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En esta fecha, los pueblos de la frontera intercambiaran sus banderas y se abrazarán bañados de alegría y no faltará alguien que con un cuatro entone la melodía del Cantor Mayor del Pueblo.

En esta fecha, los pueblos de la frontera intercambiaran sus banderas y se abrazarán bañados de alegría y no faltará alguien que con un cuatro entone la melodía del Cantor Mayor del Pueblo. | Foto: Cortesía agencias

Publicado 15 septiembre 2022



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La apertura va a significar el reinicio de las relaciones diplomáticas, consulares y comerciales de dos naciones hermanadas que nacieron producto del genio de El Libertador Simón Bolívar.

Los presidentes de Colombia y Venezuela, Gustavo Petro y Nicolás Maduro, han anunciado que el 26 de septiembre se procederá a la apertura de la frontera, la cual permaneció cerrada durante un largo tiempo por instrucciones del expresidente Iván Duque.

La apertura va a significar el reinicio de las relaciones diplomáticas, consulares y comerciales de dos naciones hermanadas que nacieron producto del genio de El Libertador Simón Bolívar. Como escribió y nos cantó Alí Primera…El Orinoco y el Magdalena se abrazarán entre canciones de selva y tus niños y mis niños le cantarán a la paz…

Esa inmensa extensión de más de 2.000 kilómetros, en esa pluralidad intrafronteriza como la denomina el maestro Luis Brito García, disímiles son los asuntos que se suceden a diario: el ingreso ilegal de personas y de bienes, el secuestro, la extorsión, el narcotráfico, el abigeato, el robo de maquinarias y equipos, constituyen un conglomerado delictual que crean incertidumbre, crean angustia y zozobra en los habitantes de la frontera.

La desconfianza entre los campesinos, productores, industriales, comerciantes, servidores públicos, organismos de seguridad ha reinado por años, obstaculizando e impidiendo el normal desarrollo de las fuerzas productivas, la convivencia ciudadana, alterando las condiciones de vida, entorpeciendo la paz.

Durante más de 200 años, la oligarquía colombiana ha mantenido una línea confrontacional con Venezuela. Lo ha sido así desde la época en que el santanderismo irrumpió contra todo aquello que le recordara al bolivarianismo. Jamás le perdonaron a Bolívar, a quien consideraron un “extranjero entrometido”, que les libertara y menos los gobernaran.

Las relaciones diplomáticas de Colombia con Venezuela presentaron problemas ante las reclamaciones limítrofes. Los títulos de Venezuela desde que se conformó como Capitanía General en 1777 fueron muchas veces desconocidos y por eso, la Patria de Bolívar perdió buena parte de los llanos orientales y del territorio de la Guajira. Conocida fue la enérgica protesta del general Marcos Pérez Jiménez ante el Gobierno de Rojas Pinilla por la pretensión de éste de apoderarse de la isla de Aves y más recientemente la reacción del presidente Jaime Lusinchi por la presencia de la fragata colombiana “Caldas” en las aguas del Golfo venezolano.

Incursiones constantes de grupos irregulares en la frontera con el estado Táchira. Los cultivos y procesamiento de la cocaína que han hecho de Colombia el mayor productor de esta droga a nivel mundial, siempre quiso tener en Venezuela un territorio para el tránsito de sus estupefacientes. La presencia de bases militares de los EU instaladas en casi todo el territorio colombiano con privilegios indignantes y perversos que otorgan inmunidad e impunidad a los militares gringos. Ello ha revivido de manera constante las hostilidades, agresiones e invasiones que desde ese país se han orquestado contra Venezuela, resaltando entre ellas, la operación “Gedeón”, cuyos ejecutantes fueron denunciados por el pueblo y apresados por las autoridades en las playas venezolanas.

Con la victoria electoral del presidente Gustavo Petro, es posible pronosticar que las relaciones entre Colombia y Venezuela tomarán una dirección distinta a la que tuvieron durante los gobiernos de Álvaro Uribe, Juan Manuel Santos e Iván Duque, todos pichones de halcones imperiales, sumisos y postrados a los mandatos y designios del imperio norteamericano. En los discursos pronunciados por el señor presidente Petro, se perciben otras orientaciones más hacia lo latinoamericanista.

En la reunión de la CAN en Lima, Petro abogó por el retorno al Organismo de Chile y Venezuela. El retiro de la demanda que el Gobierno de Duque había introducido contra el presidente Maduro en la Corte Penal Internacional. La designación del embajador Armando Benedetti en Caracas y de Félix Plasencia en Bogotá y el proyectado encuentro de ambos presidentes para el mes de octubre de este año 2022, son gestos y hechos demostrativos de que las relaciones colombo-venezolanas regresarán al marco de la normativa del Derecho Internacional Público, al respeto mutuo, a la no injerencia en los asuntos internos de cada Estado, a la solución pacífica de los conflictos reales y eventuales.

El ofrecimiento del presidente Petro al presidente Maduro para que éste sea garante de las conversaciones de paz de La Habana entre las autoridades colombianas y los jefes del ELN y la aceptación por parte de Maduro, revelan que las bravuconadas están pasando a ser cosas del pasado y que las sindéresis en las jefaturas de los Estados retornan al cauce de la hermandad, del reconocimiento de la legitimidad de las instituciones y de sus gobernantes. El interinato de Guaidó, como bien lo dijo el presidente Petro, siempre fue la nada, lo inexistente. La devolución de la empresa Monómeros a su legítimo dueño, la República Bolivariana de Venezuela, el trato correcto y humano a los migrantes de ambos países son signos más que evidentes de esos cambios.

Por todo ello y mucho más, el 26 de septiembre no será un día cualquiera, no. Seguro será una fecha histórica y así seguramente lo recalcaran los señores presidentes de ambos países. Echar a un lado los odios, las envidias, las prepotencias y asumir su gobierno para y con el pueblo y por el pueblo. Ello repotenciará tanto la democracia colombiana como la venezolana.

En esta fecha, los pueblos de la frontera intercambiaran sus banderas y se abrazarán bañados de alegría y no faltará alguien que con un cuatro entone la melodía del Cantor Mayor del Pueblo…Ven amigo colombiano, vamos juntos a cantar, por segunda independencia vamos juntos a luchar…Y así será, como antes, cuando juntos recorrimos los llanos del Apure, las sabanas de Boyacá, el campo de Carabobo y juntos tomamos la cordillera de los Andes y nos fuimos hasta Ayacucho libertando y fundando pueblos y naciones guiados por la espada de Bolívar, rescatada ahora por el presidente Gustavo Petro para que continúe alertando y caminando por estos caminos llenos de gloria, donde lo real maravilloso aflora por doquier.

El 26 de septiembre, los Aurelianos de Colombia y de Venezuela, lograrán descifrar los pergaminos de Melquiades, porque estas estirpes, condenadas otrora a vivir como solitarios siendo hermanos, no tendrán una segunda oportunidad sobre el planeta, porque estas tierras nuestras, hermosas como nuestras mujeres, como nuestros niños no serán arrasadas ni sepultadas por ningún huracán imperial. El 26 de septiembre será el inicio del principio de la nueva época donde el vallenato y el joropo se escucharán como nunca antes se escucharon.


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