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La Opción por los Pobres y hermanas laicas y religiosas manifestó su apoyo por los momentos que vivió la vicemandataria hace un par de semanas.

La Opción por los Pobres y hermanas laicas y religiosas manifestó su apoyo por los momentos que vivió la vicemandataria hace un par de semanas. | Foto: @CFKArgentina

Publicado 16 septiembre 2022



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Ocurrió al recibir en su oficina del Senado a curas villeros, de Opción por los Pobres y hermanas laicas y religiosas.

La vicepresidenta argentina, Cristina Fernández, hizo su primera aparición pública tras el atentado perpetrado contra ella por Brenda Uliarte y Fernando Sabag Montiel, al recibir en su oficina del Senado a curas villeros, de Opción por los Pobres y hermanas laicas y religiosas, quienes manifestaron su apoyo por los momentos que vivió hace un par de semanas.

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“Yo creo que lo más grave no es lo que me pudo haber pasado a mí. Lo más grave fue haber roto un acuerdo social que había desde 1983. Siento que la recuperación de la democracia no fue solamente que podamos volver a votar y a elegir las autoridades, sino que para mí recuperar la democracia fue recuperar la vida y la racionalidad; que podamos discutir de política, peronistas, alfonsinistas, peronistas renovadores, peronistas tradicionales”, subrayó Fernández.

Asimismo, detalló que el día después del atentado recibió una llamada telefónica del papa Francisco, quien le aseguró que los actos de odio siempre son precedidos por palabras de odio y violencia.

En este sentido, Fernández recordó el atentado sufrido en 1929 por el entonces presidente Hipólito Irigoyen, como evidencia del modo en que los discursos de odio, influyen directamente en las acciones.

“¿Por qué traigo esto a colación?’- cuestionó la vicepresidenta- “porque me parece que tenemos que examinarnos nosotros mismos. La autopercepción que tenemos los argentinos de nosotros mismos y de lo que somos, porque siempre hubo grupos, tal vez no mayoritarios, pero sí pequeños y de gran poder, que quieren suprimir, eliminar al que piensa diferente”, precisó.

Cristina Fernández se refirió también al rol que los militantes desempeñaron durante el atentado, quienes impidieron que Sabag Montiel volviera a apuntarla con el arma cuando fracasó el primer disparo.

“No hicieron justicia por propia mano, ni lo lincharon, ni nada. Hicieron lo que corresponde hacer a ciudadanos democráticos y cristianos: lo entregaron a la policía, a la ley”, puntualizó e hizo un llamado a la institucionalidad, el respeto democrático y cívico para sacar al país de los efectos del macrismo.

El jueves trascendió que la Justicia argentina dio por probado que la tentativa de magnicidio contra la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, ocurrida el pasado 1 de septiembre, fue la última fase de un "plan delictivo" que trazaron juntos los detenidos Brenda Uliarte y Fernando Sabag Montiel, y que la joven fue quien adquirió el arma Bersa empleada en el hecho.

Según expresó la jueza federal María Eugenia Capuchetti en el texto de la resolución para procesar prisión preventiva a los coautores de intento de homicidio calificado, “los sucesos del 1 de septiembre fueron el capítulo final del plan delictivo que previamente habían acordado, diseñado y estudiado” los detenidos.

Una reconstrucción detallada de los hechos, gracias al análisis que hizo la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) a la información guardada en los teléfonos celulares ocupados, indica que Uliarte el 22 de abril pasado comunicó a un contacto registrado como Serena que había comprado un arma de fuego.

Las investigaciones concluyeron además que la segunda parte del plan procedió al instalar un sistema de inteligencia que permitió recabar información sobre los movimientos de la vicemandataria en las partes externas de su vivienda.

El informe de la Justicia detalla además que en la última fase, días previos al suceso, la pareja de acusados sostuvo otro breve diálogo por WhatsApp, donde Sabag Montiel aseguraba que se encontraba cerca de la vicepresidenta pero era imposible ejecutar por el plan por cuestiones de seguridad.

Para la magistrada, tanto Uliarte como Sabag Montiel planificaron el atentado, pues si bien Sabag Montiel empleó el arma de fuego contra la víctima, Uliarte estaba presente a exiguos metros del hecho, ofreciendo todo el apoyo logístico y moral posible.


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