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Las ciudades de Shan (este), Kachin (norte), y Mandalay (centro) y Dawei y Myeik en la región de Tanintharyi, en el sur., respondieron a la convocatoria de huelga silenciosa.

Las ciudades de Shan (este), Kachin (norte), y Mandalay (centro) y Dawei y Myeik en la región de Tanintharyi, en el sur., respondieron a la convocatoria de huelga silenciosa. | Foto: @cvdom2021

Publicado 1 febrero 2022



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Un grupo de países del mundo demandaron el cese inmediato de la violencia y abogaron por el diálogo constructivo.

Las grandes ciudades de Myanmar amanecieron este martes con sus calles vacías y desde sus casas los ciudadanos rechazaron a la junta militar que ocupa el poder desde el 1 de febrero de 2021, y que ha dejado al país en una ola violenta y represora.

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Las tiendas estaban cerradas y las calles desiertas en la capital económica del país, Rangún. La convocatoria a esta protesta silenciosa fue seguida por todo el país, especialmente en Shan (este), Kachin (norte), y Mandalay (centro) y Dawei y Myeik en la región de Tanintharyi, en el sur.

En las redes sociales los birmanos publicaron imágenes con el saludo de los tres dedos en sus casas, en señal de resistencia.

Los barrios de Rangún y Mandalay vieron el estallido de aplausos en la tarde sobre las 16H00, hora local, como señal de cierre de la jornada de protesta silenciosa, según reseñan medios internacionales.

De acuerdo con las autoridades, estas acciones pueden calificarse como alta traición, un delito que es penado con muchos años de cárcel. Además, amenazaron que se apoderarían de los negocios cerraron.

Adicionalmente, publicaron manifestaciones en favor de la junta, en regiones no especificadas del país con videos sin fechas. Los promilitares enarbolaron la bandera nacional y denunciaron a las “Fuerzas de Defensa del Pueblo”, quienes efectúan operaciones de guerrilla contra las fuerzas de seguridad.

El ejército birmano prorrogó el estado de emergencia hasta el venidero 21 de julio, tal y como determinó el Consejo Nacional de Seguridad y Defensa, liderado por Min Aung Hlaing, en el marco del aniversario del golpe que derrocó a Aung San Suu Kyi.

Para Hlaing, jefe de la junta, “los acontecimientos en situaciones políticas, económicas y sociales” requieren esta prórroga. De igual forma, señaló a las fuerzas destructivas que buscan la aniquilación total del país y criticó los “ataques terroristas” y puntualizó la necesidad de “una democracia multipartidista auténtica y disciplinada”.

Tras la toma del poder por los militares, más de 1.500 personas han muerto y unas 11.838 fueron detenidas en represión militar, según la ONG Asociación de Asistencia a Presos Políticos.

Una declaración conjunta del Alto Representante en nombre de la Unión Europea y los ministros de Relaciones Exteriores de Albania, Australia, Canadá, Nueva Zelanda, Noruega, la República de Corea, Suiza, Reino Unido y Estados Unidos, demandaron "el cese inmediato de la violencia y el diálogo constructivo entre todas las partes para resolver la crisis de manera pacífica".

Tras la toma del poder de la junta militar, la lideresa depuesta, Aung San Suu Kyi, fue detenida junto con otros funcionarios, incluido el presidente, y desde la fecha ha sido acusada de múltiples delitos, incluido el fraude electoral en las pasadas elecciones legislativas de 2020, que ganó su formación política Liga Nacional para la Democracia.

Kyi acumula otras cuatro condenas que le aseguran seis años de prisión, a la que se sumó la nueva acusación de fraude y la de vulnerar la Ley de Secretos Oficiales con posible condena de hasta 14 años.


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