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Los navíos de los alzados conminan a las autoridades a cumplir sus demandas so pena de bombardear la ciudad desde las naves de guerra tomadas en la bahía de Guanabara en la capital, Río de Janeiro.

Los navíos de los alzados conminan a las autoridades a cumplir sus demandas so pena de bombardear la ciudad desde las naves de guerra tomadas en la bahía de Guanabara en la capital, Río de Janeiro. | Foto: Archivo.

Publicado 22 noviembre 2016



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En Porto Alegre, Brasil, cada 22 de noviembre se recuerda el alzamiento naval liderado por el marinero raso Joâo Cándido, a quien se llamó el Almirante Negro. 

Cándido, al mando de 2 mil marineros, se alza para reclamar contra la aplicación de castigos corporales en la armada, las jornadas agotadoras y por la mejora de las condiciones sanitarias y alimenticias.

Los navíos de los alzados conminan a las autoridades a cumplir sus demandas so pena de bombardear la ciudad desde las naves de guerra tomadas en la bahía de Guanabara en la capital, Río de Janeiro.

A la rebelión naval se le denominó la Revuelta de la Chibata o Revuelta del látigo, protagonizada en su mayoría por negros y mulatos. Este alzamiento naval sucedió justamente en noviembre de 1910 y guarda mucha similitud con el episodio ocurrido 5 años antes en el puerto ruso de Odessa a bordo del acorazado Potemkin.

“Desperté en medio a una maravillosa aurora de verano de noviembre de 1910. La bahía lucía espléndida con sus cerros y ensenadas. Y vi en ella, frente a mí, buques de guerra, todos de acero, que se dirigían en fila hacia la salida del puerto. Reconocí al acorazado Minas Gerais que abría la marcha. Le seguían el São Paulo y otro más. Todos ostentaban una pequeña bandera roja. ¿Sería toda una revolución en una aurora?”, se preguntó Oswald de Andrade, testigo ocular de la historia.

Seguidamente De Andrade escribió: “De repente vi encenderse un punto en el costado del Minas y un estruendo hizo eco cerca de mí, y despertó a la ciudad. Una esquirla de granada pegó cerca, en una columna de la Light. Era un levante de los soldados del mar contra la imposición de castigos corporales. Su jefe, el negro João Cândido, inmediatamente ascendido al puesto de almirante, había demostrado ser un hábil conductor de buques. La rebelión tuvo el más infame de los desenlaces. El Congreso votó una amnistía, pero, estando presos los masacraron, y sólo escapó el almirante João Cândido”. 

93 años después, en 2003, la municipalidad de Porto Alegre en homenaje a esta rebelión decretó el 22 de noviembre como Día de la Ciudadanía y de la Lucha contra la Discriminación.


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