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    Según el Programa para el Medio Ambiente de las Naciones Unidas (Pnuma), en el mundo se generan 50 millones de toneladas de dispositivos electrónicos al año, aproximadamente.

Estos aparatos, en su interior, contienen materiales que son altamente contaminantes y nocivos, tales como el plomo, el mercurio, el cromo, el cadmio, el arsénico o antimonio.

A medida que ha ido evolucionando la tecnología, los residuos electrónicos también han ido en aumento.

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Por capricho o necesidad, impulsada por el mismo avance que hace que los dispositivos queden obsoletos, las personas deben desechar a diario grandes cantidades de productos electrónicos.

Ante esta situación, un cálculo del Programa para el Medio Ambiente de las Naciones Unidas (Pnuma) reveló que en el mundo se generan 50 millones de toneladas de dispositivos electrónicos al año, aproximadamente. 

El peligro de los residuos electrónicos

Estos aparatos, en su interior, contienen materiales que son altamente contaminantes y nocivos, tales como el plomo, el mercurio, el cromo, el cadmio, el arsénico o antimonio.

Los materiales no solo causan daño al medioambiente, sino también a la salud de todos los seres humanos.

Foto: Cortesía

En el caso del mercurio, por ejemplo, puede afectar el sistema nervioso y el cerebro, mientras que el plomo acelera el deterioro cognitivo, debido a los efectos perjudiciales que produce en todo el sistema circulatorio y en el cerebro.

Con respecto al cadmio, este material no solo puede alterar el proceso reproductivo, sino también provoca infertilidad. A su vez, el cromo se relaciona con los padecimientos en los riñones y en los huesos.

Un ejemplo del impacto que generan puede ser un tubo de luz fluorescente, que puede llegar a contaminar hasta 16.000 litros de agua; un televisor puede contaminar 80.000 litros de agua y una batería de níquel-cadmio, usados en la telefonía móvil, puede afectar 50.000 litros de agua.

Posibilidad de reciclaje

No obstante, aunque parezca paradójico, en esos mismos desechos electrónicos existen materiales y plásticos que se pueden reutilizar de forma valiosa. Es posible hallar hasta 60 elementos de la tabla periódica, que pueden ser recuperables con ciertos límites.

Entre los desechos electrónicos hay materiales como la plata, el oro, el cobre, el paladio y el platino, así como una gran cantidad de aluminio, hierro y plásticos que se pueden reciclar.  

Se debe tener en cuenta que, de no terminar en un lugar adecuado, estos desechos podrían ser muy dañinos. En cambio, si se eliminan de forma adecuada, pueden convertirse en una fuente de riquezas.

Foto: Gestarsalud

Algunos puntos destacables sobre el impacto de los residuos electrónicos en el ambiente son:

Cuando el plomo que contienen los acumuladores, monitores y baterías se libera en el ambiente, es absorbido por los humanos y causa daños en el cerebro, los riñones y el sistema nervioso, afectando las habilidades para el aprendizaje.

Algunos tableros de circuitos, así como baterías recargables, contienen cadmio y este puede provocar debilidad en los huesos, cáncer, daño a los riñones y al hígado; puede afectar el sistema inmune y causar desórdenes psicológicos.

El mercurio, que está presente en las cubiertas, monitores, interruptores y tubos fluorescentes, puede irritar los ojos, afectar el sistema nervioso y desencadenar problemas cutáneos. El selenio, usado en algunas aplicaciones electrónicas, puede hacer que el cabello sea más quebradizo, que se inflame la piel, se deformen las uñas y ocasionar dolores fuertes.

El arsénico, empleado en algunos conductores y semiconductores, es una sustancia cancerígena. El litio, presente en algunas baterías, es dañino para los riñones, el sistema nervioso y puede causar problemas respiratorios.

En ocasiones, el problema de los residuos electrónicos también representa un gran reto para los países receptores. Por ejemplo, la mayor parte de los desechos electrónicos que se generan en Estados Unidos (EE.UU.) son reciclados en la India, China y África, lugares en donde los residuos deben ser procesados para poder recuperar el plomo, el oro y otros metales valiosos.

Sin embargo, en este proceso, algunos elementos, como el mercurio o el cadmio, pueden llegar a contaminar el agua y el suelo. Cuando un país no cuenta con los equipos para reciclar adecuadamente, los componentes suelen ser quemados, lo cual genera columnas espesas de humo negro.

Estas quemas liberan sustancias cancerígenas y otros compuestos tóxicos que contaminan el subsuelo y el agua subterránea.

Esta situación ha llevado a que se creen convenios, como el de Basilea en 1989, un acuerdo que 170 naciones firmaron y contempla un reglamento internacional con lineamientos específicos para tratar la basura electrónica.

Aunque los países desarrollados deben informar a las naciones en desarrollo sobre la llegada de los embarques con desechos peligrosos, esto no se cumple totalmente.

Reutilizar los materiales

Gran parte de la basura electrónica termina en basureros, por lo que se producen filtraciones de cadmio, plomo y mercurio a las aguas subterráneas.

Foto: Revista Circle

Varias empresas están intentando disminuir o eliminar alguno de los químicos más peligrosos en sus equipos. Asimismo, ciertas asociaciones han dado algunas indicaciones para reciclar computadoras y alargar la vida del equipo.

Otros países cuentan con un sistema llamado “tragamóviles”, que funcionan como un buzón en el cual las personas depositan los dispositivos y estos luego pueden ser recuperados.

Lo más recomendable es que, cuando un dispositivo electrónico termine su vida útil, este se recicle o se deseche en un contenedor especial, sin mezclarlo con otro tipo de residuos, ya que solo así se puede impedir que los componentes tóxicos causen mayor daño a la Tierra.


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