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    Villancicos, aguinaldos, parrandas y gaitas definen la musicalidad venezolana en el último mes del año.

Villancicos, aguinaldos, parrandas, gaitas y todo lo que signifique baile y alegría hacen el marco perfecto para la Navidad en Venezuela, un verdadero abanico de diversidad musical en el último mes del año.

En Venezuela, como en la mayoría de las naciones del Caribe y del mundo la Navidad encierra un ciclo festivo en el que asociado al nacimiento del niño Dios se genera una variada cantidad de música que abarca lo divino y lo profano con las características propias de cada región. Y aunque hay similitudes el caso venezolano es fascinante por su diversidad musical y por las tradiciones asociadas a ella.

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Villancicos, aguinaldos, parrandas y gaitas definen la musicalidad venezolana en el último mes del año. Vamos por partes.

El Villancico

El término “Villancico” podría provenir de villano, que en la Edad Media era el habitante de las villas en Europa. Se desarrollaron particularmente en España y Portugal y luego, a través de la colonia, en casi toda la América Latina.

Es así como la palabra villancico ofrece elementos contundentes para desentrañar el origen popular de este género musical, que inicialmente se interpretaba en las zonas rurales españolas y no estaba asociado a rito religioso alguno ni en especial a la Navidad. 

¿Dónde se incorpora lo religioso? La Iglesia Católica, al percatarse del poderoso efecto aglutinante y de convocatoria que contenían los villancicos, comenzó a utilizarlos para sus fines de expansión de la fe cristiana; de este modo se construyó todo un imaginario colectivo en torno a los relatos de Navidad y otros temas Bíblicos.

“En Venezuela se tiende a confundir a los villancicos con los aguinaldos porque los dos géneros forman parte de las festividades navideñas.

Al consultar al músico e investigador Diego Silva Silva en torno al tema, señaló: “Al llegar a Venezuela, el villancico clásico fue moldeado por manos mestizas que lo adaptaron para representar un género particular de música tradicional navideña de Venezuela, que se caracteriza por el uso de un conjunto vocal numeroso, en el que algunos solistas se alternan en los solos, con acompañamiento instrumental de cuatro, tambor, furruco, pandereta (en algunos poblados la pandereta fue sustituida por chaperos, hechos con chapas de gaseosas o refrescos, aplanados y agrupados en un trozo de madera largo) y maracas.

La estructura del villancico venezolano es sencilla: generalmente comienza con una parte coral, que hace las veces de estribillo, y una parte central o copla, que realiza un solista, para volver de nuevo  al estribillo:

1. Coro:
Niño Lindo
Ante ti me rindo
Niño lindo
Eres tu mi Dios

2. Copla:
Esa tu hermosura,
ese tu candor, el
alma me roba, el alma
me roba, me roba el amor.

Regreso al Coro

 

El investigador y músico también especificó: “En Venezuela se tiende a confundir a los villancicos con los aguinaldos porque los dos géneros forman parte de las festividades navideñas. Las dos manifestaciones se acompañan con la misma configuración instrumental y vocal (aún cuando en algunas regiones del país se les agregan violines o mandolinas). 

La diferencia fundamental entre ambos es que el villancico es de temática estrictamente religiosa, mas asociada a la Navidad como fiesta cristiana y al nacimiento y vida de Cristo, por eso se cantan en las iglesias y en los pesebres o nacimientos con que cada familia cristiana adorna su casa en Navidad; mientras que el aguinaldo, aun cuando a veces contempla la temática navideña, suele tener letras más populares, vinculadas a elementos propios de la región de origen como personajes, accidentes geográficos, fauna, flora y juegos colectivos  destinados a celebrar colectivamente las festividades en ambientes ubicados fuera de la iglesia.  

El villancico no se asocia a regiones particulares del país, quizás porque en el fondo, nunca fue sentido como propio, pero el aguinaldo en cambio adquiere particularidades y especificidad según el lugar”.

Aguinaldo

El vocablo aguinaldo es más usado en América; en España no es conocida la palabra aguinaldo; en Venezuela se celebran las Misas de Aguinaldos, o Novena de Navidad, que preceden a la Misa de Gallo, con la que la Iglesia católica celebra el Nacimiento del Niño. 

En Venezuela no hay una palabra que identifique al cantador de villancicos, como sí la hay para los que interpretan otros géneros navideños como: gaitero para las gaitas; parrandero para las parrandas, y aguinaldero para el aguinaldo.

 

Las Parrandas

Las parrandas son un género musical que se ve en los días decembrinos. Acompañados de cuatro y maracas los aguinaldos fueron transformados en parrandas. Los parranderos van por la calle cantando sus serenatas navideñas y expresando las vivencias que se celebran en diciembre; esta tendencia musical nace en los estados Aragua y Carabobo, donde se estableció una diferencia bien marcada entre el aguinaldo y la parranda. Las parrandas prescinden del furruco y se entonan durante todo el año, y mucho más en diciembre. Sus temas tratan sobre situaciones cotidianas aunque pueden hablar sobre la Navidad, sobre el Niño Dios, etc. 

Los parranderos van por la calle cantando sus serenatas navideñas y expresando las vivencias que se celebran en diciembre.

En la parranda pueden intervenir diferentes instrumentos musicales, pueden participar varios solistas y los coros le dan una calidez increíble a la música. Los parranderos salen con su cuatro y su gente a difundir sus cantos y a alegrar al pueblo. 

 


Villancicos, aguinaldos y parrandas hacen parte de la diversidad musical del diciembre venezolano.

La Gaita zuliana

Entre el relato histórico puntual del cuándo, cómo, quién  y dónde fue que apareció tan bullanguero género musical y cómo lo interioriza y baila el habitante natural de la occidental zona petrolera, se da una relación que no es fácil deshojar.

El periodista e investigador zuliano Elmer Niño hizo una síntesis gaitera: “para algunos zulianos la gaita es una creación urbana, surgida en Maracaibo y sus inicios estarían ubicados en el siglo XVII. Las zonas de El Empedrado y El Saladillo serían su sitio de nacimiento. Otros investigadores sostienen que el origen de la gaita está por definirse, no se conoce.

La gaita zuliana sería una variación musical mestiza ejecutada sobre una plataforma estructural de origen africano.

El gaitero e investigador, ya fallecido, Alfonso Huerta Bracho sostuvo que la gaita zuliana nació el 4 de diciembre de 1782 en labios de esclavizados del Cantón de Gibraltar  del estado Zulia, en el sur del Lago de Maracaibo, en lo que hoy se conoce como Bobures. Huerta Bracho, en recopilación del  cabimero Ramón Herrera Navarro, contó que la idea del canto que le dio origen a la gaita  surgió después que el amo de una finca, llamada Santa María, le propinó un fuerte golpe en la espalda a un negro esclavizado llamado Simón Chourio, por no atender rápidamente una orden suya. 

Según este relato, el negro Chourio, al caer de rodillas al suelo por el golpe recibido, dijo, quejándose, lo siguiente: 
-Ya esto no puede ser / como nos tratan los amos. 

Su hermana María Dolores Chourio, quien se encontraba detrás de él, al oírle ese lamento, le dijo suavemente al oído:
”y si se lo reclamamos/ nos hacen más padecer”.
Al escuchar esto, ambos repitieron al unísono: 
-“…ya esto / no puede ser”.

Lo que define el origen de un género musical es su ritmo y, según sostiene Herrera Navarro, en el caso de la gaita dicho ritmo lo define la tambora, que, como se sabe, proviene de África. Juan de Dios Martínez, extraordinario investigador de la afrozulianidad nutrió esta versión cuando dijo que la gaita se inició con los esclavos negros en las haciendas del Sur del Lago, como protesta y evocando las fiestas de las zonas africanas de donde provenían.

 

Hay otros investigadores, como Rafael Molina Vílchez que sostienen la tesis del origen hispano para la gaita. Dice: “La gaita es española, pero con el tiempo surgieron dos tendencias divergentes: La gaita maracaibera y las gaitas negras. Esta opinión ha generado polémicas, sin embargo, es bastante compartida, ya que el término "gaita" es de raíz galaico-portuguesa: viene del gótico "gaits" que significa “cabra”, porque el fuelle de la gaita gallega se hace con el cuero del caprino. De España a través de los países árabes africanos llegó hasta Turquía, en cuya lengua se traduce como “flauta del pastor”.

Entre los que sustentan la tendencia del mestizaje o Integrista, (español, indio y negro) en el surgir de la gaita zuliana, es el poeta e investigador Miguel Ordóñez, quien argumenta con severidad conceptual, de la siguiente manera: “En el tambor (instrumento membranófono) encontramos el pasado africano, en el cuatro (instrumento cordófono) una derivación de la guitarra española así como el furro (instrumento membranófono) proviene de la zambomba ibérica, las maracas (instrumento idiófono) de pasado originario, aborigen, y la charrasca (instrumento idiófono) es el aporte de la musical local”. 

La gaita zuliana sería entonces una variación musical mestiza ejecutada sobre una plataforma estructural de origen africano. Resulta notorio el afán zuliano por conocer el origen de una de sus más fuertes manifestaciones musicales.

Otro detalle que conviene resaltar con la gaita zuliana es su diversidad:

La Gaita de Furro: es la más conocida y difundida a nivel nacional y solía tener como temporada los meses de noviembre y diciembre. Se “bajaban” los furros el 18 de noviembre, día de la Virgen de Chiquinquirá, y se “subían” el 2 de febrero, fiesta de la Candelaria. Se llama gaita de furro, porque es el nombre que localmente se le da al furruco y también se denomina gaita maracaibera, aunque algunos autores señalan que es propia de la parte norte de la región y no sólo de Maracaibo. 

La Gaita de Tambora: Es una tradición afro-venezolana de los pueblos de la Costa del Sur del Lago de Maracaibo, que consta de un estribillo fijo que da nombre a la pieza, en cuartetas o sextetas con distintas combinaciones silábicas. Se entona por un coro y se alterna con los versos del solista. Se acompaña con dos tambores que se llaman tambora y tamborito, el primero de mayor tamaño y más grave, y el segundo de menores dimensiones y más agudo. A ello se suma una maraca de gran tamaño que marca los compases. Por lo tanto la gaita no tiene soporte armónico para el canto y muchas veces se incorpora un clarinete que realiza interludios llamados revoleos. Se suelen tocar en diciembre y enero, en las casas de familia o en las calles.

La Gaita Perijanera: Se tocaba en las fiestas populares tradicionales de los municipios perijaneros, de la zona de Perijá fronteriza con Colombia, en diciembre y en enero en honor a San Benito, para bailarla en las casas de familias devotas como pago del cumplimiento de una promesa. No se reduce a un tipo de pieza musical sino que es una suite con cuatro secciones diferentes: gaita, sambe, guacharaca y chimbanguele. 

La Gaita de Santa Lucía: Es de motivación religiosa en torno al culto a Santa Lucía y el día central para interpretarla es el 13 de diciembre. Tiene una estructura musical preestablecida sobre la cual intervienen los cantadores. Las estrofas son cuartetas de ocho sílabas y se entonan en alusión a la Santa y al entorno festivo, en forma improvisada. Se acompaña el canto con el cuatro y las maracas, pero se pueden sumar una tambora y un furro.

Se habla también de gaita tradicional, de golpe viejo y de golpe nuevo, y en cuanto a su temática hay especificidad: costumbrista, de protesta, chiquinquireña, romántica, de crónica, etc.

En cuanto a agrupaciones gaiteras  hay muchas que son emblemáticas: Cardenales del Éxito, Saladillo, Estrellas del Zulia, Rincón Morales, Barrio Obrero, Maracaibo 15, etc. Hay voces insignes alcanzando la cúspide con Ricardo Aguirre, El Monumental, quien marca un antes y un después de él; se reconocen los compositores, hoy legendarios, tales como Bernardo Bracho, Rafael Rincón González, Jesús Reyes ‘Reyito’, José “Chinco” Rodríguez, Eurípides Romero, Heberto Pedraja, Renato Aguirre, Firmo Rincón, entre un centenar de cultores tanto en conjuntos como de intérpretes y autores originales en su impronta personal.

Mientras conserve su esencia siempre será gaita y formará, como forma, parte de la venezolanidad pascuera.

Y ¿cómo no mencionar las voces femeninas que dieron el tono agudo necesario para vigorizar   el  jolgorio y animar aún más la colectividad? Hablamos de Lula López, Ingrid Alexandrescu, Gladys Vera, Raiza Portillo, Fulvia Padrón…

Este género zuliano ha tenido que batirse  a sangre y fuego contra la metamorfosis mercantilizante que, codiciosamente,  lo quiere permutar con la salsa, el merengue, la ranchera, el porro y… bueno, y hasta el reguetón.

 

Pero mientras conserve su esencia siempre será gaita y formará, como forma, parte de la venezolanidad pascuera.


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