Al menos 200.000 ciudadanos franceses firmaron la petición a través de la página web change.org para impedir que la esposa del presidente de Francia, Emmanuel Macron, obtenga el estatus oficial de primera dama.
More than 230,000 have signed a petition against the designation of first lady for Brigitte Macron in France: https://t.co/YdmLUd4U7b
— Change.org (@Change) 7 de agosto de 2017
Macron prometió durante su campaña electoral crear un cargo de primera dama de Francia oficial. La esposa del presidente carece de cualquier estatus oficial; sin embargo, el Elíseo cubre todos sus gastos.
Asimismo, en sus alocuciones el mandatario francés planteó que la primera dama no dispondría de un salario, pero sí tendría su propia oficina, asistentes y presupuesto.
Thierry Paul Valette, un actor francés, fue el promotor de esta iniciativa y el que lanzó la petición en la página web change.org.
"No hay razón para que la esposa del jefe de Estado obtenga presupuesto con fondos públicos. Brigitte Macron cuenta actualmente con un equipo de dos o tres empleados, además de dos secretarios y dos guardias de seguridad. Es suficiente. Si se decide esta cuestión, debe hacerse en un referéndum", dijo el artista.
@TPV75000 suite à l'annonce des 200 000 signatures la demande va être envoyer à l'Elysée... pic.twitter.com/dReRR2hcF7
— Hilaci ben (@FuckSysteme) 7 de agosto de 2017
Según un sondeo publicado por el semanario Le Journal du Dimanche, el índice de popularidad del presidente francés Emmanuel Macron cayó fuertemente en julio, con un 54 por ciento de personas satisfechas con su labor, 10 puntos menos que en junio.
Datos más recientes indican que solo el 36 por ciento de franceses están satisfechos con el líder, lo que es un 7 por ciento menos que el mes pasado.
Los tres primeros meses de Macron en el poder no estuvieron exentos de problemas, a pesar de su mediático estreno en la escena internacional y de la amplia mayoría parlamentaria que logró en las legislativas.
En comparación, sus predecesores François Hollande y Nicolas Sarkozy al ocupar su cargo tenían un 56 por ciento y el 66 por ciento de apoyo, respectivamente, resalta el periódico The Guardian.