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    Entre otros países, los médicos cubanos salvan enfermos de coronavirus en Venezuela, Nicaragua, Surinam, Belice, Jamaica, Granada, Haití, Antigua y Barbuda, Santa Lucía, San Cristóbal y Nieves, Dominica.

Un acercamiento a la realidad de la pandemia en el Caribe.

Dylan, vive en un viejo automóvil que alguien dejó bajo el árbol. La señora de la casita azul en la falda de la montaña, dice que ahí duerme alguien.

- Good morning. Anybody home?

El hombre, aún joven, se incorpora con lentitud. Es evidente que tiene algún retraso mental. Dylan responde su nombre con natural decencia y sonríe con timidez ante la mujer de bata blanca, y la “nurse” nativa de azul intenso, que llegan por él. Inofensivo y desconfiado, porque a él nadie lo visita. Quién va a querer saber de un hombre aislado hace unos años. La enfermera nativa traduce del idioma inglés internacional, al inglés criollo garífuna. El joven es mestizo y la enfermera nativa color ébano. Aún se entienden entre ellos, como los nacidos de la mezcla de negros fugitivos e indios caribe, posteriormente colonizados por ingleses. Es la dinámica de la resistencia cultural.

Preguntan, cómo está de salud y si recibe algún tipo de ayuda. Es traducido: - “Fine. Only Lady Vicentina, but is very old”, dice señalando a la octogenaria de la casita azul, quien avanza despacio para decirle que se bañe, lo que sólo hace cuando se acuerda en la charca del río próximo, dice sonriendo.

Nada que ver con el “síndrome de insularidad”, esta escena es propia de cualquier lugar. Pero quien nace en el Caribe se resigna, asumiendo eso de vivir hasta donde te alcanza la vista. Porque llegar o salir de alguna isla del Caribe es un lujo para turistas románticos. Los nativos, en su mayoría alaban a su Dios, en cualquier forma o congregación. Ya han de estar extrañando los domingos en las iglesias, a donde acuden las familias vestidos elegantemente para la ocasión.

En las islas, la vida emergente de una sola calle comercial, los vericuetos de los barrios sin trazados de urbanización y la emigración a riesgo, se convierten en un lugar común después de la escuela elemental, y algunos llegan a la mejor vida de manera lineal y tienen trabajos con ropa formal. Al menos, eso alcanzan a ver los turistas al bajar del crucero.

La ubicación de sus islas, las limitaciones en el transporte aéreo, marítimo o el fatalismo político, las alejan hasta de los más cercanos. Entonces, es mucho más probable el contacto entre los países con costas al Caribe, que entre las islas que navegan en su mar. Y perfectamente posible que en tiempos “normales”, tengas que subir a más de un avión, para llegar a alguna de las islitas caribeñas, porque durante la pandemia Covid-19 -decretada el 30 de enero de 2020 por la Organización Mundial de la Salud- el tráfico hacia ellas, se paralizó totalmente.

Contagio en el Caribe

En las Antillas Mayores se ha concentrado más del setenta por ciento de los contagios documentados en toda la región, mucho más rápidamente que en el resto de la cuenca del mar Caribe, donde con sólo impedir la llegada de los barcos, se hizo la paz. Pero la alerta de las protestas después de la pandemia, ya ha sido lanzada por la señora Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) atendiendo a los niveles de pobreza y desigualdad existentes. Un arrastre heredado por la colonización impuesta en la región caribeña, por parte de sus metrópolis: España, Estados Unidos de Norteamérica, Inglaterra, Francia y los llamados países bajos. A esa imborrable huella cultural y depredadora, se suman los sucesivos administradores que han vaciado las arcas de las fortificaciones, desde donde con premeditación agravada, disfrutan del urbanismo caribeño y de sus riquezas.

La CEPAL es el organismo dependiente de la Organización de las Naciones Unidas responsable de promover el desarrollo económico y social de la región.

Hoy por hoy los números de la economía, no reflejan la gravedad de la crisis. Se vislumbra en silencio, detrás ventanas desde donde decenas de miles de personas, inventan qué comer y esperan tiempos mejores.

Aunque a los gobernantes les ha dado trabajo documentar los casos de contagio, por la falta de estructura y dinámica en las políticas de salud, el panorama de la economía se presiente como un cáncer de piel.

No es difícil la cuenta. Detenido el turismo del cual depende la región del Caribe y los erarios semivacíos, los perjuicios tienen el rostro de la pobreza. Del total -2.695 casos de enfermos por el virus hasta marzo- el 41 por ciento correspondían a las islas, señala un artículo presentado por el sitio web “América Latina en movimiento”.

Para abril, se conoció en la reunión de Comunidad del Caribe (CARICOM) -creada en 1973- que la pandemia sumaba 1.500 enfermos de Covid-19, cifra que podría elevarse en la comunidad de 15 naciones caribeñas. Dedicada a la ejecución de prácticas solidarias entre los pequeños estados insulares en desarrollo y otros territorios del Caribe, ha multiplicado su efecto. La Agencia de Salud Pública del Caribe, surgida como iniciativa de la CARICOM, abarca la población de más de 17 millones de habitantes, en una extensión territorial de 451.776 kilómetros cuadrados.

Entre los países que integran dicha comunidad están Antigua y Barbuda, Bahamas, Barbados, Belice, Dominica, Granada, Guyana, Hai-tí, Jamaica, Montserrat, Saint Kitts y Nevis, Santa Lucía (País), San Vicente y las Granadinas, Suriname y Trinidad y Tobago. Los miembros asociados son: Anguila (País), Bermudas, Islas Caimán, Islas Vírgenes Británicas e Islas Turcas y Caicos. Su interés, coordinar y hacer sustentable la economía en el área, tanto como fomentar el comercio y las relaciones económicas con terceros países y grupos de naciones. Una estructura que permite desmitificar el intercambio entre los países más próximos, operativamente alejados.

La Agencia de Salud Pública del Caribe, CARPHA sirve como organismo principal de coordinación de acciones para la vigilancia de las enfermedades, desarrollo de recursos humanos en salud, preparación y respuesta a emergencias, promoción de la salud y comunicación, y desarrollo de políticas.

Más información sobre CARPHA en www.carpha.digitallypublished.net

CARICOM en combate a la Covid-19

La pandemia y el respeto entre y hacia los estados miembros del CARICOM, generó en la cumbre urgente - convocada a través de la primera ministra de Barbados, Mia Amor Mottley, al frente de la presidencia pro tempore - la exigencia del levantamiento de las sanciones de Estados Unidos contra Cuba y Venezuela, con el ánimo de la justicia y de que todos los países sean parte del esfuerzo global para combatir la Covid-19.

Cuba coopera

Atendiendo a la información del Ministerio de Salud Pública de Cuba, 14 países cuentan con casi 600 profesionales de la salud de la Isla enviados especialmente para enfrentar la Covid-19, replica en la primera semana de mayo, el sitio digital -NODAL-Noticias de América Latina y el Caribe. Correspondiendo a la solicitud de los gobiernos de la región, en la lucha contra el patógeno, la antilla mayor asiste solidariamente mediante sus brigadas del Contingente Henry Reeve, especializadas en desastres y graves epidemias.

Países del CARICOM como Jamaica, Barbados, Antigua y Barbuda, Belice, Granada, Dominica, Santa Lucía, San Cristóbal y Nieves, Surinam, San Vicente y las Granadinas, cuentan con médicos y enfermeros cubanos para atender los efectos de la enfermedad. Por su parte, Bahamas, Trinidad y Tobago, y Haití, mantienen brigadas médicas cubanas, asistiendo -además- a pacientes con coronavirus.

“En este instante -informó el Doctor Jorge Delgado Bustillo, director de la Unidad Central de Colaboración Médica- existen 29.465 colaboradores, incluidos quienes estaban antes de la pandemia, trabajando en 16 países que solicitaron el refuerzo de nuestras brigadas y siete naciones que recibieron brigadas médicas cubanas por primera vez”.

“Antes de salir en una misión, explicó el doctor, los cooperantes cubanos se preparan en el Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí, para dos actividades fundamentales: atender en terapia intensiva, proteger y protegerse”.

La Unidad Central de Colaboración Médica cubana, cumple 57 años el 23 de mayo, contando en su totalidad, 400.020.000 profesionales de la salud en 134 países del mundo, recordó Delgado Bustillo. Durante estos años los cubanos han realizado un total de 1.900.000.000

de atenciones médicas, “cinco millones como promedio mensual”. Precisó, que en toda su existencia, las brigadas médicas cubanas han realizado 14 millones de intervenciones quirúrgicas, cuatro millones de partos, y se contabilizan 8.3 millones de vidas salvadas por el mundo.

Santa Lucía, mantiene el aislamiento social. La brigada médica cubana con 113 profesionales, continúa asistiendo a su población.

 

Entre otros países, los médicos cubanos salvan enfermos de coronavirus en Venezuela, Nicaragua, Surinam, Belice, Jamaica, Granada, Haití, Antigua y Barbuda, Santa Lucía, San Cristóbal y Nieves, Dominica. También participan en la lucha contra el virus en Italia y el Principado de Andorra. Las autoridades sanitarias cubanas, evalúan satisfacer otras solicitudes, en la medida de las posibilidades.

Bravo, Surinam

En Surinam por ejemplo, aparentemente se erradicó la pandemia. El último caso con coronavirus fue reportado el 31 de marzo del 2020. La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que Surinam presentó diez casos confirmados de Covid-19 y una persona fallecida.

Al término de esta redacción, se conoció que todos los enfermos están recuperados y de alta médica. Para ello fue determinante el trabajo intensivo de las 15 brigadas de médicos, enfermeros y especialistas para evitar el crecimiento de las muertes y contagiados, informó la Embajada cubana en esa nación caribeña.

Desde el 14 de mayo, se mantienen las medidas de control en las fronteras del país, aunque se levantan las restricciones hacia lo interno, según declaró el último domingo, el presidente de la República de Surinam, Dési Bouterse.

Los médicos de la Brigada Henry Reeve, continúan laborando en el hospital de Wanica, aún en construcción, -180 camas y nueve en la Unidad de Cuidados Intensivos- en apoyo al sistema de salud local, con el agradecimiento de la directora de salud de Surinam, Cleopatra Jessurun. En caso de algún rebrote del virus, los galenos cubanos, pasarían a las salas acondicionadas para enfrentar infectados con la Covid-19.​​​​​​​

Gran impacto tuvo la llegada a Barbados del grupo de 101 enfermeros cubanos -95 mujeres y seis hombres- especialmente valoradas por la ascendencia comunitaria entre su población. Barbados tiene más de veinte policlínicos en todo el país, además de la Reina Elizabeth Hospital (Hospital General), ubicado en Bridgetown. Con el apoyo del personal cubano de salud, aspiran atender sanitariamente la totalidad de la población de 281.968 habitantes. Hasta la primera semana de mayo 2020, se habían reportado 85 casos y siete muertes por Covid-19.

También la primera ministra de Barbados, Mía Motley expresó el agradecimiento solidario a la llegada de la brigada médica cubana a su país.

 

Brigadas médicas cubanas frente a la Covid-19

- 25 brigadas médicas cubanas.

- 23 países.

- 1.006 (43 por ciento) se encuentran trabajando directamente en la zona roja, el resto ayuda en salas de vigilancia, observación y aislamiento.

- 14.123 pacientes atendidos

- 493 vidas salvadas.

Los países más afectados

Entre los países más afectados de la región del Caribe, se encuentran Panamá, Puerto Rico, La República Dominicana, Colombia, Costa Rica y Cuba. Al cierre de marzo, en las islas francesas se registraban 220 casos, de los cuales 106 eran en Guadalupe, 93 en Martinica, 15 en San Martín y seis más en San Bartolomé. En tanto, en las islas holandesas, había 67 casos, con la mayor concentración en Aruba, donde el informe oficial era de 50 contagios. También “se encuentran Jamaica, que reporta 252 casos confirmados de coronavirus, cinco fallecidos y 27 recuperados, seguido por Trinidad y Tobago con 115 y ocho decesos; Bermuda con 99 y cinco muertes; Bahamas con 70 enfermos y nueve fallecidos”. Refiere el artículo del sitio Web, América Latina en Movimiento.

El dolor a flor de piel sigue siendo Haití, donde el peligro de que la enfermedad arrolladora, resulta cónsona con un sistema de salud insuficiente en días normales. “Haití sigue estando rezagado con respecto al resto de América Latina y el Caribe en este sentido. Más de un tercio de la población (35 por ciento) carece de servicios básicos de agua potable y dos tercios (65 por ciento) tienen servicios de saneamiento limitado o inexistente”. La reportera Lisandra Fariñas Acosta, refiere que un total de 549 cooperantes cubanos de la salud, están distribuidos por los 10 departamentos del país caribeño. Desde el año 1998 hasta el 31 de marzo de 2019, los médicos cubanos han atendido 30.934.793 haitianos, de los cuales 12.349.696 fueron vistos en el terreno.​​​​​​​

Puerto Rico muestra un repunte. El total de pacientes contagiados en la isla aumentó a 2.427, mientras que el número total de muertes ascendió a 117, indica el sitio endi.com. La neocolonia norteamericana acumula en su devastada economía, los efectos recientes del Huracán “María” categoría cinco, los temblores de tierra y la actual pandemia con cifras camuflageadas. Para conocer el estatus real de la letalidad del Covid-19 en Puerto Rico es necesaria la prueba molecular a las personas que mueren y que tuvieron algún síntoma de la enfermedad. Sin embargo, denuncia el Centro de Periodismo Investigativo (CPI) “… los hospitales – que son el lugar de muerte de la mayoría del  60 por ciento personas en la isla – no han estado haciendo las pruebas a todos los pacientes sospechosos y a ninguno de los fallecidos, reconoció el secretario de Salud, Lorenzo González Feliciano”.

En medio de la emergencia sanitaria de la cual no está enterado, Dylan aún no entiende esta visita médica a su sitio remoto, donde para llegar hay que serpentear montañas y caminos.

La economía isleña depende de la reanudación de turismo, una vez haya control de la enfermedad y se restablezca el tráfico marítimo y aéreo. Cuando eso suceda, una gran mayoría apenas notará la paulatina evolución de la vida y la reanudación de la “normalidad” con hábitos alterados y costumbres adaptadas para sobrevivir a un virus letal.

Desde aquí, Dylan señala su privilegiado balcón natural al mar por todos lados, pero aún no se explica por qué no entran barcos grandes.

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