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    Chavela volvió a España gracias a la estupenda magia de la amistad, la admiración, la reivindicación y la justicia.

Los sueños rotos de Chavela comenzaron en San Joaquín de Flores, Costa Rica, la tierra donde nació el 17 de abril de 1919.

1973 fue precisamente el año de un gran escándalo habido con Chavela Vargas en la televisión española al presentarse totalmente ebria y repitiendo varias veces el tema que entonaba, pues se equivocaba, y el tema era nada menos que “Macorina” (ponme la mano aquí…) originalmente un poema del asturiano Alfonso Camín, quien, residenciado en Cuba, lo escribió dedicándolo a la cubana María Calvo, y que Chavela hacía pasar como de ella, aunque de ella era el sello interpretativo. Era el mes de junio, hace 50 años.

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Los directivos de la Radio Televisión Española ante el cuadro de ebriedad y repeticiones le cancelaron el contrato y Chavela Vargas volvió a México prácticamente a morir. Resucitó a los años de la mano de los mismos españoles, quienes la reivindicaron ante el mundo, y la reverencian per secula seculorum, amén.

Los sueños rotos

El cantautor español Joaquín Sabina tomó el nombre que Chavela dio a una calle para bautizar el tema que le dedicó, y es que en efecto la cantora llamaba el Boulevar de los Sueños Rotos a una calle desde la que se divisaba lo que alguna vez fue su mansión y que perdió, dijo ella misma, por causa del tequila. En esos tiempos terminó viviendo en la casa de quien una vez fuera su empleada doméstica.

Por el Bulevar de los Sueños Rotos

Pero los sueños rotos de Chavela comenzaron en San Joaquín de Flores, Costa Rica, la tierra donde nació el 17 de abril de 1919 y donde fue presentada como María Isabel Anita Carmen de Jesús Vargas Lizano, casi que para el dolor, pues la separación de sus padres significó su primer olvido.

Dejada al cuidado de otros familiares vivió la explotación en el campo hasta que maduró la idea de escapar de ellos, y de Costa Rica. Ya había padecido de algunas enfermedades que afectaron su movilidad y su vista. No hubo médicos, pero los chamanes le salvaron, según ella contaba y por eso se hizo fervorosa devota de la ancestralidad. Chamana le llamaron con el tiempo pues conjuraba el dolor con su particular canto.

Así lo contó en entrevista efectuada en Caracas cuando llegó a sus 90 años de vida: “Hace años allí (en Costa Rica) me hicieron mujer a punta de latigazos cuando yo era todavía muy joven. Mi niñez fue espantosa. Me parieron y me dijeron que si me acostaba con un señor quedaba panzona. Eso fue todo. Tuve Herpes, y la Polio me dejó ciega y las dos veces me curaron los chamanes, pero para qué hablar de eso si hay un abismo entre esa niña y yo. Me fui a los 16 años para siempre”. Pero quedó para ella el vocablo “Cupaima” (Cabellera del maíz) de sus ancestros. Así la designó un Chamán del pueblo Huichol (Jalisco) para significar que ella era “La última Chamana o Hechicera del pueblo”.

Era 1933 cuando llegó a México, país que no la recibió muy bien que digamos, pero ya esa era una decisión tomada por ella, la áspera voz de la ternura, como luego fue también llamada ella, la compañera de día y de noche de José Alfredo Jiménez.

No es casual que su escándalo de 1973 en Madrid ocurriera el mismo año de la muerte José Alfredo.

No pudo estudiar como quería pero así y todo precisamente a los 16 estaba cantando en México y al poco tiempo estaba en la mismísima casa de Diego Rivera. “Cantando en Acapulco me entretenía mucho con las estrellas de Hollywood, Elizabeth Taylor y Mike Todd, Debbie Reynolds, Katherine Hepburn, Lana Turner… Todos iban a parar al Bar “La Perla” de Acapulco y yo tenía la ventaja de conocer borrachas a esas estrellas, muy distintas a cómo aparecían en pantalla”.

Llorona

Por la vía de Acapulco Chavela llegó a Cuba y nunca negó que la mayor de las Antillas la marcó con el tema más famoso de toda su carrera: “Macorina”, tema dedicado por Alfonso Camín a María Calvo, primera mujer con licencia de conducir en Cuba… y otros detalles. Luego la vuelta a México y el cambio del ron Bacardí por el tequila mexicano y vuelta al “no me importa más que estar con mis amigos y vivir cada día como si fuera el último, pero vivirlo al extremo supremo de qué sé yo”...

Tal vez por eso Chavela encontró en José Alfredo Jiménez al poeta que necesitaba su garganta, porque José Alfredo, además de su inmenso compañero de días y noches de farra y poesía fue un filósofo con la canción: “ Las distancias apartan las ciudades/ las ciudades destruyen las costumbres”.

También nos contó Chavela que una vez la dieron por muerta cuando esa “muerte” no era más que el encierro al que se sometió cuando diluyó sus bienes en tequila. La ciudad de Cuernavaca da cuenta de ello. Y si murió, su vuelta a los escenarios fue su resurrección. Tal vez por ello Almodóvar dijo que después de Cristo nadie abría los brazos como Chavela Vargas, la del poncho Rojo. Tal vez por ello Sabina dice que las amarguras no son amargas cuando las canta Chavela Vargas y ahí está su testamento: Luz de luna, Llorona, Amanecí en tus brazos, Un mundo raro, Macorina…

Cantante Chavela Vargas durante una presentación en el Auditorio Nacional de Ciudad de México. I Foto: EFE

Luego de los sucesos de la TVE Española Chavela, en México se aferró al tequila hasta que una gente amiga, que había abierto un local para presentar a invisibilizados y nuevos, la rescató al verla entre los asistentes del local que tenía el particular nombre de “El Hábito”. Eso marcó el inicio de su resurrección, pues una noche el editor literario español Manuel Arroyo Stephens fue a ese local y topó con aquella chamana a la que creía muerta (como muchos pensaban).

Chavela fue llamada a cantar y para subir a tarima pidió un trago. Los dueños del local le dijeron: “En tarima, un trago nunca jamás”. De esta manera, veinte años después de aquella debacle televisiva, y habiendo dejado en “El Hábito” el alcohol para siempre, Chavela volvió a España gracias a la estupenda magia de la amistad, la admiración, la reivindicación y la justicia. Del resto se encargarían Pedro Almodóvar, Joaquín Sabina, Martirio, el propio Manuel Arroyo y muchos amigos músicos y poetas que saltaron por encima de los dolores de aquella dama anciana pero lúcida, vívida y pasional para hacerle vivir los mejores años de su difícil vida.

Un Mundo Raro

La partida

Cuando partió físicamente Chavela Vargas su amigo Joaquín Sabina dijo: "Con su desaparición, se pierde una manera de cantar llorando, un quejío inigualable, una expresividad fuera de lo común. Unos cojones y unos ovarios nunca vistos en la música popular desde la muerte de Roberto Goyeneche. Ella no vendía una voz, vendía un estilo. Era una maestra en perder la primera al tiempo que ganaba lo segundo."

Macorina

Como bien apuntó Cubadebate en su momento: “Fue un templo de la canción en español, una las madres de la ranchera, una personalidad legendaria que ha atravesado México desde la década del cuarenta y ante la que nadie -desde su hermano afectivo José Alfredo Jiménez y Frida Kahlo hasta Carlos Monsiváis y Pedro Almodóvar- pudo quedar impasible.

Mujer de recio temperamento, cuando echaba una pelea lo hacía hasta las últimas consecuencias; así fue en defensa de su iconoclasta (por mujer) imagen de mariachi, así fue al elegir entre el tequila y la vida, así fue cuando impidió cualquier invasión a su cuerpo que intentara devolverle la salud. Quizás por esa confianza mexicana en que la muerte sería un momento bellísimo”.

El domingo 5 de agosto de 2012 falleció Isabel Varas Lizano y aunque medio mundo llevaba varios días esperando la inevitable noticia, esto no significó que, como en las canciones que cantaba, miles de almas se desmenuzaran en dolorosas migajas”.

Sigue siendo un Templo, Doña Chavela.


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