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La carrera electoral en EE.UU. ha estado marcada por protestas y la crisis sanitaria de la Covid-19.

La carrera electoral en EE.UU. ha estado marcada por protestas y la crisis sanitaria de la Covid-19. | Foto: EFE

Publicado 29 septiembre 2020



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El criterio aportado por entes observadores ha dado paso a la agresión mediática contra naciones soberanas.

Durante los procesos electorales, los observadores internacionales se han convertido en una especie de garantía para legitimar la transparencia en los comicios. Sin embargo, desde hace un tiempo el papel de estos entes se ha vuelto catalizador de cambios de política, mediante el desconocimiento de elecciones y como caldo de cultivo para golpes de Estado.

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Estados Unidos es una de las naciones que se empeña en la presencia de observadores foráneos en comicios, principalmente en aquellos que resultan de interés para su política exterior.

Tal fue el caso de las presidenciales ganadas por Evo Morales en octubre de 2019. Los resultados fueron desconocidos por Luis Almagro y la OEA, que catalizó una crisis política en Bolivia.

Ese hecho terminó en la renuncia del presidente legítimo y la instauración de un Gobierno de facto, que se ha perpetuado en el poder y ha trabajado en la inhabilitación de candidatos del partido Movimiento Al Socialismo.

 

No obstante, la legitimidad de estos observadores, en teoría entes imparciales, se fuerza en dependencia de los intereses de la Casa Blanca.

Legitimación y balanza electoral

De cara a las elecciones parlamentarias en Venezuela, a celebrarse el próximo 6 de diciembre, se evidencia cómo la legitimación de los entes internacionales puede ser a conveniencia frente a determinados procesos.

El presidente Nicolás Maduro pidió a la Organización de Naciones Unidas y la Unión Europea que participen en las elecciones parlamentarias de diciembre como “observadores internacionales“.

El líder venezolano precisa que, entre otras garantías, se encuentra la entrega para su revisión posterior de los cuadernos de votación y la utilización de tinta indeleble para marcar las boletas.

Sin embargo, el secretario de Estado de EE.UU., Mike Pompeo, ya adelantó que no reconocerá esos resultados. Además, llamó a los candidatos opositores al Gobierno de Venezuela a que no se presentaran, un hecho que constituye interferencia en los asuntos internos del país suramericano.

También, varios senadores estadounidenses dijeron por adelantado que no reconocerán los comicios, sin haberse celebrado y sin los observadores internacionales dar sus conclusiones.

Lo que no han detallado Pompeo o su Gobierno, es que en su país existen 12 estados que no permiten la verificación de observadores internacionales, entre ellos el decisivo de la Florida.

De hecho, la presencia de entes supervisores foráneos solo está explícitamente permitida en siete estados, aunque además de estos en la práctica pueden tenerlos otras regiones.

En las elecciones de mitad de mandato celebradas en 2018 en EE.UU., los observadores enfrentaron restricciones en sus tareas, de acuerdo con la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE). Añadieron que las reglas de votación en algunos estados crearon obstáculos para que los grupos minoritarios puedan ejercer su derecho al voto.

"La identificación de los votantes es un tema políticamente divisivo, y las reglas en algunos estados pueden presentar obstáculos, en particular para los votantes de bajos ingresos, las minorías raciales y lingüísticas y los indígenas estadounidenses", dijo la OSCE en un comunicado.

Además, la organización indicó que el financiamiento de la campaña electoral no fue lo suficientemente transparente, ya que las organizaciones no comerciales que se dedicaban a la recaudación de recursos no estaban obligadas a develar todos los datos de sus gestiones.

Para los venideros comicios del 3 noviembre en EE.UU., en un escenario político complejo, se reducirá el número de supervisores a causa de la Covid-19.

Al respecto, la portavoz de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), Katya Andrusz, dijo a AFP que “aunque planeábamos enviar una misión de observación electoral completa, las preocupaciones en materia de seguridad y las restricciones de viaje causadas por la Covid-19 plantean desafíos".

Se había determinado que era necesario enviar "100 observadores a largo plazo para seguir el proceso electoral en todo el país y 400 observadores de corto plazo para verificar el desarrollo del día de las elecciones".

No obstante, la misión para las elecciones en EE.UU. tendrá solo un equipo básico de 14 expertos y 30 observadores.


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