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Rafael Caro Quintero, Joaquín "El Chapo" Guzmán, y Alfredo "El Mochomo" Beltrán Leyva.

Rafael Caro Quintero, Joaquín "El Chapo" Guzmán, y Alfredo "El Mochomo" Beltrán Leyva. | Foto: AP

Publicado 29 junio 2016



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Lo único que a estas alturas se puede asegurar es que se ha desatado una guerra entre narcos y que hay un vacío de poder. Pero ¿quiénes se pelean contra quiénes?, está por averiguarse.

La guerra entre narcos de la sierra sinaloense, allá por las abundantes y fértiles tierras de Badiraguato, donde habitan narcotraficantes de México, ha dejado miles de desplazados, incluyendo la madre de Joaquín “El Chapo” Guzmán, cuyo poder y autoridad parecen ser desafiados por Rafael Caro Quintero, quien fue liberado bajo sospechosas circunstancias hace tres años por un juez federal.

Primero, la extradición de El Chapo, que parecía inminente tras su recaptura en enero de este año a juzgar por las declaraciones del mismo presidente Enrique Peña Nieto, ahora parece que podría tardar al menos tres años y posiblemente más.

>> Se desata guerra entre narcos en México

De hecho, este martes un juez le otorgó un amparo contra la medida de extradición, cuya apelación alegaba que si era enviado a Estados Unidos no había garantía que no se le fuera a sentenciar con la pena de muerte, pese a que el gobierno federal había dicho que esto no sucedería por acuerdo con Washington.

Como publicó El Universal, esto no significa que no cancela por completo la extradición, sino que bajo el Artículo 126 de la Ley de Amparo, se le exigirá a la cancillería mexicana que asegure con elementos bien documentados que El Chapo no será mandado a la silla eléctrica una vez en Estados Unidos.

Pero mientras, su encarcelamiento, como dijo a teleSUR el escritor y periodista sinaloense Javier Valdéz, “ha dejado un vacío de poder” en las altas esferas del narcotráfico mexicano.

Y mientras RioDoce este martes habló de las cuatro mil 500 personas desplazadas por la violencia entre los cárteles de la droga en la sierra de Sinaloa — ubicada a unos mil 200 kilómetros al noroeste de la capital mexicana — Anabel Hernández, considerada experta en temas de narcotráfico, escribió para Proceso hace cuatro días que la guerra que se libra es liderada por Caro Quintero quien a tres años de su liberación de la prisión en la que estuvo casi tres décadas, ahora quiere volver a posicionarse como el jefe de jefes que era en 1985.

“Una nueva guerra entre cárteles de la droga comenzó”, escribió Hernández. “Rafael Caro Quintero decidió enfrentarse al Cártel de Sinaloa”.

Los testigos

Esto concuerdo un poco con lo que dijeron testigos del ataque hace un par de semanas en Badiraguato llevado a cabo por 150 hombres fuertemente armados, quienes arribaron al rancho de El Chapo, donde vive su madre, en La Tuna, y con lujo de violencia masacraron a una ocho personas según los vecinos y se llevaron todo lo que les gustó como vehículos de lujo, todo terreno, motos de montaña, y muchas cosas más.

Mochomito y Mochomo

Hernández asegura que el sobrino de El Chapo, Alfredo Beltrán Guzmán, mejor conocido como “El Mochomito” apoyó a Caro Quintero en el ataque que sirvió como muestra de poder.

El Mochomito — nada más para que se den idea de lo vinculados que están todos y de la traición que existe entre ellos — es también el hijo de Alfredo uno de los sangrientos hermanos Beltrán Leyva, quienes fueron aliados y grandes amigos de El Chapo, hasta que fueron traicionados por el compadre de éste, Ismael “El Mayo” Zambada.

El Mochomo fue extraditado a Estados Unidos en 2014, cinco años después que su peligroso hermano, Arturo, fue muerto en un tiroteo con fuerzas armadas. Los Beltrán Leyva acusan al Cártel de Sinaloa de traicionarlos, luego de que habían sido grandes amigos y socios. El Mayo es considerado uno de los traidores más grandes del Cártel de Sinaloa, pero pruebas faltan para demostrarlo, aunque lo cierto es que dos de sus grandes pistoleros, Gonzalo “El Chalo” Araujo y Gonzalo “El Machoprieto” Inzunza, murieron después de que “desobedecieron” a su jefe.

Paciente espera

Caro Quintero se esperó silenciosamente y bien escondido desde que lo liberaron “por error” en agosto de 2013, pero ahora “reclama elo derecho de cruzar drogas libremente por su viejo territorio”, según Hernández, lo cual tendría que ser corroborado desde adentro, porque Rafael es o era muy amigo de El Mayo y de El Chapo, y cuando salió de la cárcel, dijo a teleSUR Julio “El Tío” Martínez, se reunió con ellos en la sierra para reorganizarse y ponerse a trabajar bajo un nuevo esquema.

“Son hombres de negocios. Y dinero hay para todos. El problema no es el tránsito de drogas ni las rutas, ya que hay espacio para todos, el problema podría estar en los clientes, ya esos sí son fuente de ingreso”, dijo El Tío a teleSUR recientemente.

El Tío se llama de otra forma, pero por razones obvias pide que no se use su nombre verdadero.

Él trabaja para Aquiles, un pistolero y jefe de seguridad que se ha elevado entre las filas del narcotráfico por su alta peligrosidad, su actitud temeraria y su “manera eficiente de limpiar de enemigos que roban cargamentos y calientan terreno matando por matar, secuestrando, robando autos y haciendo otras cosas ajenas a las drogas. También a los que envenenan a jóvenes”.

Confirmación militar

Hernández continúa diciendo en su artículo publicado en Proceso que “el comandante de la Tercera Región Militar, Alfonso Duarte Múgica, ha confirmado que El Mochomito, fue el instigador directo del primer ataque de esta guerra: una razia en el terruño del Chapo contra la madre del capo hoy encarcelado”.

En su artículo también menciona una investigación de Proceso que “revela que Caro Quintero (otrora líder del Cártel de Guadalajara) se ha fortalecido en los dos años y 10 meses que lleva libre a través de alianzas con el Cártel de los Beltrán Leyva y otras organizaciones criminales”.

Pero en el bajo mundo de las drogas todo mundo sabe que Caro Quintero realmente nunca perdió poder. Su familia siguió el negocio y “han sido siempre gente importante con influencia, con contactos y con clientes a los dos lados de la fronter. Él tuvo mucho control de su gente desde dentro de la cárcel”, agregó El Tío.

Proceso asegura que el Cártel de Sinaloa le quiere cobrar derecho de piso y que él no lo quiere pagar, siendo que los “Quintero siempre han controlado sus propias rutas. En esto de las rutas, es increíble quienes terminan ayudándose y quiénes terminan mandando droga en los mismos transportes y cruzando por los mismos túneles y llegando a las mismas casas de seguridad al otro lado. Insisto, la fuerza y el poder recae en los clientes, no en las rutas, pero en fin”, dijo El Tío, quien ha estado en el negocio de las drogas desde hace más de 30 años.

Lo cierto es que se ha desatado una guerra entre narcos, pero ¿quiénes se están peleando con quiénes? y  el porqué, eso será lo que hay que averiguar.

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