El mandatario brasileño sugirió usar métodos de tortura de la dictadura conocido como pau de arara como forma de combatir la corrupción en la nación latinoamericana.
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, declaró en un acto oficial en Palma, capital del estado de Tocantins (centro-norte), sobre la posible utilización de un método de tortura aplicado durante la dictadura (1964 a 1985) con los ministros de su Gobierno que se hayan involucrado en casos de corrupción.
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"Es posible que haya corrupción en mi Gobierno, puede ser que exista y yo no lo sepa, pero si descubro que hay corrupción, pongo en el pau de arara al ministro", indicó el jueves.
El pau de arara, que en español significa palo de guacamayo, fue una modalidad de tortura muy usada en todas las instalaciones militares y policiales, que consistió en colgar boca abajo a las víctimas, atadas por las muñecas y los tobillos, con un trozo de madera para sostener el peso del cuerpo, según el archivo de la Comisión Nacional de la Verdad (CNV) que investigó los crímenes durante este período.
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— teleSUR TV (@teleSURtv) September 9, 2019
El mandatario brindó esas declaraciones luego que, el pasado domingo, una encuesta revelara que aumentó de 44 a 50 por ciento la desaprobación en cuanto al combate a la corrupción.
Las muestras de simpatía de Bolsonaro por la dictadura militar brasileña han sido evidentes por sus declaraciones públicas. Por ejemplo, en marzo protagonizó una polémica cuando pidió conmemorar con honores el 55 aniversario del golpe militar de 1964, que dio paso a la dictadura, por lo cual debió retractarse.
En abril, canceló mediante un decreto las tareas de identificación de restos de desaparecidos durante el periodo de la dictadura.
En una entrevista, uno de los hijos de Bolsonaro amenazó con “un nuevo AI-5”. El AI-5 fue un decreto de la dictadura militar que, entró otras medidas, cerró el Congreso, legalizó la tortura y la censura previa y suspendió la vigencia de la constitución. Fue el inicio del terror.
— Bruno Bimbi (@bbimbi) October 31, 2019
En julio, durante un discurso, intentó desmentir los documentos de la CNV sobre los crímenes cometidos por el Estado entre 1964 y 1985, y en agosto, llamó héroe nacional al coronel Carlos Alberto Brilhante Ustra, uno de los torturadores de la dictadura.
Por otro lado, a finales de noviembre, el ministro brasileño de Economía, Paulo Guedes, invocó el decreto que durante la dictadura militar suspendió las garantías constitucionales en caso de que radicalicen las protestas callejeras en el país.
Además, el hijo del presidente, Eduardo Bolsonaro, había amenazado con implantar medidas dictatoriales si la izquierda se radicaliza en Brasil.