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El colectivo protesta contra la política fiscal y social del Gobierno de Emmanuel Macron desde hace cinco meses.

El colectivo protesta contra la política fiscal y social del Gobierno de Emmanuel Macron desde hace cinco meses. | Foto: Reuters

Publicado 17 abril 2019



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Los chalecos amarillos sostienen que la oligarquía francesa tiene dinero para restaurar Notre Dame, pero no muestra la misma disposición para temas como impuestos fiscales y pobreza.

Frente a la afluencia de donaciones para la reconstrucción de la catedral de Notre Dame, devastada por un incendio el 15 de abril, se han alzado voces que denuncian una generosidad selectiva, en un país que desde hace meses es sacudido por la crisis de los chalecos amarillos.

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"Si son capaces de dar decenas de millones para reconstruir Notre Dame, que dejen de decirnos que no hay dinero para satisfacer la emergencia social", denunció Philippe Martinez, secretario general de la Confederación General del Trabajo, uno de los principales sindicatos franceses.

Grandes firmas francesas se han solidarizado para financiar la renovación de Notre Dame, cuyo techo y aguja se derrumbaron. Hasta ahora se han reunido más de 800 millones de euros en donaciones.

Entre las donaciones anunciadas por grandes fortunas francesas, destacó la de la familia de Bernard Arnault, propietario del grupo de productos de lujo LVMH, que prometió 200 millones de euros. Así también, la familia Bettencourt, heredera de L'Oréal, anunció una donación de 200 millones de euros, cien a través de la compañía y cien a través de su fundación. Por su parte la familia de François Pinault, propietario del grupo Kering, que comercializa marcas como Gucci o Yves Saint Laurent, anunció 100 millones de euros a través de su compañía de inversiones Artemis.

Ingrid Levavasseur, una de las figuras de los chalecos amarillos, el colectivo que protesta contra la política fiscal y social del Gobierno de Emmanuel Macron desde hace cinco meses, denunció "la inercia de los grandes grupos frente a la miseria social, al tiempo que demostraron su capacidad de movilizar en una sola noche una suma increíble para Notre Dame".

Los chalecos amarillos se manifiestan desde hace meses, inicialmente en contra de una subida del precio de la gasolina, pero ahora tienen más demandas. El día que se declaró el incendio en Notre Dame, Macron tenía previsto hacer una serie de anuncios para responder a esta crisis. Pero este discurso fue aplazado indefinidamente.

"Que la oligarquía contribuya para Notre Dame está bien. Pero sería mejor que sean ejemplares a nivel fiscal", estimó en Twitter, Benjamin Cauchy, otro miembro de este movimiento social de protesta.

Una ley de 2003 prevé que las empresas que invierten en cultura pueden deducir de sus impuestos el 60 por ciento de sus gastos a favor del mecenazgo. Por su parte, el primer ministro, Edouard Philippe, anunció este miércoles que los particulares podrán deducir de sus impuestos el 75 por ciento de sus donaciones a favor de la reconstrucción de la catedral parisina.

Frente a esta situación, François-Henri Pinault, dueño del grupo de inversiones Kering y esposo de la actriz mexicana Salma Hayek, anunció que renunciará a esta deducción fiscal. Varias voces señalan también que la generosidad por Notre Dame llega en un momento en que hay una caída de donaciones a favor de las asociaciones que luchan contra la pobreza.

Tras el incendio que devastó una parte significativa de la famosa catedral, Macron aseguró que la reconstruiría en cinco años. Enseguida, diversas organizaciones privadas y personas naturales se sumaron para por la causa. Entre ellas, compañías como Apple han prometido abultadas donaciones para la restauración.


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