron seis meses de negociaciones en la Conferencia de Paz de Paris que terminaron con la firma del acuerdo en Versalles.

Como consecuencia del Tratado de Versalles, firmado el 28 de julio de 1919, Alemania tuvo que someterse a duras sanciones económicas y militares que con los años servirían de argumento para los movimientos nacionalistas y el surgimiento y consolidación de Adolfo Hitler. En este sentido, una de las partes más importantes del tratado establecía que Alemania y sus aliados deben asumir responsabilidad moral y material por los daños causados, así como el pago de indemnizaciones exorbitantes para la reparación de los daños, la concesión de territorios y el desarme de sus fuerzas.

Esta paz sería muy efímera si analizamos que a Alemania solo le tomó 20 años levantarse de las ruinas, recuperarse totalmente y sentirse tan fuerte como para emprender un nuevo proyecto expansionista de carácter bélico que hoy todos conocemos como la Segunda Guerra Mundial, etapa que tuvo su inicio en 1939. Previo al inicio de la Segunda Guerra Mundial con la invasión alemana a Polonia (operación Caso Blanco), la nación germana venia violando el Tratado de Versalles especialmente tras la llegada al poder de Hitler, a partir de 1933. Fue en 1983 que Alemania terminó de pagar las reparaciones, quedando pendiente un abono por los intereses generados que fueron finalmente honrados el 3 de octubre de 2010.

Esta primera paz que solo duró 20 años y que se construyó sobre la base de duras sanciones contra los perdedores de la Primera Guerra Mundial, no fue capaz de evitar que la humanidad conociera otro proceso bélico de dimensión mundial. El resultado todos los conocemos, esta guerra que ocurrió desde 1939 hasta 1945, terminando con la Alemania del tercer Reich (1933-1945) nuevamente derrotada por los países aliados con Inglaterra, Estados Unidos y Rusia a la cabeza, frente a las Potencias del Eje integrado por Alemania, el Imperio de Japón y el Reino de Italia, este bloque se conoció como  Berlín-Roma-Tokio.

Con el fin de la Segunda Guerra, los ejércitos aliados ocuparon a Alemania, solo hay que recordar la llegada de los rusos a Berlín en 1945. Su territorio fue dividió en cuatro zonas autónomas de ocupación, bajo el control unificado de un Consejo Aliado de Control. Con la llega de la Guerra Fría y las tensiones entre Estados Unidos y la Unión Soviética, estos territorios se organizarían en dos Estados independientes: República Federal Alemana (RFA) y República Democrática Alemana (RDA).

En 1990, con la caída del Muro de Berlín, Alemania pudo ser unificada bajo el nombre de República Federal Alemana (RFA), y una vez más, vuelve a resurgir de las cenizas y se convierte en la potencia mundial que hoy conocemos como la principal economía de Europa y la cuarta del mundo, de acuerdo a datos del Fondo Monetario Internacional (FMI). Ojala que Alemania siga siendo esa especie de contrapeso que ha venido ejerciendo en la política mundial, donde se destaca como uno de los líderes del mundo libre y que esto se mantenga de esa forma.


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