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El siniestro destruyó o dañó 2.000 refugios, dejando en el desamparo a más de 12.000 refugiados rohingyas.

El siniestro destruyó o dañó 2.000 refugios, dejando en el desamparo a más de 12.000 refugiados rohingyas. | Foto: EFE

Publicado 6 marzo 2023



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El incendio se originó en el Campamento 11 en Kutupalong, considerado uno de los asentamientos de refugiados más grandes del mundo.

Más de 2.000 refugios destruidos y cerca de 12.000 damnificados es el saldo preliminar de un gran incendio ocurrido en el campo de refugiados rohinyás de Cox’s Bazar en Bangladés, informaron el domingo medios locales.

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Según la sede en Bangladesh de la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur), el incendio se originó en el Campamento 11 en Kutupalong, considerado uno de los asentamientos de refugiados más grandes del mundo, aunque pudo ser controlado en pocas horas sin provocar víctimas mortales.

De acuerdo al testimonio de Mijanur Rahman, comisionado de refugiados en el país asiático, el siniestro destruyó o dañó 2.000 refugios, 90 instalaciones hospitalarias y educacionales y 35 mezquitas dejando en el desamparo a más de 12.000 refugiados rohinyás que perdieron todas sus pertenencias.

Las autoridades confesaron que los incendios son muy frecuentes en los abarrotados campamentos de refugiados, compuestos de precarias construcciones y básicas condiciones de vida, no obstante solicitaron una investigación para conocer las causas del hecho que no han sido determinadas aún.

Cifras de la Acnur ubican en más de un millón la cantidad de refugiados rohinyás en Bangladés, cuya mayoría huyó de Myanmar por la represión militar desatada en el estado de Rakhine en 2017. La crisis humanitaria de esta etnia está lejos de resolverse, sobre todo tras el golpe de Estado en ese país en 2021.

Los intentos por devolver a los refugiados a sus territorios han sido inútiles, lo que se ha unido a las pésimas condiciones de vida de los campamentos, el limbo legal, el descontento de las poblaciones autóctonas y las dificultades de las autoridades de la nación asiática para mantener la asistencia.

El relator de la ONU para los derechos humanos en Myanmar, Tom Andrews, denunció los recortes de las raciones alimenticias del Programa Mundial de Alimentos, afectando un tercio de los abastecimientos destinados a los rohingyas, lo que calificó como una "mancha en la conciencia de la comunidad internacional".

"He podido hablar con familias que están desesperadas y para las que esta situación es una cuestión de vida o muerte", declaró el diplomático, quien instó a los países de la comunidad internacional a ayudar más allá de la retórica, pues se necesita un financiamiento de 125 millones de dólares para revertir la situación.

Selim Ullah, un refugiado rohinyá de 40 años y padre de seis hijos, narró que "todo quedó reducido a cenizas". "No pude salvar nada. Muchos están sin hogar. No sé qué nos pasará"."Cuando estuvimos en Myanmar enfrentamos muchos problemas. Nuestras casas fueron incendiadas. Ahora ha vuelto a suceder", lamentó.


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