Desde el sábado 13 de octubre, habitantes de El Salvador ya se encontraban celebrando la canonización de San Romero. Para ello, se dirigieron al lugar donde reposan sus restos mortales, cargando pancartas, afiches, retratos y flores en las manos. "Él llevó su fe al límite de dar su vida por lo que consideraba justo", dijo uno de los feligreces.
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