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    Tras 76 años de independencia, el pueblo sirio defiende su legítimo legado de dignidad y patriotismo.

El pueblo de Siria, en un nuevo aniversario de su independencia de la colonia francesa, no deja de luchar por la paz pese a la presencia terrorista y las tropas de EE.UU.

Hace 76 años, el pueblo sirio logró la tan anhelada independencia que le fue arrebatada por potencias extranjeras que decidieron repartirse el mundo a sus anchas. Los mismo países que en la actualidad pretenden volver a someter a ese país árabe para apoderarse y controlar sus recursos naturales.

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A finales de la Primera Guerra Mundial, como consecuencia del acuerdo de Sykes-Picot, Francia y el Reino Unido dividen la gran Siria, en Siria, Líbano, Palestina y Jordania, territorios sobre los cuáles se ejerce su control. Tras cuatro siglos bajo el dominio de los turco-otomanos en toda la península arábiga, Siria, en ese reparto territorial, queda bajo jurisdicción francesa, una situación de coloniaje que su pueblo nunca aceptó.

El 14 de julio de 1920, el Ejército francés exigió al rey Faisal que reconociera el mandato de Francia sobre Siria. Tres días después, el monarca aceptó la demanda a pesar de que el pueblo sirio la consideraba una ofensa a su dignidad. El entonces ministro de Defensa, Yuzuf al-Asma, decidió resistir. Más de 3.000 sirios decidieron defender su patria. Pese a la valentía con la que enfrentaron a las tropas invasoras durante la batalla de Maysalun, no pudieron impedir que los franceses, más numerosos y mejor armados, entraran a Damasco.

La perseverancia en lograr la victoria definitiva sobre el ocupante francés, fue premiada con la salida de las tropas galas el 17 de abril de 1946 del territorio sirio. Tras 74 años, ese pueblo árabe mantiene su lucha, esta vez contra el terrorismo y las tropas de Estados Unidos (EE.UU.), que intentan arrebatarle un legado de dignidad y patriotismo.

La primavera árabe: una mecha perfecta

En enero de 2011, en varios países de Medio Oriente se generaron supuestos movimientos populares espontáneos contra diferentes Gobiernos de la región, detrás de los cuales se advertía la presencia de potencias occidentales como EE.UU. y Francia.

El periodista e intelectual francés Thierry Meyssan asegura que consultó un informe en el que se detallaba que la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) había organizado en El Cairo, capital de Egipto, una reunión para iniciar la primavera árabe en Libia y Siria. Según el informe, el entonces senador estadounidense John McCain había presidido esa cita.

En febrero de 2011, Siria continuaba siendo el mismo país tranquilo y próspero de la región árabe que gozaba de valiosos recursos naturales, entre ellos el petróleo. Sin embargo, la red social Facebook se erigía como el  vehículo ideal para intentar promover un enfrentamiento civil en el país. La página The Syrian Revolution 2011 convocaba al "día de la cólera" para el 4 de febrero.

La televisora qatari Al-Jazzera dio voz a una invitación que no encontró los efectos deseados, por lo que criticó tal silencio y arremetió contra el Gobierno de Siria. Posteriormente, varios hechos violentos se sucedieron en puntos aislados del país, de los que agrupaciones terroristas como el Estado Islámico (Daesh, por sus siglas en árabe), el Frente Al-Nusra (vinculado a Al-Qaeda) y una coalición internacional integrada por EE.UU., Turquía, Arabia Saudita, Israel, así como algunos países de la OTAN, se valieron para justificar, durante estos nueve años, la ocupación ilegal de territorios sirios con el consiguiente alto costo económico y humanitarios para ese pueblo.

Los "rebeldes" y la coalición: ¿soldados de la democracia?

La opinión pública internacional, partidaria de las políticas injerencistas estadounidenses, bautizaron a quienes luchaban contra el presidente sirio, Bashar Al-Assad, como "rebeldes", los que, con el apoyo de EE.UU. y de potencias regionales, como Arabia Saudita, tomaron las armas el 15 de marzo de 2011 para revocar al mandatario.

La mitad de la población, unas 11 millones 600.000 personas, entre ellos mujeres y niños, son los principales afectados por las acciones bélicas constantes que les han obligados a desplazarse hacia otros territorios o a refugiarse en otros países. Según informes de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la guerra en Siria ha dejado más de 250.000 muertos, así como cuantiosos daños a la infraestructura y economía del país, que demorará cerca de 30 años en reponerse.

Organismos internacionales de derechos humanos afirman que las fuerzas en conflicto contra el Gobierno sirio bajo una falsa cortina de lucha contra el terrorismo, han cometido flagrantes violaciones contra la población nativa, han destruido y saqueado gran parte de su patrimonio cultural y se apoderaron de los centros petroleros del norte de Siria, gracias a la colaboración de Turquía, Arabia Saudita y EE.UU.

Los medios de comunicación: "ejército" opositor al presidente Al-Assad

El ministro de Información, Imad Abdulá Sara, ha reiterado en varias ocasiones que las campañas mediáticas contra su país fueron dirigidas a través de mercenarios, desde los centros de poder de diversos estados como EE.UU., Francia, Reino Unido, Jordania, Qatar, Arabia Saudí, Turquía, entre otros.

Componentes de "la guerra sucia emplearon los medios de comunicación como plataforma esencial para su aplicación con el fin de exterminar la conciencia del ciudadano, golpear su identidad y apuntar contra la unidad nacional y las instituciones estatales", precisó el dirigente sirio.

El periodista ecuatoriano Dax Toscano ha explicado que los medios de comunicación occidentales contrarios al Gobierno sirio han respaldado el "supuesto uso de armas químicas contra la población por parte del gobierno de Bashar al-Asad, información divulgada en base a los datos proporcionados por el gobierno estadounidense, jamás sometida a contraste y verificación".

Amplia cobertura recibió la organización creada por el exoficial del ejército británico, James Le Mesurier, conocida como los "Cascos Blancos", los que, a decir del periodista, "realizan operaciones de rescate montadas ex profeso, con puestas en escena fabricando falsos positivos, en el mismo sitio donde las bandas takfirí ejecutan sus acciones. Con eso se genera una matriz de opinión de condena al gobierno sirio, justificando acciones de represalia".

Siria, sus aliados y los territorios recuperados

Junto al Ejército Árabe Sirio, fuerzas militares de Rusia, Líbano e Irán, combaten al verdadero terrorismo y contribuyen a la recuperación de un país devastado por casi diez años de cruenta y sistemática guerra.

El ministro ruso de Defensa, Serguéi Shoigú, en 2017 apuntaba que unos 503.223 kilómetros cuadrados de territorio sirio que estaba dominado por el autoproclamado Estado Islámico está en manos ahora de las fuerzas gubernamentales, lo que dejaba al grupo terrorista con el control de solo el 5 por ciento del país árabe. Desde 2015, el ejército ruso había destruido 984 campos de entrenamiento, 666 fábricas y talleres de municiones y 1.500 unidades de material bélico de los terroristas.

En marzo de 2019, el jefe del Centro ruso para la Reconciliación de las Partes en Conflicto en Siria, general mayor Víctor Kupchishin, explicó que su institución había contribuido en la restauración de 31.300 casas, 823 escuelas y 142 centros médicos, además de reparar casi 1.000 kilómetros de carreteras. También entregaron un total de 500 paquetes de alimentos en las provincias de Al Quneitra (suroeste) y Hama (centro).

Los últimos bastiones del terrorismo en Siria son las regiones de Idlib (noroeste) y Alepo (noroeste), en las que el Estado Mayor del Ejército y las Fuerzas Armadas del país árabe han arrebatado a los terroristas, desde enero de 2020, más de 600 kilómetros cuadrados, incluyendo pueblos y ciudades. Los más recientes triunfos sobre el Frente Al-Nusra, constituyen también un golpe significativo para Turquía y su estrategia en la zona, luego de la invasión del 22 de octubre de 2019 al territorio sirio, usando el argumento de garantizar su seguridad fronteriza frente a las milicias kurdas.

El pasado 5 de marzo Rusia y Turquía firmaron un acuerdo que da una salida negociada al conflicto en la gobernación de Idlib, en el noroeste de Siria. Sin embargo, los grupos terroristas que aun persisten en la zona han encontrado la respuesta soberana del Ejército sirio, cuando el pasado 13 de abril decidieron violar el cese al fuego.

El pueblo de Siria también contribuye y aporta a las paz de su país. En septiembre de 2019, 827 innovadores de ese país presentaron sus proyectos para la reconstrucción del país, así como para el desarrollo económico, científico industrial y agrícola de la nación árabe. Proyectos de prótesis, uso de energías renovables para mitigar el bloqueo de Estados Unidos a los derivados del petróleo, y el reciclaje de los escombros de la guerra para materiales de construcción, son algunas de las tesis defendidas por los inventores sirios que también defienden su bandera y la patria conquistada en 1946.


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