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    La nueva pandemia de coronavirus ha matado, al cierre de junio, a 514.697personas y ha infectado a casi 11 millones en todo el mundo.

Las enfermedades, los desastres naturales, los problemas de seguridad alimentaria y todas las calamidades, parecen tener un camino bien esbozado: aquel que conduce a los más pobres.

Estudios en diferentes regiones afirman que la Covid-19 afecta, en mayor medida, a los sectores más pobres de la sociedad. Las enfermedades, los desastres naturales, los problemas de seguridad alimentaria y todas las calamidades, parecen tener un camino bien esbozado: aquel que conduce a los más pobres.

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Varias son las razones por la que la Covid-19 parece haber elegido este camino. Epidemiólogos, sociólogos, economistas se han pronunciado sobre el tema.  

La pobreza: el camino que conduce a los más pobres

La nueva pandemia de coronavirus ha matado, al cierre de junio, a 514.697personas y ha infectado a casi 11 millones en todo el mundo. Investigadores del Imperial College de Londres, universidad británica fundada de manera en el año 1907 con una muy destacada especialización en ciencia, aseguran que la posibilidad de morir por Covid-19 se acrecienta con el aumento de la pobreza. 

Los investigadores de la mencionada universidad –por la que han pasado incluso premios nobel- afirman que las inequidades en salud significan que algunos sectores están en mayor peligro.

Peter Winskill, autor principal del informe y que utiliza, además, modelos para mejorar nuestra comprensión del impacto y la rentabilidad de las intervenciones comunitarias contra la neumonía, la diarrea y la malaria en los niños que viven en países de bajo ingreso, ha dicho que "Estimamos en promedio un aumento del 32 por ciento en la probabilidad de muerte por Covid-19 al comparar individuos de los hogares más pobres con los de los hogares más ricos".

La razón principal de esto, agregó Winskill, es la falta de la capacidad de ir a un hospital y a centros de cuidados intensivos. Las familias más pobres también suelen vivir en hogares más grandes que incluyen varias generaciones. Esto hace que sea más difícil proteger a los miembros mayores de la familia a través del distanciamiento social. Otros efectos indirectos de la crisis de salud también son más difíciles para las personas más pobres, dijo Winskill.

¿La edad es la única distinción del coronavirus?

El secretario general de la ONU, António Guterres, divulgó un resumen sobre cómo la pandemia de Covid-19 afecta con fuerza a las personas mayores, y propuso políticas al respecto. Según reseña Prensa Latina, el informe proporciona análisis y recomendaciones para abordar los desafíos a los cuales se enfrentan las personas mayores en todo el mundo: tasas de mortalidad más altas, riesgo de pobreza, discriminación y aislamiento.

Ya desde marzo, en el diario El Mundo, aparecía un titular: “Covid-19: un virus que multiplica por 75 su letalidad en mayores de 80 años”. El diario era sentencioso: “los mayores no son los que más se contagian, pero por desgracia sí suponen uno de los colectivos más vulnerables”. El titular se basaba en estudios realizados en China y en España… Pero, ¿es la edad el mayor factor de riesgo? Desde la página web de la ONU el periodista Evan Schneider, señalaba el 16 de abril: “Estados Unidos le está fallando a los más pobres en la pandemia del coronavirus”. Schneider reflejaba las palabras de Philip Alston, relator especial de la ONU, que decía, refiriéndose a Estados Unidos: "Las personas en situación de pobreza y de bajos ingresos enfrentan riesgos mucho mayores por el coronavirus debido a la negligencia crónica y la discriminación, y a una respuesta federal confusa”.

A igual conclusión llegaron los investigadores del Beth Israel Deaconess Medical Center, en un texto publicado el 29 de abril del 2020 en la revista estadounidense Journal of the American Medical Association (JAMA). En el texto se revelaron las abrumadoras diferencias en las hospitalizaciones y muertes relacionadas con la Covid-19 en Nueva York entre comunidades pobres y ricas.

El número de muertes por la Covid-19 entre comunidades muestra la desigualdad.   || Foto: EFE

En el Bronx, el distrito con la mayor proporción de negros y latinos, y con mayor densidad de personas que viven en la pobreza y con niveles educacionales más bajos, se muestran las tasas más altas de hospitalización y muerte relacionadas con la Covid-19. Manhattan, comunidad compuesta por una población esencialmente blanca, muestra las menores tasas. El número de muertes por la Covid-19 por cada 100 000 habitantes fue casi dos veces mayor en el Bronx que en Manhattan.

De Inglaterra a Brasil

Ya desde abril, el coronavirus estaba matando al doble de personas en las zonas más pobres de Inglaterra. Las minorías étnicas mueren más que los blancos a causa de la pandemia, reveló un estudio de la Oficina de Estadísticas Nacionales de Inglaterra.

Los análisis mostraron como en más de 20.000 muertes ocurridas entre el 1 de marzo y el 17 de abril, se pudo constatar que la tasa de mortalidad en las zonas más desfavorecidas fue de 55,1 muertes por cada 100.000 persona, y de 25,3 muertes en las zonas más pudientes. Las muertes per cápita por coronavirus entre las personas originarias del Caribe son tres veces más altas que entre los británicos blancos, según el informe. 

Trabajadores de varios países han protestado exigiendo medidas de protección en medio de la pandemia. || Foto: EFE

Un titular de la agencia Reuters, en mayo pasado, expresaba “Importado por los ricos, el coronavirus ahora ataca a los pobres de Brasil”. Los periodistas Gram Slattery, Stephen Eisenhammer y Amanda Perobelli, mostraron datos analizados por la propia agencia y concluyeron que la Covid-19 “arrasa esos estrechos barrios donde la enfermedad es más difícil de erradicar”. Con datos de salud pública, analizados por Reuters, las ciudades de São Paulo, Río de Janeiro y Fortaleza muestran diferencias con los vecindarios adinerados y los barrios pobres.

De víctimas los pobres. ¿siempre fue así?

El 17 de mayo, el periodista Javier Salas, desde el diario El País, explicaba: “Los mosquitos no escogían a quién inocular la fiebre amarilla, aunque los adinerados blancos sureños se lo ponían fácil. En Nueva Orleans, a mediados del siglo XIX, los ricos usaban a los esclavos negros y la mano de obra barata, para mantener la distancia social mientras duraban los brotes. La economía seguía en marcha gracias al esfuerzo de los sirvientes de origen africano, que si sobrevivían a la enfermedad se revalorizaban por estar inmunizados”.

Y concluía Javier Salas: “Como los mosquitos de la fiebre amarilla, el nuevo coronavirus tampoco elige a sus víctimas: la estructura social y económica se las sirve en bandeja. La pobreza es un factor de riesgo decisivo en la pandemia”.

Parece que la historia se repite. El miércoles 5 de diciembre de 2012,  un titular del periódico La Jornada, aseguraba: "Un mes después del paso de Sandy, los más pobres de NY aún sufren el desastre” y continuaba: “más de un mes después del paso de la supertormenta Sandy, para miles de personas en las comunidades más vulnerables de la ciudad de Nueva York, aún no están resueltas las necesidades básicas y ahora enfrentan graves problemas de salud por una respuesta gubernamental que, para los más pobres, tiene tintes de la experiencia con Katrina en Nueva Orleans, denunciaron hoy líderes religiosos y comunitarios frente a la mansión privada del hombre más rico de la ciudad, el alcalde Michael Bloomberg”.

Kastrina, Sandy, Fiebre Amarilla, H1N1, Ébola, Zica, la Cóvid-19

El coeficiente de Gini es una medida de la desigualdad ideada por el estadístico italiano CorradoGini. Normalmente se utiliza para medir la desigualdad en los ingresos, dentro de un país, pero puede utilizarse para medir cualquier forma de distribución desigual.

En el blog del Fondo Monetario Internacional, en un texto publicado por los reconocidos economistas Davide Furceri, Prakash Loungani y Jonathan D. Ostry, se centran en cinco eventos —SRAS (2003), H1N1 (2009), MERS (2012), ébola (2014) y Zika (2016)— y se hace un seguimiento a sus efectos, proporcionales en los cinco años posteriores a cada evento.

La covid-9 se suma a otras enfermedades que afectan especialmente a las comunidades pobre del mundo. || Foto. EFE

En promedio, el coeficiente de Gini —indicador de la desigualdad de uso corriente— ha crecido a un ritmo constante tras cada uno de estos eventos. Al cabo de cinco años, el coeficiente de Gini neto ha aumentado casi un 1,5 por ciento. O sea: cada vez es peor. Quizá, por todo esto, la revista CTXT -contexto político, económico y cultural- ha publicado en su edición de abril del 2020, el siguiente título: “La pandemia mata a los pobres, la desigualdad todavía matará a más”.


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