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17 noviembre 2020
Saharauis: Un pueblo cuya paciencia se agotó

En la zona de El Guarguerat, al sur de los territorios ocupados saharauis, en el límite con Mauritania, se expresó en estos días la voluntad de lucha y la dignidad del pueblo saharaui, impidiendo el uso de la zona, tanto por las tropas ocupantes de Marruecos como por empresas de ese país, que usan la brecha de El Guarguerat como sitio de comercio ilegal e incluso tráfico de drogas para distribuir al sur del continente africano.

Saharauis: Un pueblo cuya paciencia se agotó

La protesta de civiles saharauis a la acción delictiva de Marruecos, generó un ataque de tropas del Ejército ocupante en lo que se conoce como la brecha de El Guerguerat, que obligó a las autoridades de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) a través del Ejército Popular de Liberación saharaui, salir en defensa de sus ciudadanos, en una escalada de acciones que finalmente desembocó en enfrentamientos directos entre ambos Ejércitos y la declaración de guerra, por parte del Gobierno de la RASD, cuyos efectivos bombardearon como muestra de su poder militar y efectividad operativa los puestos militares marroquíes a lo largo del Muro que por 2.700 kilómetros divide en dos el territorio saharaui: los puestos de Mahbez en las cercanías de los campamentos de refugiados de Tindouf en el límite con Argelia. Hauza, en el sector que separa el territorio liberado saharaui y el muro a la altura de la ciudad ocupada saharaui de Smara y la zona militar de Auserd, en el sur del territorio bajo invasión marroquí. La agencia de prensa saharaui ha informado que las fuerzas de la RASD han bombardeado bases, puntos de apoyo y abastecimientos del enemigo además de dar duros golpes al Ejército marroquí.

Efectivamente,  el presidente de la RASD y líder del Frente Polisario, Brahim Gali, mediante un decreto presidencial declaró la guerra a Marruecos tras el último ataque de las tropas invasoras de la monarquía Alauí contra la población civil de un territorio, que hasta el año 1975 fue colonia española y que tras la traición de la agonizante dictadura franquista y luego los gobiernos civiles españoles, se enfrascó en una guerra por su independencia, combatiendo la agresión e invasión de su territorio por Marruecos y Mauritania. Este último país fue derrotado y firmó la paz con la RASD en la ciudad de Argel el 10 de agosto del año 1979. En el caso de Marruecos, el conflicto con esta Monarquía se mantuvo hasta el año 1919 cuando se firmó en septiembre de ese año un alto al fuego, con la promesa de llevar adelante un referéndum de autodeterminación, que durante 29 años ha sido permanentemente postergado.

Una consulta programada, discutida, aprobada y sin embargo no concretada, que ha significado burlarse de los sueños y anhelos de autodeterminación del pueblo saharaui, tanto aquel que vive en la diáspora de los campamentos de Tindouf, como aquel que es sometido a la ocupación de la bota militar de la Monarquía marroquí encabezada por Mohamed VI. Un régimen corrupto que con el apoyo político de los Gobiernos de Francia y España (con cuya Monarquía lo unen fuertes lazos), sometidos ambos a una monarquía que suele chantajear en materia de abrir o cerrar las fuentes de inmigración a Europa, tanto de la población magrebí y subsahariana (a través de las puertas de entrada de los dos enclaves españoles en territorio marroquí como son Ceuta y Melilla o no detener la salida de pateras desde las costas de Marruecos).

Igualmente, no impedir el contrabando de drogas a través de una nula fiscalización de miles de toneladas, por ejemplo, de hachís que suelen llegar a costas españolas y que han generado un fenómeno de corrupción que implica a autoridades civiles, policías y población tanto de España como del reino marroquí. Por otra parte, el Informe de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) recogido en el World Drug Report 2019, afirma que “los traficantes de estupefacientes han triplicado sus rutas en Marruecos. La importantísima producción de droga en Marruecos unida a las evidencias crecientes de la relación entre el mundo de los traficantes de drogas y el terrorismo, hacen necesario detenerse en el estudio de interés en gran medida prospectivo, de una relación fructífera entre delincuentes y de una progresiva convergencia entre ambos”.

La paciencia tiene un límite

Las tres décadas de estancamiento del proceso, que tras el cese del fuego del año 1919 entre la RASD y Marruecos debía concretarse con el referéndum de autodeterminación, ha terminado de agotar el aguante de un pueblo pacífico como es el saharaui, que como ningún otro, ha confiado en los organismos internacionales como la ONU y la misión creada para llevar a cabo el referéndum, la llamada Misión de las Naciones Unidas Para el Referéndum del Sahara Occidental (MINURSO) que ha sido un completo fracaso y ha servido de freno a los anhelos de autodeterminación saharaui.

El decreto, que pone fin al alto el fuego firmado entre el Frente Polisario y Marruecos del año 1991 ordena al Estado Mayor del Ejército Popular Saharaui de Liberación tomar todas las medidas relacionadas con la implementación de los requisitos de este decreto dentro de sus competencias y autoridad, según recoge la agencia de noticias saharaui SPS. Un decreto que también ha determinado que la autoridad de Seguridad nacional saharaui dirigida por el primer ministro de la RASD, Mohammed Luali Akeik, “tome todas las medidas relacionadas con la implementación de los requisitos que demanda un estado de guerra y que dicen relación con la gestión y administración de las instituciones y organismos nacionales y garantizar la regularidad de los servicios a la población".

A los saharauis se les ha robado su territorio y su desarrollo como un Estado Independiente. El 6 de septiembre de 1991 no se declaró el fin de las hostilidades entre las fuerzas del Frente Polisario y Marruecos, sino que se firmó un simple armisticio, en el que los saharauis asumían el proceso de paz siempre y cuando la Monarquía marroquí respetara la decisión del referéndum, que debía ser conducido e implementado por la Organización de Naciones Unidas (ONU) a través de la Misión de las Naciones Unidas para el Referéndum en el Sahara Occidental (MINURSO).

Un pueblo que ha soportado la colonización, ocupación, represión y agresión constante por parte de la potencia invasora, que usurpa el territorio saharaui y lo mantiene cercado por un muro, tan ignominioso como el israelí: el “Muro de la Vergüenza”, que se extiende a lo largo de 2.700 kilómetros de alambradas, campos minados y fortificaciones. En la región de Tindouf, a 1.500 kilómetros al sur de Argel, en lo que se conoce como la hamada, en el tórrido desierto del Sahara, con un terreno pedregoso, árido, duro, en una de las zonas más inhóspitas del mundo, con temperaturas que alcanzan los 50 grados en verano y donde la vida animal y vegetal brilla por su escasa presencia, subsisten en condiciones de extrema dureza, aproximadamente 200.000 refugiados saharauis. Familias, que durante 45 años han resistido el transtierro, el exilio forzado, tras la ocupación de Marruecos de su patria. Un territorio no autónomo sujeto a la supervisión del Comité Especial de Descolonización de la ONU y sin embargo tan abandonado por este organismo.

Los saharauis durante 29 años han cumplido, cedido, esperado. Marruecos, España, Francia y la ONU, en cambio, han traicionado los compromisos asumidos. Una declaración de alto al fuego surgida en un marco poco estable, que poco a poco comenzó a mostrar esa fragilidad, consolidando el temor respecto a que el proceso de referéndum nació malherido, sobre todo por las presiones de la Casa Real marroquí, que avalada por sus alianzas con España, Francia y Estados Unidos, desconoció el censo efectuado por España el año 1974 y los requisitos necesarios para identificar los votantes autorizados. Elemento crucial, pues de esa manera Marruecos aumentó artificialmente el número de votantes, sumando a miles de colonos traídos a los territorios ocupados, modificando con ello la naturaleza de dicho referéndum y violando el IV Convenio de Ginebra pero... tal hecho le ha importado nada a Marruecos, Francia y España. Incluyendo, por supuesto, a la MINURSO.

El pueblo saharaui, que al igual que el palestino sufre una ocupación de carácter criminal, que ha cercenado su vida como sociedad, cortando sus sueños en dos, condenando a una parte de la población a vivir bajo la dominación de la Monarquía marroquí, que ha construido al efecto un Muro que separa al pueblo saharaui y la otra parte a sobrevivir en condiciones extremas en el desierto del Sahara bajo el amparo de las Naciones Unidas, la ayuda internacional y la solidaridad del Gobierno argelino. Hoy, con el ejemplo de El Guarguerat, la RASD es un pueblo libre de las cadenas de un alto al fuego, que sólo ha favorecido la rapiña marroquí, que ha explotado los caladeros pesqueros del Atlántico, expoliado el fosfato, los acuíferos y ha desarrollado una política de prospección petrolera y gasífera violatoria del derecho internacional, como también los derechos humanos de la población saharaui. Hoy, el pueblo saharaui puede luchar por su definitiva independencia como su población lo ha exigido y cuya certeza la pude recoger en mi visita a los campamentos de refugiados en Tindouf.

El miembro del Secretariado Nacional y Representante del Frente POLISARIO en Nueva York, Dr. Sidi Mohamed Omar, declaró a medios internacionales el domingo 15 de noviembre  que “el pueblo saharaui ha hablado en alto este 13 de noviembre para decirle a la comunidad internacional, particularmente al Consejo de Seguridad, que si no puede impedirle a Marruecos continuar en sus agresiones, el pueblo saharaui sí les hará frente… las fuerzas de ocupación marroquíes, después de más de cuarenta años de su ocupación ilegal de partes del territorio del Sahara Occidental, ahora pretenden ampliar y consolidar esa ocupación para abrir una ruta comercial en el Guarguerat, que ha provocado la reacción legítima del pueblo saharaui… el pueblo saharaui ha esperado más de tres décadas para que las Naciones Unidas organicen un referéndum, que Marruecos sigue obstaculizando por temor a sus resultados. Ahora, que estamos libres de toda obligación con respecto al alto al fuego, el pueblo saharaui ha entrado en una nueva etapa de guerra abierta contra el ocupante marroquí hasta conseguir nuestros objetivos de libertad e independencia”.

Marruecos está en una enorme encrucijada pues sus aliados no han mostrado disposición en acudir en ayuda de un ejército con una moral por los suelos, incapaz de contender con fuerzas saharauis que operan a lo largo del Muro en operaciones dinámicas, efectivas, que no logran tener respuesta de una maquinaria militar anquilosada como la marroquí. La pregunta que surge hoy en Marruecos es “¿quién pagara la factura de una guerra con una monarquía endeudada hasta la médula? Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos u otras monarquías que son aliadas de Marruecos tienen sus propios dilemas no sólo militares, sino también económicos, de seguridad y una pandemia que también las afecta. ¿Europa? No está el horno para bollos para que Francia intervenga sin que ello despierte las alarmas en Argelia y acuda en apoyo de la RASD. Mi impresión es que la dirigencia saharaui respondió acertadamente a los mensajes y decisiones de su población y en lugar de frenar sus anhelos de acción, en pos de sus objetivos estratégicos, se sumó con fuerza y con respuestas contundentes contra la Monarquía marroquí y su Ejército.

En un libro de mi autoría “La Dignidad Vive en el Sáhara” sostengo una afirmación, que se mantiene por su peso, y sobre todo porque la justeza de los anhelos y sueños de un pueblo no terminan con su colonización y ocupación: “A los saharauis se les ha despojado de su territorio pero no de sus sueños. A través de las armas de la monarquía marroquí cuya figura, Mohamed VI, incrementó los afanes expansionistas y violadores de los Derechos Humanos iniciados por su padre, el fallecido exrey Hassan II hasta alcanzar niveles de crímenes de lesa humanidad. El contubernio entre Marruecos y aliados ávidos siguen explotando las riquezas naturales del Sáhara Occidental, violando con ello toda la legislación internacional, que prohíbe ejecutar acciones comerciales o concretar acuerdos en territorios ocupados. A esa conducta criminal se suma el abandono, el engaño y la traición de los gobiernos españoles, que tras la muerte del dictador Francisco Franco incumplieron vilmente sus promesas y el papel al cual estaban obligados a desempeñar según lo establece el derecho internacional: ser garantes del proceso de independencia de su antigua colonia africana”.

Efectivamente, España – según dictamen de la Comisión de Descolonización de la ONU– tenía la obligación de iniciar, a principios de la década de los 70, el proceso de autodeterminación con la población del territorio, para poner término a su condición colonial. Únase a ello la función de Francia –miembro permanente del Consejo de Seguridad y con ello derecho a veto en las resoluciones emanadas de ese Consejo– potencia influyente en materia para mantener el estatus quo en la zona del Magreb y el apoyo incondicional que entrega a la monarquía Alauí, que bajo ese amparo y protección, esquilma y roba las riquezas minerales y pesqueras de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) en los territorios ocupados. Zona sujeta a una férrea ocupación militar, con enormes similitudes a la implementada por Israel en los territorios ocupados. Una historia de infamia habitualmente ignorada.

Hoy esa historia ignominiosa, cobarde, vil que potencias como Francia y la exmetrópoli española han tenido con el pueblo saharaui, se visibiliza, permite denunciarla y solicitar solidaridad para un pueblo valiente. Una historia que muestra, en toda su dimensión, que los crímenes de la corrupta monarquía marroquí deben cesar, que no existe ese sueño megalómano del “Gran Marruecos” como no existe tampoco en Asia occidental ese sueño sionista del “Gran Israel” y menos aún los destinos manifiestos ni aquellos que pretenden mostrar un mundo de choque de civilizaciones o que existen pueblos elegidos a los cuales se les prometió ciertos territorios. El pueblo saharaui, ya sea en los territorios ocupados en El Aaiún, Smara, Djala, Auserd o en los campamentos en Tindouf. Hoy, en El Guarguerat nos señala, que el único camino posible para nuestros pueblos es el de la dignidad, el de la defensa de su soberanía, por muy poderoso que sea el enemigo. Hoy, en El Guarguerat, el pueblo saharaui ha demostrado, que la paciencia ante la injusticia se agotó.

*Cedido por www.segundopaso.es


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Perfil del Bloguero
Periodista y escritor chileno. Analista internacional, Master en Relaciones internacionales por la Universidad Complutense de Madrid. Especialista en temas principalmente de Latinoamérica, Oriente Medio y el Magreb. Es colaborador de varias cadenas de noticias internacionales: Hispantv, Rusia Today, Telesur, www.islamoriente.com, Annurtv de Argentina, Resumen Latinoamericano, La Haine, Rebelion, Radio y Diario Electrónico de la Universidad de Chile, El Ciudadano www.elciudadno.cl. Creador de la página WEB www.politicaycultura.cl. Autor de los libros "la Dignidad Vive en el Sahara" sobre la lucha del pueblo saharaui y el libro "Palestina. crónica de la ocupación sionista" sobre la historia y lucha del pueblo palestino contra la ocupación y colonización del sionismo.
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