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Los principios fundacionales del ALBA-TCP son radicalmente opuestos a las pretensiones hegemónicas del imperialismo estadounidense en el área.

Los principios fundacionales del ALBA-TCP son radicalmente opuestos a las pretensiones hegemónicas del imperialismo estadounidense en el área. | Foto: AVN

Publicado 14 diciembre 2019



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Su propósito fundamental fue unir las capacidades y fortalezas de las naciones que la integran, para continuar como naciones soberanas y justas.

La Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP) es una plataforma de integración de los países de América Latina y el Caribe, con énfasis en la solidaridad, la justicia y la cooperación.

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Su propósito fundamental resulta unir las capacidades y fortalezas de las naciones que la integran, con la perspectiva de producir transformaciones estructurales y en el sistema de relaciones para alcanzar el desarrollo integral requerido para continuar como naciones soberanas y justas. 

Sus miembros fundadores desde el año 2004 son Cuba y Venezuela, pero posteriormente se han sumado Bolivia (2006), Nicaragua (2007), la Mancomunidad de Dominica (2008), Honduras (2008, hasta que el presidente de facto Roberto Micheletti decidió abandonar el ALBA en 2009), Antigua y Barbuda (2009), Ecuador (2009, aunque el Gobierno de Lenin Moreno pidió salir del organismo en 2018), San Vicente Las Granadinas (2009), Santa Lucía (2013) y San Cristóbal y Nieves (2014).

Surgimiento del ALBA-TCP

El entonces presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez, fue quien primero formuló la propuesta del ALBA en el marco de la III Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la Asociación de Estados del Caribe, en 2001.

Vería la luz el 14 de diciembre de 2004, con un acuerdo entre Cuba y Venezuela, concretándose como un proyecto de colaboración y complementación política, social y económica con énfasis en la lucha contra la pobreza y la exclusión social y base en doctrinas de izquierda.

 

Para abril del 2006, con la incorporación de Bolivia, se enriqueció el ALBA con la propuesta de los Tratados de Comercio de los Pueblos (TCP), instrumentos de intercambio solidario y complementario entre los países, destinados a beneficiar a los pueblos en contraposición a los Tratados de Libre Comercio que persiguen incrementar el poder y el dominio de las transnacionales.

Surgió con el nombre de “Alternativa”, pues era la contrapartida del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), impulsada por Estados Unidos, pero cambió su nomenclatura en 2009, durante una Cumbre Extraordinaria en Venezuela, como reflejo de su fortalecimiento. Asimismo, el acrónimo ALBA pasó a ser ALBA-TCP, a solicitud del presidente boliviano Evo Morales, para incluir y reflejar el Tratado de
Comercio de los Pueblos.

Influencia en la región

Los principios fundacionales del ALBA-TCP son radicalmente opuestos a las pretensiones hegemónicas del imperialismo estadounidense en el área. Su marcado carácter humanista, la premisa de que el comercio y la inversión no deben constituir fines en sí mismos, sino mecanismos de cooperación con las naciones menos desarrolladas, así como los programas impulsados para beneficio de los pueblos demuestran su vocación solidaria.

Esta coalición política, económica, y social en defensa de la independencia, la autodeterminación y la identidad de los pueblos que la integran ha fructificado en disímiles sectores, influyendo significativamente en el desarrollo de la región.

Por ejemplo, en el apartado educacional, tres países integrantes han sido declarados “Territorios Libres de Analfabetismo” -Venezuela (2005), Bolivia (2008) y Nicaragua (2009)- mientras que gracias al método educativo cubano “Yo sí puedo”, que también garantiza la post-alfabetización, cinco millones de personas aprendieron a leer y escribir.

 

En el área de la salud, la Misión Milagro ha devuelto la vista de forma gratuita a más de tres millones de personas procedentes de 21 paíse, se ha ofrecido una cifra superior a 27 millones de consultas oftalmológicas y entregado más de 41 millones de lentes.

También se identificaron más de 280 mil personas con discapacidad desprotegidas en seis de los países del ALBA-TCP -Cuba, Venezuela, Ecuador, Bolivia, Nicaragua y San Vicente y Las Granadinas- a las cuales no solo se atiende médicamente, sino que existe el propósito de integrarlas a la sociedad sin discriminación y promover sus potencialidades individuales. 

Como parte de los programas de salud, más de 20 mil jóvenes procedentes de América Latina, el Caribe y África se forman como médicos comunitarios en la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM), con sedes en Cuba y Venezuela.

Al ocurrir desastres también se ha manifestado la solidaridad y cooperación del eje, como sucedió tras el terremoto del 12 de enero de 2010 en Haití, cuando los países del ALBA-TCP aprobaron un plan de acción para contribuir a la reconstrucción y fomento del desarrollo del país caribeño en las áreas de la salud, finanzas, energía, agricultura y soberanía alimentaria, educación, construcción, seguridad, transporte y logística.

 

Por otra parte, el bloque ha defendido posiciones firmes y certeras ante agresiones políticas, y condenó el bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos hacia Cuba; así como la presencia de bases militares estadounidenses en la región; y rechazó las acciones golpistas, toda vez que se ha solidarizado con los pueblos. Además, la Alianza acompaña a Puerto Rico en su lucha por la independencia y la soberanía nacional.

La Alianza se ha propuesto la construcción y consolidación de un Espacio de Interdependencia, Soberanía y Solidaridad Económica a través del Tratado de Comercio de los Pueblos, el SUCRE y el Banco del ALBA. Ya se han alcanzado grandes transacciones de Sucres (1.300 millones) equivalentes a más de dos millones dólares.

Otros proyectos que benefician a los habitantes de los países miembros han estado vinculados a la creación de canales para garantizar la seguridad alimentaria, el autoabastecimiento, la producción y distribución de víveres; la generación de espacios públicos para la cultura y el arte; la protección y defensa de los pueblos y de la naturaleza; la ciencia y la tecnología; el comercio justo; la energía, la industria y la minería; las telecomunicaciones, el transporte y el turismo; la promoción de la diversidad de las diferentes culturas y el apoyo a los movimientos sociales.


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