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Debido a la complicidad de varias potencias, todavía hoy el Sahara occidental no ha realizado la consulta de autodeterminación.

Debido a la complicidad de varias potencias, todavía hoy el Sahara occidental no ha realizado la consulta de autodeterminación. | Foto: EFE

Publicado 13 noviembre 2020



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La responsabilidad de potencias coloniales y neocoloniales está en el origen de la situación del pueblo saharaui.

El Ejército de Marruecos invadió este viernes una zona de la República Árabe Saharaui Democrática cerca de la frontera con Mauritania y, en respuesta, el Frente Polisario le declaró la guerra por la recuperación de su territorio en el Sahara occidental. Este es el más reciente episodio del conflicto histórico entre el pueblo saharaui y Rabat, extendido por varias décadas ya.

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Con la conferencia de Berlín, de 1885, las potencias europeas aprobaron la repartición del continente africano, sobre la base de fronteras artificiales. Dichas fronteras no coincidían con los espacios de desarrollo de los pueblos originarios del continente, acostumbrados en la parte norte a desplazamientos nómadas por todo el desierto del Sahara.

Al reino de España, para entonces imperio en decadencia, le correspondió una amplia región de 266.000 kilómetros cuadrados en la costa africana frente a las islas Canarias. Esta zona tenía más del doble de extensión que Cuba y Puerto Rico juntos, últimas colonias hispanas en América, y apenas un poco menos extensa que Filipinas, la otra colonia española, en Asia.

Con posterioridad se produjeron sucesivas reformas administrativas y ajustes de fronteras con el reino de Marruecos, al norte y con colonias de otras potencias europeas, como Francia. Tras el fin de la Guerra Civil española (1936-1939) y la instauración del franquismo, el Sahara occidental fue convertido en provincia española en 1958, estatus que mantuvo hasta el abandono del territorio por Madrid.

 

El abandono español y la complicidad francoestadounidense

Todavía bajo dominio español, en mayo de 1973 se fundó el Frente Polisario, organización popular para luchar por la independencia del pueblo saharaui. En 1975 el Estado español, a instancias de la Corte Internacional de Justicia (CIJ), la cual había reconocido vínculos históricos entre los habitantes del Sahara y Marruecos se comprometió a respetar el también reconocido por la CIJ derecho a la autodeterminación de los saharauis con la organización de un referéndum, lo cual no cumplió.

Ese mismo año y al sacar provecho de la inestabilidad política de España (el régimen franquista agonizaba) el reino de Marruecos llevó a cabo la “Marcha Verde”: una agresión armada la cual incluyó bombardeos con napalm y fósforo blanco, para expulsar a la población del Sahara occidental. Como resultado, los colonos marroquíes ocuparon de manera ilegal ese territorio.

Seis días antes de la muerte del dictador Francisco Franco, España, capitaneada por el entonces príncipe y futuro rey, Juan Carlos de Borbón (hoy huido en Emiratos Árabes Unidos) se retiró. Asimismo, cedió la administración de dos terceras partes del territorio a Marruecos y una tercera parte a Mauritania mediante los llamados Acuerdos Tripartitos de Madrid.

La clave, en este punto, es que España cedió la administración, no la soberanía, por lo cual a la luz del derecho internacional continúa siendo al día de hoy la potencia ocupante.

Al día siguiente de que el último soldado español abandonara el Sahara occidental (26 de febrero de 1976), el Frente Polisario declaró la República Árabe Saharaui Democrática. De esta manera entró en guerra con Marruecos y Mauritania, quienes se habían repartido el país con la anuencia de Francia y Estados Unidos, a razón de dos tercios para Rabat y el resto para Nuakchot.

La ocupación marroquí y la resistencia saharaui

En 1978 el Gobierno de Mauritania firmó la paz con el Frente Polisario y renunció a su zona saharaui, la cual fue ocupada de inmediato por el Ejército marroquí. Ello motivó la respuesta argelina en la frontera este, país que facilitó la instalación permanente de la población refugiada saharaui en campos al sur de Tinduf, donde permanecen hasta el día de hoy.

Entre 1980 y 1987 Marruecos levantó el llamado "Muro de la Vergüenza", con solo cinco pasillos de entrada y salida a lo largo de unos 2.720 kilómetros, el cual vigila con más de 100.000 soldados (la mitad de su Ejército). El Muro está flanqueado, según estimaciones de la ONU, por unos cinco millones de minas antipersonales con el visto bueno de Estados Unidos y Francia.

Con el proceso de colonización se calcula que al menos 200.000 marroquíes se han instalado en el Sahara Occidental, con el propósito de inclinar la balanza demográfica a favor de Rabat.

Los enfrentamientos armados entre el frente Polisario (quienes recibieron el apoyo de países como Cuba) y las fuerzas de la ocupación marroquíes llegaron hasta un punto muerto en el que no pudo ser aplastada la resistencia.

Ello provocó que el 29 de abril de 1991, el Consejo de Seguridad de la ONU en su resolución 690, estableciera la misión para el referéndum (MINURSO, Misión de Naciones Unidas para el Referéndum en el Sahara Occidental), la cual se desplegó en el territorio ese mismo año. Su objetivo fue, además de preparar la consulta, supervisar el alto el fuego.

No obstante, el plan de paz entró en un callejón sin salida porque Marruecos, con la anuencia francoestadounidense, ha imposibilitado un censo justo para la consulta de autodeterminación. Asimismo, continuó el bloqueo a la población saharaui con el reforzamiento del muro levantado en medio del desierto.

Por otra parte, Marruecos mantiene la explotación de los recursos naturales del país y se ha negado a adelantar la solución del conflicto por la vía diplomática.

España, potencia ocupante según el derecho internacional, sigue desentendida del asunto. A la vez señala no reconocer a la República Árabe Saharaui Democrática. 


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