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Alcanzar la verdadera libertad, quizás supone reconocer lo que está escrito en un muro del estallido : «NINGUNA CONSTITUCIÓN NOS HARÁ LIBRES».

Alcanzar la verdadera libertad, quizás supone reconocer lo que está escrito en un muro del estallido : «NINGUNA CONSTITUCIÓN NOS HARÁ LIBRES». | Foto: EFE

Publicado 26 mayo 2022



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Por ahora gran parte de la población observa cómo sus aspiraciones de justicia e igualdad en materias básicas son puestas en segundo plano por aquellos que «discursearon» una cosa en campaña y que se voltearon cuando llegaron al poder.

Entre proceso constituyente, wallmapu, TPP, TLC, No + AFP, reforma tributaria, sueldo mínimo, narcodelincuencia, asesinato de una reportera, corrupción politico-empresarial y los «cachorros de la concertación» que gobiernan el país con un Estado al servicio de las supuestas «fragilidades» empresariales etc. etc. surgen preguntas que quizás muchos de uds se hacen. Por ejemplo: ¿cuándo se tomarán en cuenta las fragilidades del pueblo?¿Qué realmente quiere la gente como modo de vida? ¿Qué soluciones a corto plazo efectivamente se llevarán a efecto? ¿Será este el momento histórico que abrirá la puerta para que las comunidades y autonomías pongan en marcha la creación de un nuevo modo de producción? ¿Se sentará una nueva base material que permita la creación de una estructura y superestructura que administre la sociedad y libere realmente al pueblo de las perversidades del mercado?

Por ahora gran parte de la población observa cómo sus aspiraciones de justicia e igualdad en materias básicas son puestas en segundo plano por aquellos que «discursearon» una cosa en campaña y que se voltearon cuando llegaron al poder. Así están las cosas de cara a lo que las élites intelectuales y económicas llaman una nueva forma de gobernar, pero que en la práctica es exactamente más de lo mismo en materia administrativa y más de lo mismo en materia de mercado, generando las mismas desigualdades que mantienen a los chilenos en una eterna depresión por no poder alcanzar un mínimo del denominado desarrollo tan prometido por la «obra del tirano pinochet, continuada por la concertación y que hoy profundizan sus «cachorros» en la Moneda.

A estas alturas de la historia, y a modo de ejemplo, los chilenos no deberían olvidar que para el gestor de las mal llamadas Asociaciones de fondos de pensiones AFP José Piñera, una de las maneras de medir el logro de la «hermosa obra de la dictadura en materia económica» sería el monto de la jubilación de los chilenos, el que supuestamente alcanzaría casi el 100% de lo que representaba su sueldo. Es aquí donde cabe hacer otra pregunta: ¿Esto es así en los hechos?. Entonces ¿se puede confiar en un sistema de libre mercado como el que se aplica hoy en Chile?

La inequidad es el retrato de Chile y nadie se hará cargo de eso que está ahí. La burocracia del estado no ve el sentido de urgencia por el cual se produjo la revuelta social. Otro estallido no se puede descartar, esta a la vuelta de la esquina, pues aquellos que viven en el charquicán de enredos del estado chileno no aguantan la abrumadora realidad y desigualdad social, sin embargo permanecen impávidos como si la procesión se llevara por dentro, pero que en cualquier momento pueden estallar como un volcán, con proceso constituyente o sin él, ya que a la luz de esta realidad de inequidades muchos dicen: «estamos mal, muy mal en este país».

Se escribe y se habla bastante de estos temas, en distintos círculos sociales, pero nadie reconoce que nuestra historia contemporánea a entregado con certeza el hecho de que luego de una revuelta o «revolución», siempre se vuelve a más de lo mismo, sin que ninguno de esos personajes que levantan las banderas de lucha y más lucha sean capaces de ponerle el cascabel al gato y decir que nada se logrará mientras sigamos dentro de un modo de producción capitalista y patriarcal. En tanto no se cambie este modelo de vida seguiremos dentro del mercado liberal, dentro de un charquicán donde la idea de real cambio se diluye por el acomodo a esa forma que conocemos y que no somos capaces de cambiar, ya sea por miedo a elaborar algo nuevo desde lo común o porque simplemente gusta o atrae el modelito neoliberal, a pesar de saber que es y será el causante del sufrimiento de todos aquellos que se sacrifican a diario en este territorio denominado Chile.

Cuando se habla del nuevo contrato social para alcanzar el bien común, no es más que otra falacia, un frase hecha dogma por las nuevas generaciones de políticos e intelectuales, que de este modo buscan que asumas cláusulas y articulos de una nueva forma de sometimiento y esclavitud y que deja entrever la derrota de las utopías liberadoras frente a los tentáculos del libreMercado. Acá lo que hay es un contrato y como tal existen partes. Los que elaboran este nuevo contrato social y los que aceptan dicho contrato, el cual se presenta como única alternativa para mejorar la existencia de la población. La idea del bien o buen vivir a través de un Estado de bienestar no es más que el acomodo del capitalismo chilensis, el que se presenta como única alternativa ante la posibilidad del surgimiento de un sistema económico que emerja desde lo común y donde la comunidad será el artífice de su destino a través de la puesta en marcha de un nuevo modo de producción que represente la verdadera liberación de los más vulnerables a la perversidad del capital. Las autonomías y comunidades que crecerán dentro de este nuevo modo de producción de lo común, deberán tener como objetivo central que las ganancias sean sociales y la producción sea social. Además de estar preparadas para la defensa de esta nueva forma de sociedad más justa, equitativa y solidaria.

Por ahora todo lo que tenemos es un charquicán de enredos del cual se ve difícil salir, pero no imposible. Si realmente los chilenos anhelan salir de la miseria social en que viven, entonces no deberían olvidar los motivos reales que impulsaron tanta revuelta y movilización social en casi todo el país.

Alcanzar la verdadera libertad, quizás supone reconocer lo que está escrito en un muro del estallido : «NINGUNA CONSTITUCIÓN NOS HARÁ LIBRES».

Pd: Algunos «ciudadanos» señalan que: «Es lo que hay ni más ni menos», nada que hacer o ¿SÍ?


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