• Telesur Señal en Vivo
  • Telesur Solo Audio
  • facebook
  • twitter
  • Los especialistas indican que el fenómeno de La Niña continuará todo marzo del 2023 y prevén que El Niño llegue a finales de este año.
    En Profundidad

    Los especialistas indican que el fenómeno de La Niña continuará todo marzo del 2023 y prevén que El Niño llegue a finales de este año.

Las consecuencias previsibles de los incendios son el inevitable deterioro de la reserva forestal y de los suelos.

Ayer fue un día de lujo por la lluvia en Pinares de Mayarí. Nos comenta con alegría un periodista de la radio local sobre el advenimiento de algo más de 40 milímetros de precipitaciones, no sin advertir la severidad de la sequía que agota las fuentes de abasto a la población.

LEA TAMBIÉN:

Francisco, el primer papa latinoamericano

Desde hace varias semanas se ha luchado intensamente contra bravos incendios forestales en la zona montañosa de la región oriental de Cuba, donde hace seis meses no caía una gota de agua.

Aunque las estadísticas indican que los siniestros similares representan la cifra más baja de los últimos tres años y buena parte de estos desastres se atribuyen a las quemas no autorizadas de hierbas, la actividad de los cazadores furtivos y al empleo de vehículos sin “matachispas”, lo cierto es que la sequía meteorológica -por la escasez continuada de las precipitaciones- no permite una rápida solución al problema.  

Lo agreste de la zona topográfica donde se ha combatido el fuego, la abundancia del Pino Cubensis y el material vegetal seco acumulado de anteriores eventos meteorológicos, hizo que las llamas se expandieran con mayor facilidad. 

Es decir, que el terreno más afectado favoreció la propagación del fuego y dificultó el trabajo del Cuerpo de Guardabosques, la Fuerza Aérea Revolucionaria, bomberos y otras entidades que operaron a más de 700 metros de altura en el municipio holguinero de Mayarí, al oeste de la nación caribeña y zonas aledañas.

Suramérica

Las consecuencias previsibles de esos incendios -comunes en Suramérica- son el inevitable deterioro de la reserva forestal y de los suelos, el riesgo de sobrevivencia de la diversidad biológica, la afectación en el curso del agua, así como la emisión de gases de efecto invernadero. 

El impacto de la sequía lo ha empeorado todo y es también el resultado de un ciclo no tan natural, que involucra a los seres humanos en las secuelas del cambio climático: aumento de las temperaturas y la disminución de las reservas hídricas disponibles.

Un reciente informe sobre la Atribución Meteorológica Mundial, señala a América Latina -en particular a Argentina, Uruguay y Chile- en un escenario difícil que pone en riesgo la seguridad alimentaria ante la pérdida de las cosechas, la falta de acceso al agua, el riesgo para la salud de las personas y de los ecosistemas.

Durante los últimos cuatro meses de 2022, la región recibió menos de la mitad de la media de lluvias con los niveles más bajos en 35 años, aunque la Organización Meteorológica Mundial (OMM) no indica que sea exactamente el cambio climático la causa de la reducción de las precipitaciones.

Sin embargo, las intensas olas de calor registraron de noviembre 2022 a enero del 2023 los índices más calurosos de la historia en Argentina. Científicos de esta nación, en colaboración con especialistas de Colombia, Estados Unidos, Países Bajos, Francia y Reino Unido, valoraron la acción del ser humano sobre la intensidad de las escasas precipitaciones y de la sequía.

Ello explica la persistencia de devastadores incendios en los países más australes -Argentina y Chile- que incidieron en la calidad del aire, el derretimiento de los glaciares andinos y notables columnas de humo a través del Pacífico, informó Prensa Latina.

La Niña y el Niño

Por tercer año consecutivo, Suramérica experimenta los efectos del fenómeno meteorológico La Niña, que se produce cuando la temperatura de la superficie del mar está por debajo del promedio. Si la temperatura se eleva por encima de lo normal, se podría desarrollar El Niño.

El Niño-Oscilación del Sur (ENOS) agrupa a ambos eventos océano-atmosféricos (El Niño y La Niña) en un mismo mecanismo: principalmente la Temperatura Superficial del Mar (TSM) y la presión del aire sobre el agua oceánica.

La Niña fortalece los vientos y empuja hacia el oeste a la masa de agua calentada por el Sol. Entre tanto, desde las profundidades oceánicas, se eleva el agua fría y la temperatura del aire en el Pacífico oriental. Todo está interconectado en esta gran casa que es este planeta nuestro.

Algunas regiones de América del Sur y de África reciben el impacto de El Niño, cuando apreciamos que el calor y la sequía se hacen insoportables. Al mismo tiempo, traen precipitaciones al sur de Estados Unidos y más calor al norte. Lo mismo ocurre con las manifestaciones de calor y sequía en Asia y en Australia.

El golpe directo se aprecia tanto en Oceanía como en Suramérica. Es evidente en Ecuador y el sur de Colombia. Principalmente en el norte de Perú, donde el nivel del mar puede crecer unos 50 centímetros y el agua se calienta a veces hasta 12 grados más de lo normal en la superficie.

El científico especialista en esos fenómenos naturales, Luis Alfredo Icochea Salas, doctor en Oceanografía Pesquera de la Universidad La Molina de Perú, explica cómo se manifiesta un “Niño débil”, entre dos y siete años, “pero a veces en unos años - pueden ser 15 o hasta 60 - ocurre un Niño extraordinario". Y complementa con los datos históricos que todos recordamos: los intensos años del 1982-83 y 1997-98. Igualmente en 2015-16 tuvo una manifestación muy fuerte a nivel mundial, más que en Suramérica.

Los especialistas indican que el fenómeno de La Niña continuará todo marzo del 2023 y prevén que El Niño llegue a finales de este año.

La terrible sequía

La sequía es alarmante en América Latina, pero de esta realidad ningún rincón del planeta está a salvo de sus consecuencias. Por ejemplo, Europa sufre la peor sequía de los últimos 500 años. 

El acelerado crecimiento poblacional del planeta ha disminuido en más de un 20 por ciento la disponibilidad de agua por persona, para fines domésticos o de consumo. 

La escasez del vital líquido también merma la capacidad de las represas para proveer a las comunidades de energía hidroeléctrica, al tiempo que millones de hectáreas de cultivos están en peligro de no rendir el fruto alimenticio y aumentan las probabilidades de los incendios forestales. Hay que señalar la incidencia negativa de la demanda de agua por parte de grandes empresas transnacionales e industrias locales.

"El Informe sobre el Estado del clima en América Latina y el Caribe 2021, muestra que los riesgos hidrometeorológicos han provocado, lamentablemente, la pérdida de cientos de vidas, graves daños a la producción de cultivos y a las infraestructuras, y desplazamientos humanos", declaró el profesor Petteri Taalas, quien ocupa el cargo de secretario general de la OMM, en su segundo mandato.

Según datos de la Fundación Aquae, es significativa la prolongada sequía que experimenta Chile, considerada la peor desde 1950. Parte de la población chilena ha vivido en condiciones de racionamiento y la Dirección General de Aguas (DGA) afirma que existe el riesgo elevado de que la sequía empeore. El pasado año fue considerada la crisis hídrica más dramática, cuando alcanzó el 60 por ciento en déficit de agua y la acumulación de nieve llegando a su fin, lo que deriva en una tendencia hacia la desertificación.

Cuando analizan las características agroforestales, se aprecia el predominio de las especies vegetales invasoras en la zona del centro y sur de Chile, introducidas por la mano del hombre. "El pino insigne y el eucalipto, se queman relativamente rápido, y además de eso tenemos otras especies invasoras arbustivas, que generan una cantidad de combustible muy alta", declaró el director del Instituto de Ecología y Biodiversidad de la Universidad de Concepción (UdeC), Aníbal Pauchard.

Es conocido cómo a partir de facilidades legales otorgadas durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), se introdujeron especies de alta demanda maderera para la explotación forestal. El roble autóctono, ha ido cediendo espacio en las últimas décadas al pino insigne o el eucalipto, especies importadas de Norteamérica y Australia.

La escasez del agua también se presenta en la cuenca hidrográfica conocida como la región platina, que abarca a la Argentina, Brasil, Bolivia, Paraguay y Uruguay. 

Drenado por el Río de la Plata y sus afluentes, éste margen hidrográfico cubre unos 3.100.000 kilómetros cuadrados (km²), lo que lo convierte en el quinto más grande del mundo. Sin embargo, por la caída en los niveles del fluido, la cuenca suramericana compromete la vitalidad de miles de habitantes regionales, de cientos de especies acuáticas y limita a los buques, que para no encallar, están obligados a circular con menos carga, con el consecuente impacto económico y social.

Las estadísticas en América Latina demuestran que los incendios están relacionados con, entre otros, la deforestación para la agricultura y la ganadería. 

Si observamos que la tasa de deforestación del Amazonas ha experimentado un aumento continuo, podemos entender por qué Brasil -país que tiene la mayor parte de este bosque tropical y también a los principales productores de soja y carne- encabeza estos incendios en tan importante reserva de la biosfera.

De acuerdo con el sitio web especializado en Naturaleza, “Somos el cambio”, durante el 2020 en Brasil se registraron más de 222.000 incendios forestales. En Argentina, más de 74.000 casos y en Bolivia más de 40.000 de estas incidencias. Le siguieron Paraguay, Colombia y Perú. 

Un estudio sobre incendios forestales en América Latina demostró que casi la mitad de los bosques incendiados desaparecieron en los años siguientes. De acuerdo con un monitoreo de las zonas boscosas en 22 países -entre 2003 y 2018- se pudo comprobar que el 48 por ciento del área forestal quemada no se recuperó. 

Los habitantes de América Latina y el Caribe que conocen bien los cambios repentinos de la naturaleza, coinciden en que las medidas preventivas son claves para evitar males mayores.

Prevención

En febrero del 2023 tuvo lugar en Punta del Este, Uruguay, un foro con representantes gubernamentales de 34 países, además de organismos internacionales, el sector privado, la juventud y la sociedad civil.

En la VIII Plataforma de las Américas y el Caribe para la reducción del riesgo de desastres, se abordaron asuntos como los sistemas de alerta temprana, la ciencia y tecnologías para soluciones a bajo costo, el rol de saberes tradicionales en la resiliencia comunitaria y la reducción de riesgos urbanos, entre otros. 

En el evento, Cuba reiteró las vulnerabilidades y peligros, en particular para los países en desarrollo y la necesidad de estabilizar la cooperación internacional con la implementación del Marco de Sendai para la reducción del riesgo de desastre 2015-2030. 

El jefe de Estado Mayor de la Defensa Civil de Cuba, general Ramón Pardo Guerra, expresó que la isla antillana desarrolló una estrategia de gestión en la reducción de riesgo y en la protección de la vida de las personas, a partir de la experiencia en el enfrentamiento a situaciones de desastre. Estas han sido compartidas con países del Caribe como parte de la cooperación Sur-Sur. 

En ello ha participado la comunidad científica, con el apoyo del sistema de Naciones Unidas. También Cuba ofrece en el Centro regional de Entrenamiento de Salvamento y Bomberos, algunos cursos para rescatistas de América Latina y el Caribe. El representante  informó a los participantes del foro regional que Cuba acogerá en junio de este año el XI Congreso Internacional sobre Desastres y la VI Conferencia Internacional de Bomberos.

En esa ocasión agradeció a nombre del Gobierno cubano el reciente apoyo de varios países ante diferentes situaciones de desastres en la isla, durante el 2022. Igualmente lo hizo extensivo al sistema de las Naciones Unidas en Cuba, a la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) y a otros participantes de la cooperación.

A la sazón ha sido convocada en la ciudad de Nueva York, Estados Unidos (EE.UU.), del 22 al 24 de marzo la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Agua 2023, copatrocinada por los Gobiernos de Tayikistán y los Países Bajos.

En tal sentido, todos los saberes son útiles a la hora de ayudar a prevenir, responder y desarrollar resiliencia ante los incendios forestales, las manifestaciones del cambio climático y la influencia humana a favor de evitarlos o atenuarlos.

Antes de ser “exiliados” por la falta de agua, por el fuego, por el aumento en la contaminación procedente de la toxicidad del humo o por el deterioro medioambiental, podemos salvarnos. Todavía tenemos una gran oportunidad para sobrevivir y desarrollarnos.


Comentarios
0
Comentarios
Nota sin comentarios.