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Lula da Silva tiene que saldar la deuda de la situación alimentaria, en un contexto donde el hambre volvió a ser una realidad para 33 millones de personas.

Lula da Silva tiene que saldar la deuda de la situación alimentaria, en un contexto donde el hambre volvió a ser una realidad para 33 millones de personas. | Foto: EFE

Publicado 29 diciembre 2022



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Con Jair Bolsonaro, Brasil registró un aumento en los niveles de pobreza, desigualdad social, violencia armada y  deforestación.

 

Brasil fue el primer país de América Latina con mayor número de fallecidos por la enfermedad de la Covid-19, el segundo del mundo detrás de Estados Unidos, además registró un incremento del 94 por ciento de deforestación de la Amazonía con respecto a años anteriores. Todo esto durante el Gobierno de Jair Bolsonaro.

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Las palabras hambre, pobreza, desigualdad, militarización, expropiación han sido constantes durante el mandato de Jair Messias Bolsonaro, el trigésimo octavo presidente de Brasil. Entonces, ¿cómo queda Brasil tras su Gobierno? ¿Cuáles son los desafíos de la nueva presidencia brasileña encabezada por el exmandatario Luiz Inácio Lula da Silva?

¿Qué deja Jair Bolsonaro de su mandato?

 “El gobierno de Bolsonaro significó el mayor retroceso ambiental del siglo, con un aumento de 94 por ciento en la deforestación comparado con años anteriores a su gestión"; de acuerdo al el Instituto Socioambiental.

El mismo ente notificó que en tierras indígenas, el aumento de la deforestación llegó al 157 por ciento.

Jair Bolsonaro durante la pandemia divulgó datos falsos sobre el uso de mascarilla y la vacunación contra la Covid-19 en una transmisión nacional en el 2021. La pandemia dejó huérfanos a 40.830 niños y adolescentes en Brasil de acuerdo a la Fundación Oswaldo Cruz.

De acuerdo a TV Globo, quien agrupó datos de los gobiernos locales, los crímenes de LGBTfobia en Brasil aumentaron 150 por ciento en un año. De 1.726 crímenes registrados el 2020 para 4.347 el 2021, aún cuando se plantea exista un subregistro.

Favela de Jacarezinho

El 9 de mayo de 2021 el presidente de Brasil felicitó a los policías que asesinaron a 29 personas en la favela de Jacarezinho. “Al tratar como víctimas a los traficantes que roban, matan y destruyen familias, los medios de comunicación y la izquierda los igualan a ciudadanos comunes, honestos, respetuosos de la ley y de los demás. Es una ofensa grave para las personas que durante mucho tiempo han sido rehenes del crimen. ¡Felicitaciones a la Policía Civil de Río de Janeiro!”.

Ante esta masacre, que duró alrededor de 9 horas, la Coalición Negra por los Derechos de Brasil denunció que este hecho es “uno de los capítulos más tristes de nuestra trágica trayectoria de violencia urbana”. “Los asesinatos fueron resultantes de un operativo policial ilegal – puesto que ya existía la prohibición de realizar este tipo de acción policial durante la pandemia por parte del Supremo Tribunal Federal (STF)”.

Otro de los operativos dejó el 22 de julio de 2022, 18 asesinados también en Río de Janeiro.

Otros desafíos 

Esta violencia, alentada además por Jair Bolsonaro es parte del contexto que recibirá Lula da Silva. El pasado 25 de diciembre detuvieron a George Washington de Oliveira Sousa, quien intentó explotar un camión de combustible en el área del aeropuerto del Distrito Federal Presidente Juscelino Kubitschek.

Lula da Silva tiene que saldar la deuda de la situación alimentaria, en un contexto donde el hambre volvió a ser una realidad para 33 millones de personas, mientras que el desempleo afecta actualmente a casi 12 millones de brasileños. “Nadie debería tener que elegir entre comer o pagar el alquiler”, refirió el Movimiento de Trabajadores y Trabajadoras por los Derechos (MTD).

Por otra parte el desalojo de indígenas y de militantes del Movimiento Sin Tierra (MST) fue otra de las acciones tomadas por el gobierno de Bolsonaro. Por otra parte durante el tercer año en el cargo, 176 indígenas fueron asesinados.

Asimismo la apuesta por una formación política en Brasil que garantice una transformación estructural que acompañe todos los campos  y sectores es otro de los principales desafíos del gobierno de Lula da Silva.

Por su parte, la abogada de Derechos Humanos e integrante de la Coalición Negra por los Derechos de Brasil Sheila de Carvalho desde su cuenta en Twitter alertó que “la lucha contra el racismo tiene que estar en la agenda del nuevo gobierno. ¿Dónde están los quilombolas y los indígenas en la transición de gobierno? ¿Los negros en el debate ambiental? No lo veo en la transición, espero verlo en el gobierno”. Y ese es otro de los desafíos del nuevo presidente brasileño.


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