¿Pudo ser error el derribo de Airbus iraní por EE.UU. en 1988?

Uno de los mayores desastres en la historia de la aviación mundial ocurrió hace exactamente 30 años, el 3 de julio de 1988, sobre el golfo Pérsico. El crucero USS Vincennes de la Marina de EEUU derribó el avión de pasajeros iraní Airbus A300B2 con misiles antiaéreos.

Murieron todos los ocupantes del aparato: 290 personas, incluidos 66 niños y 16 miembros de la tripulación.

El avión de la aerolínea Iran Air estaba cubriendo una ruta estándar dentro del corredor aéreo internacional: Teherán-Dubái.

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Dos misiles antiaéreos del crucero Vincennes alcanzaron el Airbus a una altitud de 4.000 metros, rompiendo el avión por la mitad.

Según las explicaciones del Gobierno de EEUU, la tripulación del barco confundió el Airbus con un avión de combate F-14 Tomcat de la Fuerza Aérea iraní.

Los marineros adujeron que la aeronave no respondió a las repetidas demandas de cambiar de rumbo. El detalle es que trataron de contactar a un avión civil usando una frecuencia de radio militar.

¿Pudo haber sido un error?

Yuri Liamin, experto militar entrevistado por Sputnik, explicó que Irán y Estados Unidos (EE.UU.) estaban al borde de una guerra en aquel momento. EE.UU. atacaba repetidamente los barcos iraníes y hundió varios. Además destruyó una plataforma petrolífera iraní y dañó una fragata.

Para Liamin, el derribo del avión civil fue un acto deliberado. En aquel momento, Irán estaba en guerra con Irak desde hacía ocho años y las pérdidas humanas llegaban a los cientos de miles en ambos lados. El crucero Vincennes formaba parte de un grupo de barcos estadounidenses que protegían los convoyes iraquíes. Un conjunto de indicios señalan que no pudo ser un error.

Según los expertos, un operador de radar experimentado determina fácilmente qué tipo de avión está observando. “Un militar experimentado define inmediatamente el tipo de objeto, su altura y velocidad sin duda alguna", declaró a Sputnik el experto militar Mijaíl Jodarénok.

En áreas con movimiento activo de aeronaves civiles, los operadores de misiles antiaéreos no disparan contra los intrusos basándose únicamente en los datos que les da el radar. Primero, mandan un caza para hacer contacto visual y entender qué intenciones tiene el aparato. Nada de esto se hizo.

Aunque más tarde pagó una indemnización de 62 millones de dólares, el Gobierno estadounidense nunca reconoció su culpa por las muertes y ninguno de los marineros fue responsabilizado por el derribo. Todo lo contrario: la tripulación del crucero fue galardonada por el cumplimiento correcto y preciso de una misión de combate.

La Casa Blanca expresó sus condolencias en relación con el desastre, pero el entonces presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, calificó el asesinato de casi 300 personas como "acciones defensivas necesarias".

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