La extensión por varias ciudades se debe a la combinación de la llegada del propio polvo y Celia, una borrasca invernal.
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Una de las causas es la enorme cantidad de polvo en suspensión que arrastra la borrasca Celia, la cual afecta Europa desde el fin de semana.
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Gran parte de España, incluida la zona centro, el norte peninsular y Baleares, se ha despertado este martes bajo cielos amarillentos y bajo un notable manto de arenilla del desierto.
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Es un episodio extraordinario debido a la altísima concentración de polvo en suspensión que presenta el aire, dicen las agencias meteorológicas.
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También destaca su gran extensión territorial en amplias zonas de Europa, con particular afectación en la península Ibérica, y algunas ciudades de Suiza, Alemania e Italia.
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Resalta, por otra parte, la persistencia del fenómeno, ya que está previsto que continúe llegando polvo en gran cantidad durante el miércoles y jueves.
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La cuenca mediterránea es una de las áreas más afectadas por este fenómeno, producido por la coincidencia de lluvias y nubes de polvo sahariano.
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La presencia en el aire de partículas muy finas, de menos de 10 micras de diámetro (PM10), hace que su calidad empeore y tiene efectos nocivos sobre la salud, ya que afectan al sistema respiratorio.
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En ciudades de toda Europa, como Madrid, Munich o Granada, la visibilidad ha quedado reducida esta mañana a menos de cuatro kilómetros.
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Autoridades meteorológicas alertan que con el aumento de la desertificación, ya no será un polvo de fuera sino del propio territorio europeo.
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