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Parte de la trascendescia internacional de la elección del presidente francés, es que el jefe de Estado francés no es una mera figura representativa o de arbitraje: de él y no del Gobierno, el cual puede incluso ser de otro partido, dependen las políticas de Exteriores y Defensa.

Parte de la trascendescia internacional de la elección del presidente francés, es que el jefe de Estado francés no es una mera figura representativa o de arbitraje: de él y no del Gobierno, el cual puede incluso ser de otro partido, dependen las políticas de Exteriores y Defensa. | Foto: EFE

Publicado 6 abril 2022



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Se repetiría el escenario electoral del balotaje de 2017, aunque con menos ventaja para el actual presidente francés.

Los franceses eligen este domingo si optan por la continuidad, representada en el actual presidente, Emmanuel Macron, o asumen una nueva propuesta entre 11 candidatos más, aunque solo cuatro de ellos, incluyendo el propio Macron, tienen posibilidades reales de llegar al Palacio del Elíseo, según muestran los sondeos.

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Parte de la trascendescia internacional de la elección del presidente francés, es que el jefe de Estado no es una mera figura representativa o de arbitraje: de él y no del Gobierno, el cual puede incluso ser de otro partido, dependen las políticas de Exteriores y Defensa y Francia es potencia nuclear en medio de un conflicto militar en el este de Europa.

Emmanuel Macron, el actual presidente, ha tenido que desarrollar una campaña electoral en medio del conflicto ruso-ucraniano, en el cual ha tratado de evidenciar su postura como mediador internacional, pero también emerge como una figura desgastada tras dos años de pandemia de Covid-19, intensas movilizaciones sociales lideradas por los llamados Chalecos Amarillos e inestabilidad social.

Según las encuestas de Ipsos Francia, Macron alcanzaría el 27 por ciento de los votos, frente a un 23,5 por ciento que tendría su más cercana competidora, Marine Le Pen, la candidata de la ultraderecha que repite en estas elecciones con su programa, heredero del Frente Nacional, fundado por su padre, hace más de 20 años.

No obstante, Le Pen, ha cambiado el nombre al original Frente Nacional, ahora es la Agrupación (Rassamblement) Nacional, ha abandonado posiciones antisemitas y revisionistas de su padre, y ya no se plantea sacar a Francia de la Unión Europea ni del euro.

Sin embargo, mantiene su política dura contra la inseguridad y la inmigración, pero lo expresa de manera más matizada. 

Esa estrategia de moderación de Le Pen ha sido ayudada por la extrema derecha que representa Éric Zemmour, quien se presenta por primera vez a una elección y lo hace con un discurso a la derecha de Marine Le Pen y con el cual pude llegar a tener el 8 por ciento de los votos.

Zemmur acredita la teoría conspirativa de la Gran Sustitución (Le Grand Remplacement), según la cual Francia y Europa estaría siendo sustituida por una invasión islámica que acabará con la cultura cristiana. 

Un 17 por ciento de los votos alcanzaría Jean-Luc Mélenchon, uno de los candidatos de la izquierda y quien aspira a entrar en el balotaje previsto para el 24 de abril, aunque para ello tendría que superar a los candidatos de la derecha en su conjunto, algo, hasta ahora poco probable, según los sondeos.

Hace cinco años, Marine Le Pen no llegó al Elíseo, cuando alcanzó un 34 por ciento, frente al 66 por ciento de Macron, en la segunda vuelta.

Ahora los sondeos sitúan márgenes cada vez más estrechos con una subida notable de la abstención, por encima del 30 por ciento, que en unas presidenciales sería una desafección histórica. 

Si ningún candidato obtiene la mayoría absoluta de los votos emitidos en la primera vuelta, se llevará a cabo una segunda vuelta entre los dos candidatos más votados, después de dos semanas.


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