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Lars Løkke Rasmussen será el primer ministro danés tras las elecciones generales celebradas el 18 de junio.

Lars Løkke Rasmussen será el primer ministro danés tras las elecciones generales celebradas el 18 de junio. | Foto: EFE

Publicado 19 junio 2015



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Si bien la derecha ganó las elecciones, queda pendiente para los próximos días con quién formará gobierno. Si lo hará con los tradicionales partidos de centro derecha o con los ultraderechistas y xenófobos del Partido Popular Danés.

El gran ganador de la jornada fue el Partido Liberal de Dinamarca (Venstre, Danmarks Liberale Parti) cuyo representante Lars Løkke Rasmussen será proclamado nuevo Primer Ministro. Cargo que ocupará por segunda vez, pues en el año 2009 reemplazó a Fogh Rasmussen como Primer Ministro del país, pues quien lo era en ese entonces, Fogh Rasmussen, había sido designado nuevo secretario general de la OTAN.

Por el lado de la izquierda tradicional, la actual primer ministro Helle Thorning-Schmidt hizo una muy buena elección, inclusive aumentando con 3 (tres) representantes más en el parlamento que los que obtuvo en la elección anterior cuando fue proclamada para ese cargo. En esta ocasión, si bien las cifras estuvieron acordes a lo esperado, las críticas internas y su política de ajuste absolutamente antipopulares la llevaron a tener que renunciar apenas finalizado el conteo en el día de hoy.

Lo que hasta hace pocos días parecía un triunfo de la socialdemocracia, se vio empalidecido en esta jornada por el poco e inesperado caudal de votos del socio principal de Thorning-Schmidt: El Partido Social Liberal (Det Radikale Venstre) que estuvo muy por debajo en los números de los sondeos previos a la elección y no alcanzó a sumar lo suficiente para darle el triunfo al Bloque Rojo.

Si bien, la campaña electoral ha estado marcada por temas como los programas para hacer frente al desempleo, las reformas del Estado de bienestar y la política fiscal, tal magnitud de la ventaja en dichos sondeos, hizo que el Partido Liberal de Dinamarca (Venstre, Danmarks Liberale Parti) tuviera que desempolvar en los últimos días lo que estaba latente en la derecha danesa y talón de Aquiles de buena parte del electorado: el rechazo al flujo inmigratorio como centro de la campaña. Justamente cuando gran parte de Europa rechaza abierta o solapadamente la aceptación de una mayor cantidad de refugiados, ya sea del África como de Oriente Medio. En estos momentos, los refugiados sirios son el tema en cuestión especialmente en escandinavia.

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Lars Løkke Rasmussen fue rápidamente por el recurso de la agitación xenófoba y logró más que un buen resultado: ser el nuevo Primer Ministro de Dinamarca. Allí la ultraderecha del Partido Popular Danés (Dansk Folkeparti) se frotó las manos, porque a su juego los llamaron, la xenofobia y racismo extremos, convirtiéndose en pocos días en compañeros de ruta naturales. Hay que tener en cuenta que la ultraderecha actual ya no son aquellos improvisados e ignorantes "cabezas rapadas" sino que son individuos de traje y corbata que se dan el lujo de pasearse con cierta sonriente informalidad por el jardín florido de la política nórdica.

Si bien este partido declaró que no iba a hacer frente alguno con nadie, en los últimos minutos habría negociaciones que sorprenderían hasta al más experto en temas políticos y tras una excelente elección realizada (y sorprendente a la vez) se podría especular con que podrían llegar a formar parte del nuevo gobierno, aunque sus diferencias en el tema económico son un obstáculo más que importante. Mientras el partido de Lars Løkke Rasmussen cuenta en su programa con políticas liberales, la ultraderecha va por el camino del nacionalismo económico acompañado de una visión euroescepticista y ultraconservadora.

Entre tanto, la tibieza en las propuestas del "Bloque Rojo" no pasaron una vez más el examen en la región y deberán llamarse a la reflexión. La virulencia con que se emergen los hechos, no solo económicos, sino políticos y sociales en el contexto político internacional tal vez los llame a reflexionar y tomar un camino más abiertamente hacia la izquierda o tal vez se conformen con mantener un anodino y difuso futuro, retocando y maquillando un programa para "la próxima vez", cuando en los números se demuestra una demanda popular que hoy no es satisfecha.

Si bien la derecha ganó las elecciones, queda pendiente para los próximos días con quién formará gobierno. Si lo hará con los tradicionales partidos de centro derecha o con los ultraderechistas y xenófobos del Partido Popular Danés (Dansk Folkeparti).

De esta manera, lo que hoy parecía una fiesta entre amigos a la que el pueblo no fue invitado, se convertiría en una compleja realidad donde en definitiva,está en juego nada más y nada menos que el futuro Dinamarca para los próximos cuatro años.


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