Las diez mayores crisis del 2022 se reportaron en la República Democrática del Congo (RDC), Etiopía, Afganistán, Nigeria, Yemen, Birmania, Siria, Sudán, Ucrania y Pakistán.
Unas 258 millones de personas en 58 países sufrieron una grave inseguridad alimentaria el 2022, lo que representa un aumento con respecto a las 193 millones del 2021, refleja el informe de la Red Global contra las Crisis Alimentarias (GNAFC), publicado este miércoles.
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El número se incrementó por cuarto año consecutivo, un “duro testimonio del fracaso de la humanidad” a la hora de alcanzar los objetivos de Naciones Unidas para acabar con el hambre en el mundo, afirmó el secretario general de la ONU, António Guterres.
Según el documento, las diez mayores crisis del 2022, que contabilizan a 163 millones de personas que se encuentran en situación de inseguridad alimentaria y que representan al 63 % de la población mundial, se registraron en la República Democrática del Congo (RDC), Etiopía, Afganistán, Nigeria, Yemen, Birmania, Siria, Sudán, Ucrania y Pakistán.
258 million people faced acute food insecurity in 2022.
— Food and Agriculture Organization (@FAO) May 3, 2023
��@FAO’s @reinpaulsen explains the main takeaways from the 2023 Global Report on Food Crises��
Read the report to learn more ➡️ https://t.co/bYg6DDD5Zj#FightFoodCrises pic.twitter.com/XTEk326PDj
Dicha alianza de organizaciones humanitarias financiada por Naciones Unidas y la Unión Europea también una revela “el carácter prolongado” de muchas de estas crisis alimentarias, con 38 países que las han registrado sistemáticamente en las siete ediciones del informe.
Asimismo, la documentación alerta que más de 35 millones de niños menores de 5 años sufren hambre y para 9,2 millones la situación es extremadamente grave.
El director de emergencias y resiliencia para la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, Rein Paulsen, afirmó que entre los factores que la impulsaron figuran las guerras, el impacto climático, el efecto de la pandemia y el conflicto entre Rusia y Ucrania, el cual afecta el comercio global de fertilizantes, trigo, maíz y aceite de girasol.