Hombres, mujeres, niños, ancianos y personas con algún impedimento físico forman parte de los más de 1.000 hondureños que integran la caravana de migrantes.
Su objetivo es claro: llegar a Estados Unidos en busca de una vida mejor y huir de la violencia que no da tregua en su país.
Caminan bajo el sol o se suben en cualquier carro. La mayoría no lleva más que un equipaje ligero. Muchos no tienen suficiente dinero ni comida. Duermen en cualquier lugar. Sobreviven a la travesía con la ayuda solidaria que se les presenta en el camino.
Estos son algunos de los testimonios:
Un adolescente llamado Jhonatan contó a Prensa Libre que huyó de Honduras porque teme por su vida. En San Pedro Sula una pandilla quería reclutarlo.
“A un amigo que crecimos desde chiquitos se lo llevó la mara y después él era el que me estaba obligando a que me uniera con ellos”, agregó.
EN la ciudad de Chiquimula dan asistencia a miles de hondureños que huyen de la crísis que vive el país. pic.twitter.com/B9gBRbMxSl
— Gilda Silvestrucci (@GildateleSUR) 16 de octubre de 2018
Sergio Cáceres, quien hace la travesía en silla de ruedas, contó: “en Honduras el Gobierno no le da apoyo a uno, yo allá trabajaba, pero cuando tuve el accidente en mis piernas no me quedó otra que pedir dinero”.
“ esto es por la corrupción, por eso somos pobres “ . Testimonio de Migrante hondureño que esta noche dormirá en la Casa del Migrante en la capital de #Guatemala pic.twitter.com/Fq0zqYqiwE
— Mario Rosales (@MarioteleSUR) 17 de octubre de 2018
Nery también avanza en la caravana en su silla de ruedas. Hace tres años en su intento por llegar a EE.UU. el tren denominado “La Bestia” lo arrolló y lo dejó sin piernas. Su deseo, al igual que todos, es huir de la violencia y la pobreza.