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"Las personas LGBTIQA+ no necesitamos curarnos de ser quienes somos", defiende la representante de Resistencia LGBTIQA+ de Costa Rica, Shi Alarcón-Zamora.

"Las personas LGBTIQA+ no necesitamos curarnos de ser quienes somos", defiende la representante de Resistencia LGBTIQA+ de Costa Rica, Shi Alarcón-Zamora. | Foto: Interferencia

Publicado 22 octubre 2022



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Bajo el lema “No hay nada que curar”, más de 130 organizaciones defensoras de los derechos humanos exigieron a los diputados suprimir lo que consideran tortura.

Organizaciones estudiantiles, religiosas, colectivos y activistas costarricenses se congregaron este viernes frente a la Asamblea Legislativa en defensa del proyecto de ley que aboga por derogar las pseudoterapias de conversión dirigidas a la comunidad LGBTIQ+.

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Este proyecto, el cual fue presentado por el partido Frente Amplio y rechazado por el ultraderechista Nueva República, que ha presentado alrededor de 100 mociones, se tramita en la comisión de Derechos Humanos del parlamento unicameral bajo el expediente 20970.

Bajo el lema “No hay nada que curar”, más de 130 organizaciones defensoras de los derechos humanos exigieron a los diputados suprimir lo que consideran tortura al querer “revertir o modificar” la orientación sexual y la identidad de género de las personas LGBTIQ+.

 

“En este caso no hay interés real en mejorar el proyecto, se quiere legitimar la tortura, que es lo que se busca prohibir”, precisó el legislador Antonio Ortega, dirigente del Frente Amplio e integrante de la comisión de Derechos Humanos.

Insistió que el colectivo Nueva República intenta “legitimar el odio organizado al obstruir la discusión del proyecto”.

La representante de Resistencia LGBTIQA+ de Costa Rica, Shi Alarcón-Zamora, valoró que “las personas LGBTIQA+ no necesitamos curarnos de ser quienes somos: tener una orientación sexual o identidad de género diversa/diferente, no es una enfermedad mental ni física, es una forma de vida como cualquiera otra”.

El diputado de Nueva República, Fabricio Alvarado, manifestó por su parte que “nosotros estamos de acuerdo en que no se debe coaccionar o torturar a nadie pero, ¿qué pasa con los que sí quieren revertir eso? ¿Qué pasa con los homosexuales que no se sienten cómodos con esa forma de vida y quieren retornar a la heterosexualidad?”.

Shi Alarcón-Zamora dijo de su lado que “los intentos de patologizar, borrar o cambiar la identidad de las personas, negar su existencia como lesbianas, gais, bisexuales, transgénero o de género diverso y provocar el odio hacia sí mismo, tienen consecuencias profundas en su integridad y bienestar físicos y psicológicos”.


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