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Entre puyas y flores: Keiko y PPK

| Foto: celag.org

Publicado 12 septiembre 2016



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PPK apoyó a Keiko en balotaje 2011 luego de haber alcanzado el tercer lugar, precisamente frente a Humala. PPK y Fuerza Popular parecen mantener una convivencia pacífica y haber dejado muy atrás las puyas del segundo debate presidencial y el reñido balotaje.

En el informe sobre la candidatura de PPK de la agencia de noticias Bloomberg, el antropólogo y sociólogo, Julio Cotler, fue quien mejor analizó la situación política peruana al reconocer la "simpatía” de la que goza el presidente Kuczynski. El analista señala que el principal capital político de la figura presidencial consiste en su carácter apolítico. “Él toca la flauta y el piano, ha escrito textos académicos serios, y ha sido un alto funcionario. Pero no tiene capital político real sobre el terreno”[1], destacó el antropólogo quien también resaltó sus propuestas financieras como el inmediato endeudamiento para financiar proyectos de infraestructura. Sin dudas, el gobierno de Peruanos por el Kambio puede ser caracterizado como una derecha liberal. Su enganche es que ha logrado instalar con éxito en la agenda ciertos temas característicos de la izquierda o –al menos- considerados dentro del arco progresista.

Las medidas que cimientan dichas aficiones sintonizan alianzas con los gobernadores regionales y citas de cortesía, como la visita del presidente a Tacna por su aniversario. Pero también destacan la asistencia junto a su esposa, Nancy Lange, a la marcha #NiUnaMenos, el hecho de recoger el guante al pedido para retomar la distribución de la “píldora del día después” y proponer un proyecto de Unión Civil, recibiendo así apoyo de una izquierda liberal o al menos, el beneplácito de una sociedad peruana con un imaginario menos tradicionalista y más global.

La decisión de la ministra de justicia Marisol Pérez Tello, quien ordenó  reabrir el Registró Único de Víctimas de la violencia, podría haber sido percibida como un escándalo si la iniciativa hubiera sido propuesta desde la izquierda. Sagazmente Cotler señala que "la derecha puede hacer cosas de tipo liberal que la izquierda podría ser acusada de proterrorista".

Sin ir más lejos la post-producción audiovisual se ha ensañado con el Frente Amplio: una foto de la dirigente Verónika Mendoza en la casa de Manuela Saénz, fue adulterada y en el letrero podía leerse “casa de Abimael Guzmán” –líder mesiánico de Sendero Luminoso[2]. PPK no podría ser jamás tildado de terrorista, baila, hace chistes y podría decirse que es más bien un candidato de Wall Street que peruano. Ollanta Humala es un militar retirado, tampoco podría ser terrorista sin embargo fue tildado de chavista al inicio de su gestión.

Durante la exposición del plan de gestión del gobierno de Kuczynski, el primer ministro, Fernando Zavala, logró el voto de confianza del Congreso la noche delviernes luego de más de 24 horas de debate. El Ejecutivo necesitaba una mayoría simple de 66 de un total de 130 parlamentarios, de los cuales 73 son de Fuerza Popular, quien en principio mostró una actitud poco dialogante con el oficialismo luego de su derrota en el balotaje. Durante su alocución, Zavala aprovechó la ocasión para reconocer la labor de los presidentes que se sucedieron desde 1980. Sobre el régimen de Alberto Fujimori en particular, afirmó que: “en los años noventa el presidente Fujimori impulsó reformas fundamentales para estabilizar la economía, recuperar la vitalidad productiva del país y combatir el terrorismo”[3].

El pasado mes de agosto un fallo de la Sala Penal Permanente de la Corte Suprema, presidida por Javier Villa Stein, dejó sin efecto la condena de 8 años de prisión contra Alberto Fujimori por el delito de peculado en el caso Diarios Chicha[4].  La defensa del ex mandatario ya ha anunciado que se volcará a la vía judicial para buscar la libertad de su patrocinado. El nuevo gobierno no tiene mayores obstáculos en el Congreso frente a una mayoría, a priori, fujimorista pero más bien cuentapropista política.

Fue precisamente la mayoría del Congreso quien decidió concederle a la Comisión de Fiscalización las facultades para investigar a la exprimera dama, Nadine Heredia, por presunta usurpación de funciones. El hecho llama la atención del sociólogo porque “los Humala no tienen ninguna importancia en este momento en el país". La moción habilita 120 días de investigación y la inquisición podría alcanzar al expresidente Ollanta Humala, también garantiza un tema con alta repercusión mediática.

En principio, se dijo que la investigación a la ex primera dama gravitaba en torno a la "usurpación de funciones", pero luego desde Fuerza Popular confirmaron que la bancada cambió la solicitud durante un cuarto intermedio que hubo antes de la votación. Finalmente será por injerencia, ya que difícilmente hubiera podido probarse el de usurpación. El texto final señala que la Comisión de Fiscalización tiene como fin investigar "la intromisión, actos y hechos en los que pudiera haber incurrido" Heredia. Julio Cotler, suspicaz, señala que dicha iniciativa viene a colación de que "hay un vacío que no saben llenar”. A su entender "no hay un motivo real para esta obsesión con los Humala".

Vía Twitter, Nadine Heredia calificó el hecho como: "el uso y el abuso de un Poder del Estado, amparándose en la inmunidad parlamentaria, para perseguirme directamente, pese a que nunca fui funcionaria pública, mediante una nueva comisión que lleva mi propio nombre y que busca hacer desfilar y acusar a todos los que participaron en el gobierno nacionalista, tiene un solo calificativo: Venganza política."

La imposición en agenda del tema representa una oportunidad para Fuerza Popular, de confrontar con el ex gobierno -con poco peso- mientras consigue hacer política sin necesidad de cuestionar al actual gobierno de PPK. Su caballito de batalla podría resumirse en presumir de “asesina, pero no de chorra”, y así lanzarse justicieramente contra los molinos de viento, al menos, rellenar el hueco y mostrarse como oposición “a alguien” cuando aún queda un largo trecho hasta el 2021.

La lógica asociación al clan Fujimori quien gobernó durante una década -reduciendo a su mínima expresión al resto de las instituciones democráticas- y cumpliendo condena por peculado doloso sin duda, genera cierta preocupación social por las garantías democráticas y consigue, en última instancia, legitimar cualquier propuesta que la enfrente. Dos veces consecutivas ha sido el partido con mayor caudal en primera vuelta, pero a la hora de la decisión final le faltan votos. El temor a un régimen autoritario termina de decidir a los electores más tibios y consagra su derrota. Así, ha perdido las elecciones de 2016 –por escaso margen- y las de 2011, precisamente éstas últimas frente a Humala, quien negó el indulto a Alberto Fujimori -leitmotiv del partido que lidera Keiko-.

PPK apoyó a Keiko en balotaje 2011 luego de haber alcanzado el tercer lugar, precisamente frente a Humala. PPK y Fuerza Popular parecen mantener una convivencia pacífica y haber dejado muy atrás las puyas del segundo debate presidencial y el reñido balotaje. Lo cierto es que han demostrado respetar sus espacios y no confrontar.

Este artículo se encuentra publicado en http://www.celag.org/de-puyas-y-flores-keiko-y-ppk/


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