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Los presidentes de Rusia, Vladimir Putin, y de Venezuela, Nicolás Maduro, se reúnen mañana miércoles en el Kremlin.

Los presidentes de Rusia, Vladimir Putin, y de Venezuela, Nicolás Maduro, se reúnen mañana miércoles en el Kremlin. | Foto: Sputnik News

Publicado 24 septiembre 2019



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El Kremlin mantiene una firme posición de rechazo a las intenciones de la administración del mandatario Donald Trump por desestabilizar al Gobierno venezolano

Rusia, bajo el liderazgo de Vladimir Putin, se ha convertido en un importante aliado de Venezuela en el escenario internacional, en el marco de las sanciones que ha impuesto Estados Unidos al Gobierno del presidente Nicolás Maduro.

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Presidente Maduro llega a Rusia para fortalecer cooperación

El Kremlin, que mantiene una firme posición de rechazo a las intenciones de la administración del mandatario Donald Trump por desestabilizar al Gobierno venezolano, también ha profundizado sus lazos con Venezuela en los últimos años en busca de un nuevo reposicionamiento geopolítico .

Desde la llegada al poder del comandante Hugo Chávez en 1999, las relaciones entre ambas naciones se fortalecieron y se estableció una sólida alianza en aspectos energéticos, geopolíticos, diplomáticos y de cooperación militar. 

Esa relación se ha mantenido sin vaivenes hasta la fecha, pero el inicio de las hostilidades contra Venezuela por parte de la administración Trump en 2017 ha reforzado las relaciones entre Caracas y Moscú.

Rusia, cuya política exterior ha sido un dique ante las aspiraciones hegemónicas de Estados Unidos en los últimos años, un ejemplo sería el conflicto en Siria, ahora ha mantenido una rechazo energético al bloqueo económico y financiero que impuso Washington a Venezuela.

También los lazos entre Rusia y Venezuela ha impuesto énfasis en mostrarle a Estados Unidos, que considera a Latinoamérica como su tradicional área de influencia, que sus ambiciones de control en la región tiene una resistencia de estos dos fuertes aliados.

Rusia cuya presencia en el ámbito geopolítico ha ido en ascenso, como se mostró en su apoyo que dio a los países de la OPEP para frenar la caída de los precios del petróleo en 2017, mantiene un desafío como potencia para frenar la agresiva política exterior del Gobierno de Trump.

Trump abrió diferentes frentes en el mundo, siendo hostil con Rusia, China, Irán, Cuba, Nicaragua, Venezuela, Siria, Japón, México, Turquía, entre otras naciones, a lo que el Kremlin ha dado una respuesta determinante para mostrar que las relaciones amistosas y francas dan mejores frutos que los ataques directos.

Rusia ha dado muestras de un gran liderazgo al intervenir en la guerra en Siria, con apoyo de Turquía e Irán, luego que los grupos radicales, apoyados por Estados Unidos, y otras potencias, estaban escalando posiciones para derrocar al presidente sirio Bashir Al-Assad.

Rusia junto con China están desafiando la autoproclamada posición de Estados Unidos en Venezuela,  combinando la ayuda económica al modelo bolivariano con la presencia industrial militar en el país.

Los líderes de Washington saben perfectamente que tanto Rusia como China no permitirán la demolición de la revolución bolivariana teniendo en cuenta los 55.000 millones de dólares que constituye la inversión rusa en Venezuela y 65.000 millones de los préstamos chinos a cambio de petróleo.

Ahora con la visita del presidente Nicolás Maduro a Rusia, ambas naciones retomaran las preocupaciones de que Estados Unidos no tiene condiciones ni pretextos para intervenir en el país bolivariano.
 


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