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El serbio Novak Djokovic pisó duro y evitó la sorpresa que había deseado el uruguayo tras ganar su partido de primera ronda.

El serbio Novak Djokovic pisó duro y evitó la sorpresa que había deseado el uruguayo tras ganar su partido de primera ronda. | Foto: EFE

Publicado 3 junio 2021



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El día fue de trámite para tres favoritos a la corona francesa en el abierto de Roland Garros.

El serbio Novak Djokovic, número uno del mundo, no dio ninguna opción al uruguayo Pablo Cuevas en la segunda ronda de Roland Garros y se impuso por 6-3, 6-2 y 6-4 en dos horas y seis minutos.

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De camino a su segundo título en París (Francia), en su partido 350 en un Grand Slam, el serbio pisó duro y evitó la sorpresa que había deseado el uruguayo tras ganar su partido de primera ronda.

El partido tuvo un solo sentido, el que le impuso el serbio que ahora se medirá por un puesto en octavos contra el lituano Ricardas Berankis, quien derrotó al australiano James Duckworth en 7-5; 2-6: 7-6; 6-0.

Ante la esperada semifinal contra el español Rafael Nadal, los principales obstáculos de Djokovic son el italiano Matteo Berrettini, finalista en Madrid y noveno cabeza de serie, y el suizo Roger Federer, con quien podría cruzarse en cuartos.

A propósito de Roger Federer, el suizo avanzó a la tercera ronda tras una dura batalla contra el croata Marin Cilic, al que derrotó por 6-3, 2-6, 7-6(4) y 6-2 en 2 horas y 35 minutos.

El juego, tenso por momentos, llevó a Federer a pelearse con el árbitro por una amonestación por retrasar el juego. Federer, que disputó el quinto partido de su temporada tras la ausencia de las pistas durante un año por las lesiones, demostró que camino de los 40 años de edad, todavía tiene capacidad de sufrir e implicarse.

El ganador de Roland Garros 2009, que repite que no está para sumar un nuevo título, sigue destilando detalles de su calidad y elegancia en la pista para deleite de un público francés, poco nutrido por la pandemia, pero que no pierde ocasión de aplaudir cada gesto de su ídolo, a falta de tenistas locales que alienten la esperanza.

El suizo, cabeza de serie número ocho, tiene por delante algunos obstáculos antes de llegar a los teóricos cuartos de final contra el suizo Novak Djokovic. Por lo pronto deberá superar al alemán de 29 años Dominik Koepfer en la próxima jornada.

Al final del día, el español Rafael Nadal celebró su cumpleaños en el silencio de la cancha central de Roland Garros. En el último partido de la jornada, bajo las estrellas, Nadal superó al francés Richard Gasquet, 6-0, 7-5 y 6-2 en dos horas y 14 minutos para clasificarse para tercera ronda.

El número 3 del mundo, en busca de su título número 14 en París, se mostró implacable contra un rival 15 días más joven, al que ha ganado, con este, los 17 duelos que han compartido.

Su adversario por un puesto en octavos será el británico Cameron Norrie, 45 del ránking de 25 años, que nunca ha superado la tercera ronda de un grande, y que venció al sudafricano Lloyd Harris por 4-6, 6-3, 6-3 y 6-2.

El español aseguró que hizo un extraordinario primer set y consideró que en el segundo su nivel no bajó demasiado, pero sí subió el de Gasquet, lo que igualó las cosas. "Está bien ganar en tres sets, pero a veces es mejor tener partidos ajustados que te permiten conocer tu nivel", dijo el español.

Todo va por el buen camino para Nadal, que parece encontrar las sensaciones que tantas veces le han llevado a la gloria en París.

Con la derrota de este jueves, la tercera en Roland Garros, una de las más abultadas, Nadal convirtió a Gasquet en su presa favorita: 17 triunfos a 0, el mayor número de derrotas sin victoria de la historia, igualada otras cinco veces en el pasado.

Del primer set poco que hablar, Nadal pisando el acelerador a fondo mientras que Gasquet parecía dormido a comienzo de la noche parisina.

El segundo llevaba una tónica similar con un fácil 5-2 y bola de set para el español, pero el orgullo de Gasquet despertó y el sueño cambió de lado. Más agresivo, el francés sacudió al español y llegó a igualar a 5, momento en el que sonó el despertador de Nadal para poner las cosas a su sitio.

El tercer set cayó por su peso, cuando ya el reloj había superado las 23 horas, hacía 2 que los franceses debían estar en sus casas, por el toque de queda, y el silencio se apoderaba de la ciudad.


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