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El dinero físico no sólo está siendo reemplazado por dinero electrónico, sino que empiezan a ganar protagonismo las monedas digitales llamadas Criptomonedas.

El dinero físico no sólo está siendo reemplazado por dinero electrónico, sino que empiezan a ganar protagonismo las monedas digitales llamadas Criptomonedas. | Foto: Celag

Publicado 12 octubre 2017



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Las economías emergentes y las más avanzadas son las que están liderando el traspaso de dinero físico a dinero electrónico.

La tecnología patea el tablero financiero global

El mundo tradicional de las finanzas atraviesa fuertes transformaciones por la expansión de las nuevas tecnologías. Desde la aparición de internet, las innovaciones en el sector financiero han sido importantes. El uso de algoritmos de trading, es decir, operaciones automatizadas de compra y venta de activos financieros sin intervención humana, ya representan el 70% de los movimientos bursátiles.

El uso tradicional del dinero físico es uno de los elementos en donde la tecnología comienza a modificar el campo de juego, por la aparición de más medios de pago electrónicos, como los monederos electrónicos, los pagos a través de celulares y sistemas de biopago (en los que solo se requiere la huella dactilar) que representan importantes avances sobre las ya tradicionales tarjetas de débito o crédito.

Curiosamente, las economías emergentes y las más avanzadas son las que están liderando el traspaso de dinero físico a dinero electrónico. Noruega avanza a grandes pasos en su objetivo de eliminar el dinero físico completamente, mientras que varios países del continente africano, como Kenia, son casos paradigmáticos en la implementación de la moneda electrónica: el 86% de la población ya usa el celular para realizar pagos y enviar dinero.

De todas estas innovaciones financieras, la que apunta a ser más disruptiva son las Criptomonedas.

Ninguna de las innovaciones financieras parece ser tan disruptiva como las criptomonedas.

Criptomonedas, un nuevo dinero

El dinero físico no sólo está siendo reemplazado por dinero electrónico, sino que empiezan a ganar protagonismo las monedas digitales llamadas Criptomonedas.

Estas han nacido fruto de iniciativas privadas, no tienen país de origen,  se intercambian online en cualquier parte del mundo y se pueden transformar en divisas o en cualquier moneda nacional a través de varias empresas que brindan este servicio en el mundo.

El criptodinero ha nacido como fruto de iniciativas privadas, no tienen país de origen, se intercambian online y se pueden transformar en dinero tradicional.

Las Criptomonedas son, por un lado, un monedero electrónico, porque permiten hacer transferencias o pagos domésticos e internacionales. Por el otro, son una nueva clase de dinero fiduciario: dinero electrónico que sirve como unidad de cuenta y de reserva de valor, como el Bitcoin o el Ethereum entre muchas otras, que funcionan sin la regulación de un Banco Central y que compiten con el dinero tradicional. Hay mucha variedad de criptomonedas, algunas no tienen ningún respaldo en activos (este es el caso de las más importantes Bitcoin y Ethereum), mientras que otras tienen respaldo en otros activos, como el oro o el dólar. En estos casos no crean un nuevo dinero, pero pueden crear “más” dinero si no tienen un encaje del 100% en ese activo. Otras criptomonedas son derivados o tienen respaldo de otras criptomonedas como el Bitcoin, con lo que no crean un nuevo dinero pero crean más dinero.

Son una nueva clase de dinero fiduciario, dinero electrónico que sirve como unidad de cuenta y de reserva de valor.

Cadena de bloques (Blockchain)

Su gran innovación es que emplean una tecnología novedosa, la cadena de bloques (Blockchain), que le permite funcionar sin instituciones de clearing (que compensen, comprueben y liquiden los pagos entre las partes). Esta es la innovación crucial que distingue las criptomonedas, la tecnología que funciona detrás de todas las monedas digitales.

La Blockchain es un libro mayor contable, es decir, un registro de todos los bloques de transacciones que se realizan (pagos y cobros), que a diferencia de un libro mayor común está descentralizado, es decir, localizado en miles de computadoras de todo el mundo. Esta descentralización del registro contable, es la garantía del sistema, porque para validarse una transacción, muchas computadoras tienen que aceptarla en sus registros, por lo que el sistema está liberado de posibilidades de fraude e intervención.

Se apoyan en una gran innovación tecnológica, la Blockchain, un libro mayor contable descentralizado, es decir, localizado en miles de computadoras de todo el mundo, donde se registran todas las transacciones.

Además del registro de una transacción, la Blockchain puede contener más información en formato digital (smart contracts), como un contrato, el prospecto de un bono y mucho más, por lo que las posibilidades de expansión de una moneda digital son ilimitadas, en especial en lo que respecta a la posibilidad de otorgar créditos a costos mucho más bajos que los de las finanzas tradicionales. Es por eso que esta tecnología está introduciéndose en el mercado de compra y venta de acciones y bonos y en muchos mercados a nivel global.

Para garantizar la seguridad informática del sistema, se requiere que algunos usuarios realicen importantes cálculos matemáticos (minería) en sus servidores para mantener aislado el ecosistema de la posibilidad de hackeos. Estos cálculos se hacen con computadoras que se encuentran prendidas en todo momento y tienen un consumo alto de energía. Los mineros que se esfuerzan en hacer estos cálculos, que permiten validar las operaciones y dar seguridad al sistema, reciben monedas digitales como recompensa. De hecho, en una emisión de criptomonedas parte de la creación de dinero la realizan los mineros gracias a los pagos que reciben por su servicio de validación y registro de operaciones.

Los países donde los costos energéticos son bajos tienen más ventajas para realizar esta tarea de minado, aunque cuando estos costos bajos se deben a subsidios a la electricidad, deben tomarse precauciones en la regulación de la actividad, ya que puede representar un mecanismo indirecto de fuga de capitales. En efecto, los privados aprovechan la competitividad derivada del subsidio a la energía para generar criptomoneda, que luego revenden por dólares en el extranjero. La regulación debería, al menos, procurar que los ingresos derivados de la minería ingresen al sistema financiero y productivo local.

Criptofiebre, valor incierto y perfil de burbuja

El valor de las criptomonedas más importantes, como Ethereum y Bitcoin, no tienen respaldo ni son derivados de otras monedas o activos, es difícil de determinar.

Las criptomonedas más importantes, como el Ethereum y el Bitcoin, que no tienen respaldo ni son derivados de otras monedas o activos, son un nuevo tipo de dinero cuyo valor es difícil de determinar. Son diferentes al dinero mercancía porque no tienen valor intrínseco como el oro, la plata u otros bienes que en el pasado se utilizaban como dinero. En particular, son un nuevo tipo de dinero fiduciario, cuyo valor está basado en la fe[1] como el dólar, el euro, renminbis, pesos, bolívares, etc. cuyo precio no se debe a que el dinero contenga valor en sí mismo (o a que tenga un respaldo en algún activo como el oro que respaldaba al dólar o el dólar que respaldaba al peso argentino convertible). El dinero fiduciario tiene valor porque alguien lo aceptará como medio de pago en algún lugar del mundo. Lo que aumenta la predisposición para aceptar dinero fiduciario, es decir, su valor, es habitualmente la regulación de los bancos centrales que obliga a que sea aceptado dentro de un territorio y a que el Estado lo acepta como medio de pago para cobrar impuestos y servicios. Igualmente, el criptodinero tiene valor porque es aceptado como medio de pago, y es aceptado como medio de pago porque existen mercados para transformar este nuevo dinero en el dinero tradicional que habitualmente utilizamos como euros, dólares, pesos, etc.

Las criptomonedas han aumentado enormemente su valor desde que fueron lanzadas. Este crecimiento se explica por varias razones de demanda y de oferta. Por el lado de la demanda, estas monedas son requeridas por atributos que son apreciados por los usuarios de las criptomonedas, como la seguridad, el bajo coste de transacción y, especialmente, el anonimato, ya que las criptomonedas permiten hacer transferencias sin revelar la identidad. Este anonimato permite mantener a los tenedores de criptomonedas lejos de la órbita de control del Estado y es uno de los atributos que más explotan las criptomonedas en sus campañas promocionales. Bitcoin es pseudoanónima, porque le ha entregado información a los juzgados en casos de lavado u otros. El  criptodinero Z-Cash, por ejemplo, se jacta de usar una tecnología de encriptado llamada “conocimiento-cero” que le permite garantizar la privacidad total de la información.

Atributos que le agregan valor al criptodinero son el anonimato, los bajos costos de transacción, la seguridad y confianza que brinda el sistema descentralizado de registro, libre de intervención estatal y hackeos.

Otra fuente importante de valor es la escasez, al menos en el caso del Bitcoin. Esta empresa solo se emitirá una cifra fija de 21 millones de Bitcoins, por lo tanto, a medida que aumente la utilización del Bitcoin como medio de pago o de reserva de valor, su valor aumentará como resultado matemático de confrontar una demanda creciente con una oferta rígida. Otras monedas, como Ethereum por ejemplo, pueden expandir la cantidad de dinero lanzando más oferta al mercado lo que genera pingües beneficios a los vendedores e incertidumbre en la valorización debido a la desconfianza en el cumplimiento de los compromisos de emisión.

Existen casos de emisiones de criptomonedas sospechadas de fraude vinculado a la emisión, es decir, en los que los organizadores han provocado una valorización inicial alta del criptodinero a través de diferentes trucos, por ejemplo, limitando la liquidez inicial de criptomoneda, para luego de la venta inicial ofrecer mayores cantidades con lo que provocan grandes pérdidas a los apostadores participantes de la ICO (Oferta Inicial de Monedas). Tal es el caso del lanzamiento de la criptomoneda Z-Cash, que pasó desde cotizar 2.500 Bitcoins en el lanzamiento a 7 Bitcoins o menos en poco tiempo después.[2]

Aunque la dependencia respecto a regulaciones estatales que afecten su aceptabilidad y conversión en divisas, el boom de lanzamientos de criptomonedas y las posibilidades de fraude explican que el valor sea muy inestable.

Una característica adicional de todas las criptomonedas es la elevada volatilidad de sus precios. Las razones de esta volatilidad deben hallarse en los aspectos mencionados, a los que se suman una fuerte competencia derivada de los nuevos lanzamientos de criptomonedas que añaden nuevas innovaciones tecnológicas y, sobre todo, a la elevada dependencia que tiene el criptodinero respecto a las regulaciones que imponen los gobiernos. Es muy frecuente observar que las cotizaciones suben o bajan un 30% por semana sin que nadie se altere demasiado, sugiriendo que este es un mercado dirigido a jugadores exploradores dispuestos a correr grandes riesgos. De todos modos, a sabiendas de la predisposición del mercado financiero para correr riesgos y de los costos que esto le imprime a los inversores desprevenidos y al sistema financiero, el gobierno Chino comenzó a precautelar estos intereses. En septiembre prohibió que las empresas obtuvieran financiamiento a través de la emisión de criptomonedas lo que provocó pánico entre los inversores y una caída del Bitcoin desde aproximadamente 4.000 a 3.500 dólares mientras que el segundo mayor jugador Ethereum cayó desde 340 a unos 280 dólares.[3] En febrero pasado el Banco Central de China amenazó con cerrar las plataformas de cambio de criptodinero por incumplir las normativas que previenen de blanqueo de dinero, considerando que eran un mecanismo utilizado para fugar divisas y la respuesta fue similar, una caída del 9% de la cotización.

La valorización de las principales criptomonedas tiene el perfil de burbuja financiera. El Bitcoin inició su recorrido valiendo menos de un centavo de dólar en su lanzamiento en 2009 hasta llegar a cotizaciones que han superado los 4.000 dólares en septiembre de 2017 a pesar de la prohibición anunciada por el Banco Central de China. Ethereum, la segunda criptomoneda de acuerdo a la capitalización bursátil, tuvo un raid de precio más descollante aún, partiendo desde valores en torno a 10 USD por Ether (es la denominación de la moneda) hasta 400 en agosto y en torno a 290 en septiembre.

Es evidente que esto seguirá siendo así porque en definitiva, su aceptación depende de las regulaciones que los países realicen sobre el funcionamiento de una moneda y estas regulaciones obedecen a razones no mecánicas.

El crecimiento sorprende incluso al menos desprevenido. Actualmente hay más de 600 criptomonedas (de las cuales el portal worldcoinindex muestra la cotización de 537).[4] Entre las más importantes de acuerdo a la capitalización bursátil se ubican en orden de importancia Bitcoin, Ethereum, Ripple, Dash, Litecoin, Omisego y Monero, todas con cifras superiores a los mil millones, pero este ordenamiento es provisorio porque el tablero se mueve continuamente.

Muchas empresas están aprovechando la criptomoda para lanzar ICOs y obtener financiamiento. La capitalización de las criptomonedas suma ya 150 mil millones de dólares, de las cuales Bitcoin concentra aproximadamente la mitad.[5] Más de 60 nuevas emisiones en China durante 2017 han encendido las alarmas del Banco Central de ese país, que ha mostrado preocupación por el riesgo que involucran estas operaciones y el perjuicio que podría ocasionarle a los desprevenidos y al sistema financiero. En base a estos riesgos está tomando medidas correctoras.

Japón, por el contrario, se muestra como el país más permeable a esta innovación financiera y es. En abril pasado modificó su ley de servicios de pago promulgando una ley sobre moneda virtual, aceptando algunas de las criptomonedas como medios de pago legales (además exceptúa las transacciones en criptomonedas del impuesto al consumo) y activos que pueden comprarse y venderse, aunque a cambio ha establecido una regulación más rígida que, por ejemplo, impone obligaciones de registro, de capital mínimo y penaliza las conversiones de critpomoneda a yenes. Adicionalmente, un consorcio de bancos japoneses están preparando el lanzamiento de una nueva criptomoneda, el J-coin, que será plenamente convertible uno a uno en yenes. Quizás el mayor objetivo que Japón persigue para avanzar rápidamente en este mercado, es el de combatir la alta preferencia japonesa para manejarse en efectivo y los costos involucrados en el manejo de efectivo vinculados a transporte, seguridad y auditoria.

Casos y costos

La arquitectura financiera internacional registrará importantes cambios en los próximos 5 años y la cadena de bloques (ver Parte I) tendrá un rol protagónico. Esta tecnología aplicada en la emisión de monedas digitales como el Bitcoin avanza a paso firme y amenaza con destronar del negocio a las entidades financieras que no se adapten. También representan un serio desafío competitivo que podrá limitar las ganancias que el sector financiero disfruta a través de la operatoria de giros internacionales. 

Esta tecnología implica una gran reducción de costos que estimulará la competencia, una transferencia internacional pasará de costar de 50 USD a 2 centavos.

La cadena de bloques reduce enormemente los costos de transacción sin importar las fronteras y aumenta la seguridad de las operaciones. Para tener una aproximación sobre la reducción de costos que implica, cabe señalar que una transferencia internacional con criptomonedas puede costar aproximadamente 2 centavos de dólar si los que intervienen no están apurados para consolidar la operación y puede subir a entre 5 y 10 dólares si se consolida inmediatamente. Como este es el costo de un registro en la cadena de bloques, no importa el tamaño de la transferencia, el costo seguirá siendo el mismo ya sea que se transfieran 100 o 1 millón de dólares. El sistema financiero tradicional, en cambio, tiene un esquema de cobros que aumenta con el volumen transferido y es de aproximadamente 50 dólares cuando el monto transferido es menor a 1000 dólares, de 75 dólares si se transfieren entre mil y 5 mil dólares, en torno a 100 para transferencias entre 5 y 10 mil y de 115 para transferencias mayores. Las remesadoras como Western Unión y MoneyGram, tienen costos que fluctúan entre 4% y 11%. Debe tenerse en cuenta que estos costos no se derivan del uso de los servicios internacionales de mensajería interbancario como el SWIFT que apenas suman centavos de dólar por mensaje. En gran parte los costos de las transferencias internacionales son el resultado de la escasa competencia que disfrutan las entidades bancarias que tienen una clientela cautiva, y es de esperar que las criptomonedas generen un impulso a favor de la reducción internacional del costo de las transferencias.

Debe notarse de todos modos, que hay un costo oculto en las transacciones que se realizan en criptomonedas, porque deben añadirse los pagos a los mineros que validan la cadena de bloques, que son abonados en la propia criptomoneda y por lo tanto se financian con la propia creación de dinero. Es decir, los costos se reducen porque los mineros se apropian con emisión de dinero.

Esta tecnología empezó a ser estudiada por los principales bancos centrales del mundo, que en algunos casos buscan aplicarla, y que en la mirada de expertos desafía la hegemonía ya no sólo de grandes bancos internacionales sino del rol de las divisas tradicionales como medios de pago.[6]

China y los BRICs están avanzando en el desarrollo de criptomonedas estatales.

Las criptomonedas estatales es una línea de investigación abierta en el sector. El Banco Central de China es la entidad más relevante que está avanzando con ensayos para lanzar una criptomoneda de origen nacional. El organismo desarrolló su propia cadena de bloques, la cual se encuentra en fase de prueba, y planea en el corto plazo emitir una moneda digital, la que en un principio convivirá con el Yuan físico.[7] 

En la última reunión de los BRICs se comunicó la intención de desarrollar una moneda digital para hacer frente a la hegemonía del dólar en los pagos internacionales y para agilizar transacciones entre países de ese bloque (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica).[8]

La banca privada, con el objetivo de reducir sus costos de operación y poder enfrentar a nuevos actores del ecosistema financiero, avanza en pruebas basadas en esta tecnología. Las entidades más importantes del mundo como el UBS, el BBVA y el HSBC y algunos latinoamericanos, destinaron parte de sus equipos de investigación para experimentar con cadenas de bloque propias e incluso lanzar sus monedas digitales.

Repensando la restricción externa

Una de las principales dificultades macroeconómicas que enfrentan los países emergentes, entre ellas las naciones latinoamericanas, es la dificultad para conseguir divisas (restricción externa) y acceder a los mercados internacionales de deuda a precios razonables.

El mercado de criptomonedas, que ganó profundidad moviendo diariamente el equivalente a unos 4 mil millones de dólares, ofrece una alternativa a disposición de los países en desarrollo.

Existen distintas posibilidades para que un país pueda hacerse con financiamiento en monedas digitales que luego podrá cambiar a divisas tradicionales como el yuan o el dólar.

Los países en desarrollo podrán recurrir al financiamiento proveniente de la emisión de bonos digitales o criptomonedas respaldadas en riquezas naturales.

Una posibilidad es avanzar en la emisión de bonos digitales. Esto permite a un país, municipio o empresa estatal conseguir fondos en criptomoneda a cambio de devolver un determinado capital e interés en la moneda pactada en el contrato. La emisión de bonos y su intercambio se realizan en plataformas informáticas sencillas (idénticas a las que se manejan en las finanzas tradicionales) y que garantizan transparencia y seguridad de las operaciones. Las monedas digitales recaudadas por la emisión del bono pueden transformarse en yuanes en mercados de mucha liquidez como el de Hong Kong.

Una segunda posibilidad, la más interesante para los países ricos en recursos naturales, es emitir un “derivado digital” respaldado en un activo físico como barriles de petróleo, oro y diamantes, entre otros. Existen diferentes antecedentes (Onegram, HelloGold, Aureumgold) entre los que se destaca el de una empresa española con sede en Londres que lanzó recientemente una criptomoneda llamada Bilur. Esta moneda está respaldada en oro y su cotización es exactamente igual a la del  oro. La firma afirma que compró un stock de oro que respalda el 100 por ciento de sus emisiones de Bilures y los vende en forma fraccionada a los tenedores cobrando una comisión por el servicio de teneduría del 3,7% anual. Este modelo o similares de emisiones de criptomonedas respaldadas en activos, poseen un potencial importante para que países ricos en recursos naturales puedan realizar emisiones respaldadas en los ingresos futuros derivados de los ingresos que generarán las concesiones o retenciones a la extracción minera o directamente por los minerales que tenga en su poder.

Las criptomonedas podrían ser la alternativa para embolsar financiamiento fresco en el mercado internacional a bajo costo y, a la vez, podría servir como un instrumento financiero en poder de los ciudadanos que sirva como moneda de reserva, algo especialmente importante para brindar un activo que sirva de reserva de valor para combatir la fuga de divisas hacia el dólar que experimentan los países con alta inflación.   

Léase antes de usar: advertencias sobre la moneda digital

Las criptomonedas son una nueva e importante innovación informática que está desencadenando una ola de desregulación en el mercado financiero.

El criptodinero es una innovación que está desencadenando nueva ola de desregulación financiera.

En el pasado estos procesos, tarde o temprano, fueron reconducidos por el Estado para evitar los problemas sistémicos que inevitablemente genera la desregulación financiera. Como toda innovación, la cadena de bloque y las criptomonedas entraña riesgos y oportunidades. Riesgos vinculados al fraude, la evasión fiscal, el ocultamiento de dineros mal habidos y a pérdida de ingresos por señoreaje para el Estado. Oportunidades vinculadas a la enorme disminución de costos en las transacciones domésticas e internacionales, la posibilidad de recurrir al criptodinero para superar barreras al financiamiento de los países en desarrollo y a la posibilidad de que a través de este mecanismo los estados puedan utilizarlo para generar alternativas al actual modelo monetario internacional.

Un mercado desregulado ¡por ahora!

Es conveniente apoyarse en la historia del dinero para comprender la situación actual de las criptomonedas. El criptodinero es un nuevo dinero fiduciario emitido por empresas privadas, de la misma forma que en el pasado los primeros dineros fiduciarios fueron emitidos por la banca privada. Al igual que el Criptodinero, el dinero fiduciario nació descentralizado, es decir, emitido por un sinnúmero de instituciones financieras que emitían billetes, lo que dio lugar a un descontrol de la emisión monetaria privada que rápidamente condujo a grandes desfalcos, sobreemisión, corridas bancarias y quiebras, generando la necesidad de que el Estado centralizara y regulara la emisión del dinero a través de un banco central (el primero en occidente fue el Banco de Inglaterra) que comenzó a regular la emisión de dinero.

Al igual que en los orígenes del dinero fiduciario el ingreso generado por la emisión (señoreaje) fue apropiado por la banca privada, en la actualidad resulta apropiada por los privados, ya sean mineros, tenedores de criptomonedas o las empresas que los emiten. Con la aparición de los bancos centrales, el señoreaje comenzó a ser apropiado por el Banco Central aunque el conjunto del sector financiero siguió apropiándose de buena parte de los beneficios derivados de la creación de dinero a través del proceso conocido como emisión secundaria de dinero. En otras palabras, existe un sistema de beneficios compartidos entre el banco central y el sistema financiero.

La historia de una tecnología tan disruptiva como el dinero fiduciario muestra que tarde o temprano fue necesaria más regulación estatal, que no hizo desaparecer la tecnología sino que más bien permitió aflorar sus mejores atributos y masificarla.

Este es un aspecto relevante. En un sistema monetario tradicional, el Banco Central tiene grandes ganancias derivadas de la emisión de dinero. En el caso de EEUU, de acuerdo a Rogoff,[9] representa anualmente la impresionante suma de 0.4% del PIB de ese país. Este ingreso se denomina señoreaje, es apropiado por el Estado y contribuye a engrosar los ingresos del Estado. En el caso de las criptomonedas, la emisión genera ingresos privados por señoreaje.[10]

En este sentido, existe una competencia para apropiarse los ingresos derivados del señoreaje entre los bancos centrales y los emisores de criptodinero y no es difícil arriesgar que si bien por ahora el papel del criptodinero es marginal respecto al total de dinero circulante, a medida que gane participación, constituirá un desafío creciente para las autoridades y los bancos centrales del planeta.

Además de las pérdidas por señoreaje, los estados tienen otros motivos para regular las criptomonedas. Como hemos señalado, los riesgos de fraude podrían afectar a tenedores desprevenidos. No son pocos los que hoy sospechan que detrás de la criptomoda puede haber un esquema fraudulento o difícil de sostener.[11] Asimismo, el anonimato y la opacidad pueden apoyar la evasión fiscal, y lavar dinero proveniente de la corrupción y las actividades sumergidas.

La mayor participación del Estado no es algo que el sector deba temer. La historia del dinero como tecnología social nos muestra que la descentralización y ausencia de regulación inicial, condujo a problemas recurrentes y a una centralización y regulación posterior de todos los actores intervinientes que redundó en beneficios para todos. Es muy probable que los bancos centrales comiencen a regular el sector a medida que vayan aprendiendo a hacerlo.[12] La enseñanza histórica nos permite especular que de la misma forma que el dinero primigenio no solo no desapareció con el auxilio de la regulación del Estado,[13] lo mismo podrá suceder con las criptomonedas. Una participación estatal bien dirigida podrá aportarle impulso a la masificación de esta tecnología.

BRICs y China llevan la delantera

Los BRICs están estudiando la iniciativa para crear una criptodivisa “centralizada”, para que sea utilizada como divisa en los pagos internacionales entre las partes involucradas, aspirando a convertirla en una nueva divisa internacional, y es de esperar que otros países o asociaciones de países exploren estas posibilidades para superar las actuales limitaciones que genera la ausencia de coordinación monetaria global.

Es necesario esperar para ver como evoluciona este mercado y su regulación, en especial, será interesante ver cómo convivirá el criptodinero con la mayor regulación que es sensato prever y la participación activa de la banca central y las grandes corporaciones financieras.

Cualquier ventaja tan competitiva como la disminución de costos que generan las criptomonedas son un atractivo enorme para que la tecnología no desaparezca, de todos modos, la principal certidumbre que podemos sostener es que evolucionará.

Reflexiones finales

Las criptomoendas constituyen una nueva e importante innovación financiera que está desencadenando una nueva ola de desregulación en el mercado financiero. En el pasado estos procesos de desregulación, tarde o temprano han sido reconducidos por el Estado para evitar los problemas financieros a los que inevitablemente conducen. Como toda innovación, entraña riesgos y oportunidades. Riesgos vinculados al fraude, la evasión fiscal, el ocultamiento de dineros mal habidos y a la pérdida de ingresos por señoreaje para el estado. Oportunidades vinculadas a la enorme disminución de costos en las transacciones domésticas e internacionales, a la posibilidad de recurrir al criptodinero para superar barreras al financiamiento de los países en desarrollo y al potencial que brinda esta tecnología para ser utilizada como instrumento de pago multilateral. La iniciativa de los BRICs apunta en este sentido, el de crear una criptodivisa “centralizada” para pagos entre las partes involucradas aspirando a convertirla en una nueva divisa internacional, y es de esperar que otros países o asociaciones de países exploren estas posibilidades para superar las actuales limitaciones que genera la ausencia de coordinación monetaria global.

Como toda innovación, entraña riesgos y oportunidades. La oportunidad más destacada para nuestros países es la posibilidad para los países en desarrollo de recurrir a sistemas de financiamiento alternativos y de construir alternativas a la dolarización de los intercambios internacionales

Es necesario esperar para ver como evoluciona este mercado y su regulación, en especial, será interesante ver cómo convivirá el criptodinero con la mayor regulación que es sensato prever y la participación activa de la banca central y las grandes corporaciones financieras. Cualquier ventaja tan competitiva como la disminución de costos que generan las criptomonedas constituyen un gran salvavidas que mantendrá a flote y en crecimiento esta tecnología, de todos modos, la única certidumbre que podemos sostener, es que el criptodinero evolucionará.

 

[1] Se lo denomina dinero fiduciario porque su valor está basado en la fe (fidus) de que será aceptado como medio de pago.

[2][2] https://cryptohustle.com/zcash-launch-breaks-records

[3] https://www.preciooro.com/china-prohibe-criptomonedas-como-bitcoin.html

[4] https://www.worldcoinindex.com/

[5] Por capitalización se entiende la multiplicación de la cantidad de dinero por su valor en dólares. https://criptonoticias.com/mercados/precios-criptoactivos-suben-mientras-mercados-valores-retroceden/#axzz4tqFtH0tN

[6] El potencial de esta tecnología fue reconocido incluso por los organismos financieros del mundo desarrollado. La titular del FMI aseguró que en los próximos años los bancos deberán basar sus operaciones en la cadena de bloques o quedarán afuera del negocio.

[7] http://multinivelzgz.com/banco-popular-china-crea-criptomoneda-luchar-bitcoin/

[8] http://www.thedailyeconomist.com/2017/09/brics-coalition-begins-discussions-on.html

[9] Rogoff, K. (2016). Reduzcamos el papel moneda. Una propuesta para disminuir el dinero en efectivo y, con ello, reducir la corrupción, la evasión fiscal, el tráfico de drogas y la economía sumergida. Editorial Deusto.

[10] Señoreaje, ingresos que tiene un Banco Central por emitir una moneda.

[11] Tal el caso de los gurús de la bolsa J. Belfort y J. Dimon (CEO de JP Morgan), aunque cabe señalar que sus acusaciones fueron desestimadas por ejecutivos del mundo de la criptomoneda, quienes supones que responden al interés de impulsar una baja en el precio del Bitcoin para poder comprarlo barato o para lanzar una criptomoneda propia. https://www.cryptocoinsnews.com/fraud-bitcoin-gains-new-critic-wolf-wall-street-jordan-belfort/. También de acuerdo a R. Hackett de la revista Fortune, “las criptomonedas están fuera de control” http://fortune.com/2017/09/05/china-bitcoin-blockchain-ico-ban/.

[12] El Banco Central Chino es uno de los que más está avanzando en este sentido, imponiendo regulaciones e incluso prohibiciones a la circulación de la Criptomoneda como medio de pago en febrero y septiembre de 2017.

[13] La regulación del Estado tuvo también problemas, ya que la emisión del dinero muchas veces fue utilizada por los gobiernos para financiar gastos excesivos que condujeron a la inflación. De todos modos, la regulación estatal de la oferta de dinero se demostró superior, porque al menos el estado tiene la alternativa de hacerlo bien, mientras que en manos del sector privado, es inevitable que conduzca a un descalabro de emisión ya que la competencia entre emisores de dinero estimula las conductas financieras menos responsables. 


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